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Claves para saber cuándo vender una acción
Mar, 17/01/2017 - 07:59

Andrés Cardenal

Tres compañías tecnológicas con sólidos dividendos
Andrés Cardenal

Andres Cardenal es Analista de Sala de Inversión América.

Mucho se dice al respecto de cómo y cuándo comprar un activo. Sin embargo, la decisión de venta puede tener un impacto tanto o más importante sobre el retorno que genera la operación. A continuación, analizamos algunos puntos centrales para salir en forma inteligente de nuestras posiciones.

La coherencia ante todo

Antes que nada, resulta fundamental comprender que la decisión de venta debe estar en línea con la decisión de compra. Es decir, necesitamos ser coherentes al respecto de la estrategia y los parámetros que definen la entrada y la salida de la posición.

Muchos operadores toman las decisiones de compra en función de niveles técnicos de precios. Por ejemplo, mientras el precio se mantenga por encima de determinado soporte clave, entonces la tendencia de precios se considera alcista, y este es uno de los principales motivos para mantener la posición.

En base a este tipo de estrategias, una ruptura de precios por debajo del soporte debería interpretarse como una señal de venta. Lamentablemente, algunos operadores tienen problemas para aplicar esta metodología en forma sistemática y disciplinada. Tomar pérdidas implica un costo no solo financiero, sino también emocional y psicológico. Esto puede ser un escollo importante, especialmente para los operadores que no cuentan con entrenamiento profesional sobre temas de gestión de riesgo y capital.

Un viejo chiste en el mercado dice que un inversor de largo plazo es un inversor de corto plazo que no tuvo la disciplina para cerrar a tiempo la posición. Por supuesto que este no siempre es el caso, y existen muy buenos motivos para tener una mirada de mediano y largo plazo en los mercados. Por otro lado, modificar la estrategia para evitar el costo financiero y emocional de tomar una pérdida suele tener consecuencias lamentables.

Señales de alerta

Desde el punto de vista de los fundamentos del negocio, existen algunas señales de alerta importantes que deberían ser tomadas con seriedad. Especialmente cuando existen dudas sobre la transparencia y confiabilidad de los estados contables de la compañía.

Cuando una empresa anuncia una revisión de sus estados contables, esto debe como mínimo ser considerado una llamada de atención, sino un buen motivo para mantenerse alejado del activo. Se dice en el mercado que nunca hay una sola cucaracha en la cocina; es decir, cuando se detecta una irregularidad contable, es probable que refleje una política agresiva de la compañía al respecto, lo cual puede implicar sucesivos problemas de este tipo en el futuro.

Otro motivo de preocupación es cuando la firma cambia permanentemente de auditores contables. En materia de contabilidad financiera, existen zonas grises al respecto de qué tipo de supuestos son razonables cuando se trata de estimar el valor de los activos y la performance financiera del negocio. Cuando el equipo directivo y las diferentes firmas de auditoría no logran ponerse de acuerdo al respecto, esto puede estar indicando que los estados contables de la compañía reflejan valores demasiado optimistas.

Sobre estos temas, puede ser conveniente analizar los flujos de caja del negocio para evaluar en qué medida las ganancias de la empresa en cuestión son realizadas en efectivo o no. Si los estados contables basados en supuestos de todo tipo muestran atractivas ganancias, pero estas ganancias no fluyen al negocio en forma de dinero fresco, entonces puede ser conveniente profundizar el análisis para determinar los motivos detrás de esta discrepancia.

Problemas permanentes vs. transitorios

Dejando de lado los aspectos relacionados con la transparencia de los estados contables, conviene desconfiar cuando el management modifica permanentemente sus metas de performance. Algunas compañías plantean objetivos más o menos ambiciosos de ventas y ganancias, para luego modificar en el tiempo los plazos y los montos en cuestión.

SI esta conducta se repite en el tiempo, entonces podemos cuestionarnos la capacidad del equipo directivo de la empresa para establecer metas claras y alcanzarlas en tiempo y forma, lo cual probablemente tendrá un peso considerable sobre la performance de las acciones en el mercado.

A grandes rasgos, cuando un reporte de ganancias decepciona al mercado, la pregunta clave es si estamos frente a una desaceleración transitoria en la marcha del negocio o frente a un problema más grave de largo plazo.

Incluso las mejores compañías pueden tener algunos trimestres en los cuales las ventas y ganancias no están a la altura de las expectativas, y esto no necesariamente implica mayores problemas en el horizonte. Cuando una empresa es exitosa, los analistas suelen ajustar al alza sus estimaciones de ganancias en el tiempo. Por lo tanto, resulta difícil generar resultados por encima de las expectativas en forma consistente.

En cambio, si la firma está perdiendo participación de mercado contra la competencia, o cuando la industria en general se encuentra en declive permanente, entonces es probable que la situación del negocio empeore antes de mejorar. En estos casos, conviene salir del activo rápidamente para posicionar nuestro capital en inversiones con mejores perspectivas de riesgo y retorno.

*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.

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