El 13 de marzo de 2012 la primera ministra de Australia designó a un nuevo ministro de Relaciones Exteriores. Su nombre es Bob Carr.

El senador Carr es probablemente mejor conocido en Australia como la persona que ha ocupado por más tiempo de manera ininterrumpida el cargo de premier (equivalente en México al cargo de gobernador) de New South Wales (el estado más populoso de Australia), el cual ocupó durante diez años, de 1995 a 2005 (cabe mencionar que, a diferencia de México, en Australia los titulares de los gobiernos estatales pueden ser reelegidos indefinidamente). El senador Carr fue elegido premier de New South Wales en tres ocasiones consecutivas, un hecho que hizo historia, antes de retirarse del ámbito político estatal en 2005.

Durante los diez años que se desempeñó como gobernador, el gobierno estatal, bajo su liderazgo, fijó nuevos récords de inversión en infraestructura, se convirtió en el primer gobierno en la historia del estado de New South Wales en eliminar la deuda, en el año 2000 fungió como anfitrión de uno de los mejores Juegos Olímpicos, se crearon 350 nuevos parques nacionales, se frenó el corte de vegetación nativa y se alcanzaron los niveles más altos de rendimiento académico escolar en Australia. La revista Forbes llamó a Bob Carr un “vencedor de dragones” por el hito que representaron las reformas a las leyes en materia de responsabilidad civil impulsadas por él.

Posterior a su gestión como titular del gobierno del estado de New South Wales, el senador Carr permaneció en la esfera pública como un activo e influyente comentarista, columnista y escritor en Australia. Al menos hasta que el cargo de ministro de Relaciones Exteriores de Australia quedó vacante a finales de febrero de 2012 y la primera ministra Julia Gillard le ofreció al senador Carr el importante y vital cargo en el gabinete. El senador Carr aceptó la invitación, tomó posesión de una curul en el senado de Australia para cubrir una vacante imprevista, y hoy en día está siguiendo la tradición australiana de larga data de una diplomacia activa y constructiva alrededor del mundo.

Cabe la pregunta, ¿qué podemos esperar en materia de la política exterior de Australia bajo el liderazgo del senador Carr? Su primer discurso ante el Parlamento de Australia el mes pasado nos brinda indicios diversos: “Soy partidario de la noción de que Australia es una creativa potencia mediana y una potencia mediana activista que defiende sus intereses -lo cual, después de todo, es la esencia de la política exterior- y a la vez se ciñe a un modelo autoimpuesto de buena ciudadanía”.

Además, no es sorpresa alguna que el senador Carr, un político que en el año 2003 instrumentó en New South Wales el primer régimen de comercio de derechos de emisiones de carbono del mundo mientras él era premier de dicho estado, haya reiterado el sólido compromiso de Australia de adoptar medidas en relación con el cambio climático. Él ha enunciado que le corresponde a Australia ayudar a proteger a sus países vecinos, las vulnerables islas del Pacífico, del alza de los niveles del mar, así como presentar audaces ideas australianas en el entorno global.

Es así que, bajo el liderazgo del 41 canciller de Australia, el senador Bob Carr, podemos vislumbrar una continuidad de la diplomacia activa y constructiva de Australia en el ámbito internacional, colaborando con México y otros países que comparten nuestros valores para resolver algunos de los retos globales más apremiantes de nuestra era.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.