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¿Cómo lidiar con la "oveja negra" en una empresa familiar?
Vie, 03/04/2015 - 12:24

Fernando Zúñiga

Centros de investigación periodística, luz para la región amenazada
Fernando Zúñiga

Fernando Zúñiga es periodista del sitio MBA & Educación Ejecutiva. Estudió periodismo en la Universidad Central (Chile) y posee una pasantía en la Universidad Autónoma de Madrid (España). Trabajó como reportero en Diario Estrategia (Chile).

Hace dos meses se encendieron las alarmas en el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet cuando se descubrió que el director sociocultural de La Moneda, e hijo de la mandataria, Sebastián Dávalos, había ayudado a gestionar un crédito por $6.500 millones (cerca de US$10,5 millones) con el objetivo de comprar unos terrenos en Machalí para la empresa de su esposa, Natalia Campagnon.

Los cuestionamientos al actuar de Dávalos aumentaron cuando salió a la luz que mientras estaba en curso la tramitación del crédito solicitado, el retoño de Bachelet había mantenido una junta con el vicepresidente de la entidad bancaria (Banco de Chile), Andrónico Lucksic, el empresario más grande del país, lo que derivó, días después, en la aprobación de ese préstamo.

Bajo este escenario, las acusaciones de tráfico de influencias e información privilegiada –tras las irregularidades, tanto en la obtención del crédito como en la compra de terrenos- no dejaron de cesar por parte de la oposición y los mismos partidos del oficialismo. La conclusión fue que debía darse paso a la renuncia de Sebastián Dávalos desde la dirección cultura de la Presidencia. Estos hechos le han provocado a la hasta ahora incólume Michelle Bachelet, una caída en su aprobación que acaba de  llegar a 31%.

Ahora bien, si extrapolamos el caso al mundo de la empresa familiar, de los negocios familiares, advertiríamos que situaciones como ésta son recurrentes, donde la llamada "oveja negra" de la familia se aprovecha de las redes creadas por el patriarca, sus hermanos o tíos para sacar provecho económico y estatus personal.

Y si estuviéramos en un embrollo similar, ¿cómo podríamos superar este impasse? Interesado en la solución, le pregunté a Berenice Carrasquedo, socia directora de BFC Asesores, quien me mencionó que se debe partir quitando el "elemento corazón" del escenario. Porque normalmente en los negocios familiares hay una línea divisoria muy pequeña entre lo que es relación familiar y empresa, o como en el caso Caval, una relación familiar y de gobierno.

"En la medida en que la relación de familia se quede en casa los domingos y la empresa se lleve de manera institucional, respetando el fin del negocio y dejando que únicamente lo integren las personas miembro de una familia que califiquen para tal, creo que se puede lograr el objetivo", agregó Berenice.

Al final de cuentas, muchas empresas tienen a familiares en su interior, pero nunca contestan el porqué están ahí; tal vez ni siquiera sea por su talento o porque se lo merecen, sino básicamente por ser el hijo de equis persona.

A la larga, este tipo de complicaciones sólo ocasiona problemas, como en el caso Caval, donde el propio hijo ha afectado gravemente la gobernabilidad de su madre y de su coalición política. Es por eso que antes de integrar a un miembro de la familia al negocio, deberíamos preguntarnos: ¿será capaz de enfrentar,  respetar y alcanzar los niveles de desempeño que le exigimos a todos los integrantes de la organización?

En caso de integrar a un familiar al negocio, éste debe pasar por los mismos procesos que pasa un trabajador común y corriente. Y si bien es cierto y justo que su sangre le dé ventajas dentro de la organización, en una primera etapa sería más que oportuno medir Cavalmente al futuro heredero.