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Coalición contra ISIS: distribución de funciones
Mar, 23/09/2014 - 07:34

Esther Shabot

Amos Oz, más allá de la literatura
Esther Shabot

Esther Shabot Askenazi es licenciada en Sociología de la UNAM (1980, México), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana (1982-1985). De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional", tratando asuntos del Oriente Medio. Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior, donde trata asuntos internacionales.

Al escribir este artículo, las noticias acerca del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) revelan acontecimientos importantes: por un lado, 45 mil kurdos sirios acaban de refugiarse en territorio turco por su bien fundado temor de que los avances del ISIS en la zona donde habitan sean el preludio de una masacre contra ellos. Por el otro lado, ISIS liberó por fin a 49 turcos a quienes tenían secuestrados desde mediados de junio pasado cuando arremetió contra el consulado turco en Mosul apoderándose de todo el personal que servía en dicha dependencia.

También se publica la noticia del primer bombardeo aéreo francés sobre posiciones del ISIS en Irak. Todo parece indicar que debido a la complejidad y magnitud del desafío representado por ISIS, la guerra emprendida contra él por la coalición encabezada por Estados Unidos e integrada por una treintena de países, recién comienza, será larga y costosa y aún está en su primera etapa, cuando las fuerzas que se han unido para combatirlo están apenas en la fase inicial de la definición del grado y calidad de su participación en este esfuerzo colectivo.

Lo que por ahora está claro es que dentro de la coalición hay países que han decidido operar militarmente en forma directa, como Estados Unidos, Francia, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, aunque sin enviar fuerzas terrestres. Arabia Saudita también ha ofrecido el uso de sus aeropuertos a la aviación occidental destinada a efectuar los ataques. En un segundo plano se encuentran países como Jordania y Egipto, quienes están dispuestos a colaborar en términos de información e inteligencia lo mismo que de entrenamiento de rebeldes sirios, pero dejando fuera la posibilidad de uso de sus bases aéreas. En cuanto a los Estados del Golfo, incluido Qatar, la colaboración residirá en aportación de recursos económicos para financiar la guerra, mientras que Turquía, hasta antes de la liberación de sus 49 secuestrados presentaba su participación como la de un socio con bajo perfil debido a su temor de convertirse en víctima directa de ataques del ISIS. Si esto cambiará ahora que han sido liberados sus ciudadanos es algo que aún está por verse.

Los casos de Irán y Rusia son, en este contexto, ambiguos por decir lo menos. Si bien ambos consideran al ISIS una amenaza temible y, por tanto, no objetan abiertamente los ataques aéreos contra las posiciones de éste en Irak, se negaron a participar en las recientes reuniones de la coalición en Jeddah y en París debido a que el régimen de Bashar al-Assad, aún dominante en Siria, no fue invitado. Y es que es en el tema de Siria donde afloran las diferencias más sustanciales que colocan a Irán y Rusia en confrontación con la coalición. De ninguna manera aceptan ambos que las fuerzas de ésta operen sobre espacio sirio, ya que la posibilidad de que Al-Assad se debilite en el proceso les es absolutamente inaceptable. Ello ha provocado que a pesar de que en esencia Irán y Rusia consideran al ISIS un peligro mayúsculo y están en el fondo muy de acuerdo con las acciones de la coalición por contenerlo, usan por ahora, como lo está haciendo el ayatola Khamenei, la retórica de que no habrá colaboración con Estados Unidos, “el cual está desatando una nueva guerra para reforzar su presencia e intereses en la región”.

Quedan así muchos hilos en el aire todavía. Pero ciertamente hoy es claro, ya que quienes cargan el mayor peso de la lucha contra el ISIS son el ejército iraquí, los combatientes kurdos peshmergas y las poblaciones civiles asentadas en las áreas donde el ISIS ha sentado sus reales. Estas últimas serán, además, seguramente las víctimas colaterales de los bombardeos aéreos de la coalición, corriendo así la nefasta suerte de quienes por desgracia quedan atrapados en medio del fuego cruzado.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx

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