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Aeropuerto de Santiago: crecer en capacidad en la era de la tecnología
Mié, 13/08/2014 - 12:32

Gustavo Murad

Aeropuerto de Santiago: crecer en capacidad en la era de la tecnología
Gustavo Murad

Gustavo Murad es jefe de Ventas para Aerolíneas en Amadeus.

Los aeropuertos, qué duda cabe, son fundamentales para la promoción del desarrollo turístico de un país. Todos estamos al tanto de los problemas de capacidad que vive actualmente el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, que se ha convertido en un importante centro de conexiones de vuelos entre América del Sur y Oceanía, América del Norte y Europa. Es el hub o centro de conexión principal de Lan Airlines, Sky Airline, PAL Airlines y Aerocardal. Con 823 mil metros cuadrados, el aeropuerto de Santiago de Chile transportó al cierre del año pasado 12,2 millones de pasajeros, 17,4% más que en 2010, superando todas las expectativas de demanda, según datos del ministerio de Obras Públicas de Chile.

Los estudios recientes encargados por Amadeus indican que en la segunda mitad de esta década vamos a tener fenómenos sociales y demográficos entre los que podemos mencionar una población de "mejor edad", mucho más numerosa, más activa, disponible y con dinero para viajar por el mundo. Y es precisamente a esta realidad a la que apunta la actual licitación para crear en Chile un aeropuerto más grande y con mayores capacidades.

Se busca un aeropuerto grande, pero con un esquema muy simple, inspirado en el flujo de la gente y que en su cuerpo central albergue accesos, counters, aduana y demás dependencias. En suma, un “artefacto” que, como una ciudad, deberá estar operativo las 24 horas del día. El aeropuerto de Santiago tendrá una superficie total de 305 mil metros cuadrados, podrá mover hasta 30 millones de pasajeros al año y demandará una inversión total superior a los US$660 millones, esperándose su puesta en servicio, en una primera etapa, para junio de 2018.

Cabe considerar que no sólo basta con mayor capacidad, ya que los aeropuertos tienen que formar parte de una experiencia agradable, amigable con los viajeros. Serán verdaderas mini ciudades, donde una sociedad propia deberá girar alrededor del tema "viaje".

¿Y qué tiene esto que ver con nuestro tema? ¡Todo! La tecnología tiene un papel fundamental en esta nueva cara del Aeropuerto del Futuro.

Es parecido cuando compramos un teléfono inteligente con pantalla gráfica impecable, de diseño moderno, pero sin las aplicaciones que aportan valor para el usuario; igualmente los aeropuertos suntuosos, espaciosos, con un diseño audaz y todo lo demás, no tienen ningún valor si no traen realmente una experiencia única para el usuario, el que puede ser un ejecutivo que viaja el 80% del tiempo o una abuela que viaja en avión por primera vez para conocer a su nieto y no tiene la mínima idea de los procedimientos al entrar en un aeropuerto.

La tecnología bien aplicada será el vector de esta experiencia tan soñada por el usuario del futuro. Lo que se observa hoy son innovaciones interesantes en los diversos “puntos de contacto”, que son momentos en los cuales los usuarios son sometidos a algún control, verificación o acción  (acceso a la terminal correcta, check-in, inmigración, seguridad, compras, embarque, etc.); sin embargo, falta algo: la interoperabilidad entre los proveedores de tales servicios. No se comparten informaciones en el nivel que deberíamos tener, entre aeropuertos, aerolíneas, servicios aeroportuarios, órganos de seguridad, control del espacio aéreo, etc.

Por ejemplo: ¿por qué los sensores de localización no pueden avisar a los agentes de una aerolínea que el vuelo de determinado pasajero ya se encuentra en el terminal X del aeropuerto? ¿Por qué los mensajes push (teléfono Smartphone) no pueden ser enviados inmediatamente si el número de puerta o de terminal cambia? ¿Por qué no se pueden enviar mensajes inmediatos para avisar sobre la pérdida de un equipaje, en lugar de dejar al viajero esperando por sus maletas que nunca llegarán? ¿Y qué tal permitir que el freeshop envíe promociones personalizadas para los pasajeros frecuentes con ofertas basadas en el gusto y preferencias ya conocidas, de ese cliente? ¿O configurar el sistema de pasajeros para ofrecer automáticamente un voucher para el servicio de spa del aeropuerto, porque su vuelo se atrasó, fue cancelado, o porque en su último viaje realizado tres meses atrás fue registrado que su equipaje fue extraviado?

Todo esto por no hablar de las innovaciones de carácter más operacional, tales como algoritmos avanzados para la asignación de recursos como, puertas de embarque, fingers, e incluso mejoras logísticas, pista de aterrizaje/despegue que pueden evitar el enorme costo de construcción de nuevas pistas.

Resumiendo, en este momento, los agentes de la industria de aviación en todo el mundo están trabajando en este escenario de un futuro próximo; los viajeros optarán por rutas donde tendrán la mejor experiencia en tierra; las aerolíneas pasarán sus vuelos para aeropuertos  más agradables, eficientes, confortables; consecuentemente, minoristas de todos los tipos también van a querer estar allí, y pagar una “tarifa premio” por eso; el resto de la historia queda por cuenta de su imaginación. Y entonces, ¿quién dará el primer paso, antes que otro lo haga?

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