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Chile: reducir la desigualdad de ingresos, pero ¿a qué precio?
Vie, 05/12/2014 - 14:15

Adrian Monck

Adrian Monck
Adrian Monck

Adrian Monck es Director General de Asuntos Públicos en el World Economic Forum.

Eduard Porter ha escrito un interesante artículo en el New York Times sobre la reducción de la diferencia de ingresos en Chile. Para cualquier persona interesada en hacer frente a la desigualdad resulta una lectura interesante, pero perturbadora en definitiva. Se hace eco de algo que Dalia Marin planteaba en Europa: la cada vez menor importancia de la educación. Pero Porter avanza razones muy diferentes a las propuestas por Marin.

Porter señala que esta reducción de la diferencia de ingresos (aunque desde niveles muy elevados) se observa en toda América Latina, según este artículo del Centro de Desarrollo Global:

La redistribución gubernamental parece haber desempeñado un papel en la reducción de la diferencia de ingresos en América Latina. Los programas públicos, como las transferencias de efectivo del programa Oportunidades de México o la Bolsa Familia en Brasil, han incrementado los ingresos de las familias pobres.

Aun así… [el artículo del Centro de Desarrollo Global]… llega a la conclusión de que las nuevas transferencias gubernamentales y los cambios en las pensiones tan solo representaron 30% de la reducción de la desigualdad.

Así pues, ¿cómo se explica el 70% restante de la disminución de la prima salarial? Porter apunta al gran incremento de la educación en todo el continente, a la excesiva oferta de graduados que entran en el mercado laboral. Pero los datos muestran otra cosa. La prima salarial comenzó a bajar diez años después del auge de graduados. En Chile se sospecha que el culpable es la baja calidad de la educación que recibieron esos graduados:

La alta coyuntura educativa en América Latina ha impulsado la proliferación de universidades privadas, algunas de las cuales son de una calidad inferior. Y los estudiantes también pueden ser de calidad inferior, pues proceden de familias que recibieron una mala educación primaria y secundaria, y están menos preparados para los estudios superiores.

En su conjunto, esta dinámica reduciría el nivel de competencias de los trabajadores recién graduados, disminuyendo de este modo la ventaja salarial que podrían tener respecto a los que no han recibido una formación universitaria.

Pero hay otra explicación. En Europa, a Marin le preocupa que la automatización y la robotización están reduciendo la importancia de la educación. En América Latina, Porter apunta a los productos básicos:

La reducción del rendimiento de la educación… no se debe simplemente a la oferta de trabajadores cualificados, sino que también tiene que ver con un descenso de la demanda de competencias.

Desde la soja hasta el cobre, la insaciable demanda china de materias primas latinoamericanas impulsó el valor de las divisas en toda la región, al tiempo que sus exportaciones de productos manufacturados baratos debilitaban la desvencijada base industrial de los países latinoamericanos, reduciendo así su demanda de trabajadores cualificados.

De este modo, según Porter, hay dos factores que explican la reducción de la desigualdad de ingresos en América Latina:

*la redistribución gubernamental respaldada por el auge de los productos básicos

*los jóvenes con formación que se gradúan en unas economías que no requieren sus competencias.

No es precisamente una noticia alentadora para quien busque soluciones innovadoras para reducir la diferencia de ingresos.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog del World Economic Forum.

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