Pasar al contenido principal

ES / EN

¿Cuántos feminicidios faltan?
Lun, 29/08/2016 - 08:24

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

En un excelente video en respuesta a ciertas críticas contra el movimiento "Ni una Menos", se afirma lo siguiente: "Somos el segundo país con la mayor tasa de feminicidios en Latinoamérica. Estamos a niveles de violencia similares a los de África o el Medio Oriente". Tal vez, pero si nos restringimos a la peor forma de violencia contra la mujer (el feminicidio), América Latina y el Caribe no presentarían niveles similares a los de África y el Medio Oriente, sino aún mayores.   

Según un reporte de 2012 de la organización Small Arms Survey (parte del Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo, con sede en Ginebra), de los 25 países que presentan tasas "muy altas" de homicidios contra mujeres, tres cuartas partes pertenecían a nuestra región. Y el país con la mayor tasa de homicidios contra mujeres en el mundo era El Salvador, con 14 homicidios anuales por cada 100.000 habitantes. Ahora bien, el feminicidio es una forma particular de homicidio contra la mujer, definido por su motivación: el homicidio debe haber sido cometido por razones de género (el ejemplo paradigmático son los homicidios cometidos por la pareja o ex pareja de la víctima). Es decir, no todo homicidio en donde la víctima sea una mujer califica como feminicidio. 

Pero a juzgar por las proporciones implicadas y algunos estudios comparativos, la conclusión se sostendría: América Latina y el Caribe tienen las tasas más altas de feminicidios en el mundo. ¿Qué factores podrían explicar ese hecho? En primer lugar, América Latina y el Caribe poseen las tasas más altas de homicidios a nivel mundial. De hecho, con la probable excepción de Colombia, durante el presente siglo los homicidios dolosos han producido muchas más muertes en la región que la violencia política: según un estudio dirigido por el ex canciller argentino Dante Caputo, durante la primera década del presente siglo fallecieron más de un millón trecientas mil personas por esa causa.     

Una segunda razón en casos particulares sería que, según algunos estudios (por ejemplo, el libro sobre el caso peruano "Sexual Violence During War and Peace", de Jelke Boesten), los elevados niveles de violencia sexual que suele padecer un país involucrado en un conflicto armado tienden a persistir cuando este llega a su fin (y el feminicidio tiende a estar asociado con  niveles elevados de violencia sexual). 

La última explicación probable de las altas de feminicidio en nuestra región tendría que ver (paradójicamente), con un mejor status de la mujer en algunos indicadores respecto al África y el Medio Oriente. En el último cuarto de siglo la proporción de mujeres en la fuerza laboral creció más en nuestra región que en África o el Medio Oriente,  y tienen en promedio más años de permanencia en la escuela. Todo lo cual crea expectativas que, al no concretarse al ritmo esperado o al interpelar una concepción patriarcal de la masculinidad  (V., el hombre como proveedor y jefe de familia), pueden generar conflictos. Las mujeres en nuestra región son menos proclives que en cualquier otra a considerar que reciben un trato digno. Y, según el Latinobarómetro, la proporción de ciudadanos que consideran que la mujer que gana más que el hombre "tendrá problemas”, que los hombres son “mejores líderes políticos", o que "el lugar de la mujer es el hogar" aumentó ligeramente entre 2004 y 2009.

Autores