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Cómo elegir los mejores ETF para invertir
Lun, 15/05/2017 - 10:22

Andrés Cardenal

Tres compañías tecnológicas con sólidos dividendos
Andrés Cardenal

Andres Cardenal es Analista de Sala de Inversión América.

Los ETF (Exchange Traded Funds) son probablemente la clase de instrumento financiero que más ha crecido en los últimos años. Actualmente existen más de 2.000 diferentes que cotizan en el mercado, y la industria gestiona aproximadamente 2,8 billones de dólares en activos. Además, el segmento está creciendo sin pausa, ya que permanentemente salen al mercado nuevos ETF que ofrecen posibilidades interesantes.

A continuación, analizamos algunos aspectos clave para seleccionar a los mejores y obtener el máximo provecho de un instrumento financiero tan atractivo y flexible.

Seleccionando el activo adecuado

Los ETF ofrecen una variedad y diversidad verdaderamente impresionantes. Hoy en día es posible invertir en acciones de compañías de diferentes países y regiones, así como también en sectores de los más diversos. En el mismo sentido, esta clase de instrumento financiero permite seleccionar empresas con diferentes características desde el punto de vista fundamental, como valuaciones atractivas, dividendos crecientes o elevados niveles de rentabilidad, entre muchas otras posibilidades. En lo que respecta a bonos, monedas y materias primas, también existe una amplitud de oferta considerable en el mercado de ETF.

Algunos ETF ofrecen amplia diversificación y una exposición generalista, como el Vanguard Total Stock Market (VTI), que replica al total de las acciones cotizantes en los Estados Unidos a un costo atractivamente bajo. En sentido inverso, pueden implementarse estrategias de lo más sofisticadas y concentradas con instrumentos como The Obestity ETF (SLIM) que invierte en compañías que combaten la obesidad, o el Drone Economy Strategy (IFLY), que apunta a empresas relacionadas con el negocio de los drones.

En algunos casos, incluso, la oferta de ETF puede tomar un tinte religioso. La firma Inspire Investing lanzó en febrero dos ETF enfocados en inversiones “bíblicamente responsables” bajo los nombres Inspire Small/MidCap Impact (ISMD) e Inspire Global Hope Large Cap (BLES). La filosofía de gestión incluye varios aspectos de las inversiones socialmente responsables, como evitar compañías relacionadas con el juego, las armas y el alcohol. Adicionalmente, estos instrumentos siguen preceptos bíblicos, y se mantienen alejados de las empresas que tengan relación con la pornografía, el aborto, y “un estilo de vida LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales)”.

Frente a tanta oferta en el mercado de ETF, resulta clave monitorear cuáles son los activos puntuales incluidos dentro del portafolio, ya que el nombre del instrumento no necesariamente nos dice todo lo que necesitamos saber. Algunos, de los más sofisticados, parecen estar basados principalmente en una estrategia de marketing, y no necesariamente agregan mucho valor al inversionista en lo que respecta a la construcción de la cartera.

Adicionalmente es fundamental chequear que el ETF funcione en la práctica como debería. Algunos ETF de acciones buscan replicar el retorno de un índice invirtiendo solo en algunas de las compañías de ese índice. En el sector de commodities, muchos instrumentos invierten en el mercado de futuros y no en la materia prima a precios de spot (al contado). Esto implica que los retornos pueden no replicar fehacientemente al índice o al commodity en cuestión, problema que técnicamente se conoce con el nombre de “tracking error”.

Teniendo esto en cuenta, no solo necesitamos seleccionar el ETF indicado en cuanto a la estrategia de inversión desde una perspectiva teórica, sino también asegurarnos de que el tracking error no sea demasiado elevado en la práctica.

La importancia de los costos

El costo de administración es un tema central a tener en cuenta. Una diferencia porcentual que pueda parecer relativamente pequeña suele tener un impacto mucho mayor de lo que pueda pensarse, especialmente en un horizonte de largo plazo. 

Supongamos por ejemplo una inversión inicial de US$10.000 con un retorno anual del 10%. En función del costo de administración y del horizonte temporal, podemos evaluar cómo impactan estos factores sobre el capital del inversionista.

Con un costo de gestión del 0,2% y un horizonte temporal de 10 años, el monto del capital asciende a 15.425 dólares, y el inversionista retuvo un 96,8% de las ganancias luego de pagar los costos de gestión. En un horizonte de 25 años, el valor del capital es de 93.068 dólares, y el inversor pudo retener un 94,6% de los retornos luego de costos.

En cambio, con un costo de gestión del 1,2% al año, el monto de capital en 10 años es de 13.021, y el inversionista retuvo un 81,7% de las ganancias. En un plazo de 25 años, el capital asciende a 70.409 y luego de costos el inversionista retuvo un 71,6% del dinero.

Es decir, una diferencia de solo un 1% al año en el costo de administración puede reducir el monto de capital en más de un 30% a lo largo de 25 años. 

Los costos de gestión de los ETF son muy variables: muchos de los instrumentos más convenientes están disponibles por menos del 0,05% al año, mientras que es habitual que otros ETF cobren por encima del 1,5%. Así las cosas, resulta crucial prestar atención a los costos cuando se trata de seleccionar fondos cotizantes en bolsa.

Si bien lo más importante es seleccionar un ETF que invierta en la clase correcta de activos, y que además lo haga en forma eficiente desde el punto de vista práctico, reducir los costos al máximo posible es una variable que no conviene dejar de lado.

*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.