Pasar al contenido principal

ES / EN

Andrés Manuel López Obrador, el bombero piromaniaco
Mié, 06/07/2016 - 10:27

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Hace poco me preguntaba qué ganaba Andrés Manuel López Obrador en su alianza con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). A lo mejor ganaba algunos votantes en estados donde la CNTE tenía presencia: Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Guerrero y la Ciudad de México. Pero ahí ya está fuerte López Obrador. A lo mejor obtenía un ejército de operadores políticos que le ayudarían a cuidar las casillas en 2018. A lo mejor lo hacía para ponerles un cohete a dos posibles candidatos presidenciales del PRI, el secretario de Educación, Aurelio Nuño, y el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio. Ahora veo algo cada vez más evidente: a AMLO le conviene generar un ambiente político adverso rumbo a las elecciones de 2018.

Este miércoles, gracias a los aliados de López Obrador, es decir, los maestros de la CNTE, se vivió una jornada de caos en la Ciudad de México. Hoy, al parecer, tendremos otra. A esto hay que sumar los bloqueos carreteros y manifestaciones multitudinarias en Oaxaca, Guerrero y Chiapas que tienen a esos estados en jaque. En otros lugares de la República también ha habido protestas. En consecuencia, los noticieros se han llenado de reportes que llegan desde varias partes del país dando cuenta del caos cotidiano. Esto beneficia a López Obrador porque mucha gente, enojada, se pregunta, ¿dónde está el gobierno para imponer el orden público? ¿Dónde está el piloto para salir de la zona de turbulencia?

La sensación de desgobierno aumenta día con día. Tan sólo hay que ver las redes sociales para ver el creciente enojo ciudadano. Y esto, me parece, va irse agudizando rumbo al 2018. Serán dos años muy largos: protestas, manifestaciones, bloqueos, en fin pequeños incendios que van a ir generando los maestros de la CNTE. Tienen todos los recursos para hacerlo: gente, dinero, organización, camiones, etcétera.

En las plazas públicas se presentará López Obrador como el único bombero capaz de apagar estos fuegos. No sé quién acuñó el concepto de “bombero piromaniaco”, pero es lo que estamos presenciando. Se trata de los políticos que tienen la capacidad de incendiar la pradera para luego apagarla. Movilizan grupos sociales, que ellos controlan, a fin de desestabilizar el orden creando un ambiente de mucha tensión donde la ciudadanía se enoja y demanda que el gobierno haga algo para restituir el orden. Pero el gobierno no puede hacerlo porque el único capaz de resolver el embrollo es el que lo comenzó. A la postre, esta persona aparece como salvador de la patria. Y es cierto porque es el único que puede desmovilizar a sus huestes: el bombero capaz de apagar el fuego que él generó.

AMLO, junto con la CNTE, están creando ese ambiente de desorden que les conviene a ambos. Mientras tanto, el gobierno anda perdido. El presidente Peña no demuestra ningún tipo de liderazgo: se la pasa inaugurando convenciones y entregando diplomas como si no pasara nada. El secretario de Gobernación abre mesas de diálogo donde no se negocia nada; luego dice que el tiempo se agotó, pero no hace nada. Al secretario de Educación ya lo sacaron de la jugada. La sensación que queda es que efectivamente tenemos cada vez más desgobierno en México.

En este sentido, López Obrador va ganando la partida gracias a su alianza con la CNTE. Y va a seguir apretando conforme se acerque el 2018. Quiere que el electorado se enoje más. Quiere que las tasas de aprobación del presidente Peña lleguen a un sólo dígito. Quiere quemar a posibles candidatos presidenciales como Osorio, Nuño, Aureoles, El Bronco y Mancera. Quiere arrebatarle la bandera del orden público al PRI.

En fin, que son muchas las ganancias para el candidato presidencial de Morena en su alianza con los maestros radicales de la CNTE. Pero, ojo, esta asociación también conlleva costos importantes. Por ejemplo, hace evidente que López Obrador es un bombero piromaniaco dispuesto a incendiar regiones del país para sublimar sus ambiciones políticas. Supongo que mucha gente, al emitir su voto en las urnas, se preguntará si de verdad quiere tener a un tipo así como Presidente de la República.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.

Países
Autores