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Burka: más que una prenda
Mié, 17/08/2016 - 08:56

Bernd Riegert

Grecia: la continuación de la tragedia
Bernd Riegert

Bernd Riegert es periodista de Deutsche Welle.

Tres comunidades en Francia prohibieron el uso del burkini, el traje de baño de cuerpo completo compatible con la ley islámica sharía, en las playas públicas. Esta es una medida dura, pero no es injusta. Según los argumentos de los alcaldes, los símbolos de un islam fundamentalista extremo deben desaparecer de la vida cotidiana en la Francia azotada por el terrorismo. Un tribual les dio razón.

En principio, cada quien puede ir a nadar como quiera, ya sea envuelto en tela o completamente desnudo, siempre y cuando no moleste o incomode a nadie de forma exagerada. La libertad de culto, en cuyo nombre se usa el burkini, tiene límites. Ni en Francia ni en Alemania es un derecho fundamental absoluto. La libertad religiosa termina ahí donde se coartan los derechos de los demás. Esto no solo vale para el burkini, sino también para el velo integral burka o el pañuelo de cabeza hiyab. Estos velos musulmanes supuestamente sirven como protección contra hombres sexualmente agresivos, que de otra manera acosarían a las mujeres descubiertas. Representan una imagen masculina medieval completamente absurda, que debe ser rechazada. No todos los hombres son lascivos.

Como hombre, me siento atacado y discriminado por estas prendas de ropa. Si realmente se tratara de religión y de protección ante el acoso sexual, también los hombres deberían cubrirse y esconder sus encantos. Ya sea para protegerse de mujeres lascivas o -algo que incluso sería peor, según el concepto moral islamista- de homosexuales lascivos. Hombres iraníes desenmascaran la absurdidad del código de vestimenta derivado del Corán en una sociedad moderna. Para protestar contra el uso obligatorio del velo para las mujeres en Irán, ellos mismos se cubren la cabeza con un pañuelo.

Una tolerancia mal entendida. Es cierto que hace trescientos años también las mujeres en Europa escondían su cabello bajo una cofia y que hace cien años solo estaba permitido nadar en el mar con trajes de baño de cuerpo completo. No obstante, desde entonces el mundo ha cambiado. Hoy día, debemos rechazar estas ideas confusas. Por cierto, la prohibición en Francia no solo se aplica a los musulmanes. También afecta a los judíos ortodoxos que suelen bañarse con ropa que cubre todo el cuerpo.

Vivimos en el presente, y también los grupos religiosos deberían adaptarse más a los conceptos de la mayoría. Si yo, por ejemplo, profesara una religión que prescribiera que debo andar desnudo todo el tiempo, tampoco podría hacerlo, porque molestaría o perturbaría a otras personas.

Bélgica y Francia son los únicos dos países de la Unión Europea que han prohibido el uso del velo musulmán integral. Con ello, se oponen a una tolerancia mal entendida. En casos particulares, esta prohibición también vale para el burkini en las playas públicas. Alemania ha sido menos consecuente al respecto y todavía le queda mucho por hacer. Nuevamente se discute sobre una prohibición del burka, pero al final probablemente no se hará nada. Solo en algunas localidades y albercas está prohibido el uso del burkini. Los tribunales alemanes por lo menos exigen que las alumnas musulmanas participen en las clases de natación mixtas en la escuela. Aquí la misión educativa del Estado supera la libertad de culto mal interpretada.

El islam forma parte de Europa al igual que el cristianismo o el judaísmo. Pero los velos integrales como el burca, el burkini y otras prendas con una carga ideológica explosiva no forman parte de Europa. Solo sirven para imponer conceptos anticuados a las mujeres y para tachar a los hombres de animales sexualmente agresivos. Ambas cosas no se deben permitir.

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