De acuerdo a Ashley Madison, más de 33 millones de personas han sido seducidas por su slogan “La vida es corta. Vive un affair”. Con esos números, no hay duda que su última brecha de seguridad ha causado una serie de consecuencias.

Primero que todo, la filtración de datos es profundamente personal. E incluye, supuestamente, no sólo nombres y direcciones, sino que también perfiles personales, fetiches sexuales, historial de citas, correspondencia por correo electrónico, datos de GPS, entre otro tipo de información. Segundo, motiva un debate dentro las complejas y oscuras aguas de las relaciones y la fidelidad, un tema sensible que incita fuertes opiniones y juicios.

En tanto, el tercer aspecto rescatable de este caso es que parece estar motivado por la moralidad, más que por una ganancia financiera. Todas las señales dentro de esta brecha en Ashley Madison apuntan a un trabajo desde dentro de la plataforma, posiblemente de parte de empleados o ex empleados descontentos.

Al parecer, los hackers estaban en conocimiento de un tipo de información que solamente habría estado disponible para gente dentro de la empresa. De esta manera, da la impresión de que hubieran atacado esta plataforma en un intento de avergonzar a la compañía entregando sus procesos, incluyendo también cuentas que habían sido borradas y revelando los ratios reales de hombres y mujeres en el sitio.

Este ataque puede ser llamado, por tanto, hacktivismo, pero los resultados de esta vulnerabilidad pueden ser, en realidad, mucho más siniestros que un grupo de hackers tratando de arruinar a Ashley Madison y a sus dueños, Avid Media, por sus prácticas laborales.

Inevitablemente, hay nombres expuestos. En este minuto, la base de datos filtrada está disponible simplemente con usar un buscador común de internet. Al momento en que fue escrita esta columna, al menos han ocurrido dos suicidios ligados directamente con esta brecha de seguridad, mientras que -probablemente- cientos de miles de usuarios se han visto enfrentados a problemas maritales o algo peor. Millones de usuarios están esperando nerviosamente a ser expuestos. El costo social de esta brecha es, en realidad, inmenso.

La naturaleza de la información filtrada por esta vulnerabilidad es en el fondo sumamente personal, y puede llevar a una pérdida de confianza en las plataformas en línea y un aumentos de sospecha ante los sitios comerciales.

De cierta manera, este acto de hacktivismo se siente más como un acto de terrorismo. Al igual que las estrictas medidas de seguridad en los aeropuertos (una inconveniencia inevitable), el resultado de esta brecha podría significar una pérdida de tiempo y un significativo aumento en los procesos de autentificación dentro de internet, más que un cambio positivo para la web.