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Bioeconomía, una herramienta poderosa para evolucionar y revolucionar
Mié, 04/03/2015 - 10:06

Guillermo León Montoya

Guillermo León Montoya
Guillermo León Montoya

Guillermo León Montoya es director del programa de Química Farmacéutica de la Universidad Icesi (Colombia). Posee un Ph. D/Doctorado en Ciencias Químicas de la Universidad de Antioquia.

¿Alguna vez imaginaste una revolución donde la moderna industria química, la producción de energías limpias y la solución a graves problemas de seguridad alimentaria del planeta tuvieran solución en Colombia?

Esta realidad está saliendo a flote al ver que varios países que siempre se caracterizaron por su gran proyección, planificación, y principalmente, por una gran aberración a la improvisación, están posando intenciones en Colombia no sólo por su ubicación estratégica en el continente, sino además porque las latitudes, periodos de luz, pisos térmicos, exuberante naturaleza, excepcional biodiversidad, y principalmente, por su absoluta y completa vocación agrícola, permite explorar lo que se denomina "la nueva economía" o "bioeconomía".

Esta nueva forma de ver el crecimiento económico, pretende corregir graves errores ambientales que fueron consecuencia de la revolución industrial desmesurada y que tienen a nuestro planeta literalmente nadando en derivados del petróleo para múltiples aplicaciones como los plásticos, desde los usados para empacar bebidas y alimentos hasta los empleados para fabricar sillas, tapas de lapiceros, canastas, partes de vehículos, pesticidas, pinturas, detergentes, disolventes, llantas y muchos otros productos que no se degradarán en cientos o quizás miles de años.

Estos derivados del petróleo que el mundo científico reconoce como un problema grave de contaminación ambiental, tienen otro pequeño inconveniente y es que su fuente proveedora en el planeta es finita, lo que llevará obligatoriamente al completo desabastecimiento en unos decenios. Este panorama poco llega a ser tenido en cuenta por nuestros gobiernos que generalmente hacen poca o nula proyección para garantizar la sostenibilidad de nuestra economía, y al mismo tiempo, pensar en nuestro más grande e invaluable bien, nuestro medio ambiente.

Es allí donde incluso nuestro malogrado planeta nos extiende la mano brindándonos la mejor alternativa con la cual garantizaremos seguridad alimentaria, nos proveeremos de energías limpias y produciremos nuestros principales y más ampliamente usados productos químicos. Sí, amigo lector, no creo que la respuesta sea muy difícil de encontrar: son las plantas.

Estos increíbles organismos, a quienes debemos la vida, son producidos y cosechados de manera más eficiente, no nos hace daño depender de estos, y sólo debemos hacer un mejor uso. Imagínate los materiales descritos anteriormente y otros bienes de consumo masivo producidos con materiales reciclables y biodegradables que pudieran ser reincorporados en los procesos biológicos, formando lo que se denomina una economía circular de productos que pueden sustituirse en un ciclo sostenible. Este principio de armonía con el medio ambiente y el aprovechamiento de biomasa que se descarta de procesos agroindustriales brindan una enorme posibilidad de subproductos que se convierten en materias primas para nuevos procesos.

Para referirnos a las grandes oportunidades en el ámbito nacional, podríamos describir algunos productos agrícolas de mayor producción en Colombia como el banano, caña de azúcar, arroz, palma africana, caucho, café, cacao, papa, maíz y sorgo. Estos cultivos, según cifras del ministerio de Agricultura de Colombia en el informe de rendición pública de cuentas 2013-2014, del entonces ministro Rubén Darío Lizarralde, alcanzaron cifras de producción de más de 26 millones de toneladas. Esta cifra que a vuelo de pájaro parece alta, es evidentemente inferior a las posibles toneladas de residuos generados para su producción.

El ejemplo tangible es manifestado con la industria de la caña de azúcar (de hecho el producto agrícola más evolucionado en concepto de bioeconomía), donde anualmente se están produciendo alrededor de 22 millones de toneladas de caña de la cual se obtiene una producción de solo 2,2 millones de toneladas de azúcar. Estas cifras evidencian que más de 17 millones de toneladas son residuos que sólo en parte están siendo aprovechados para industria del papel, alcohol carburante y energía. Si hacemos este ejercicio con el resto de productos agrícolas, la cifra de residuos resulta exorbitante en relación a la de producción.

Los ejemplos de empresas que se atreven a ingresar a esta nueva tendencia antes eran escasos, sin embargo, ahora comienzan a ser más frecuentes. Green biologics, Beta-Renewables, Avantium, NexSteppe, Genomatica, Biocycle, e incluso empresas nacionales como Sucroal, son una prueba del crecimiento empresarial y de la fantástica posibilidad para dejar nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Amigo empresario y emprendedor: si considera buenos sus proyectos, podrá darse cuenta que esta oportunidad para Colombia ha estado presente siglos atrás, así que no espere más y comience a darle una oportunidad a este concepto. ¡Únete a la bioeconomía!

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