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De Evo a Hugo hay un buen trecho
Lun, 20/10/2014 - 08:15

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

Aunque dedique su triunfo a Hugo Chávez, una de las razones por las que el desempeño de la economía boliviana supera con creces al de la economía venezolana es que Evo Morales no siguió el ejemplo de su mentor. Si bien en un inicio sugirió la conveniencia de nacionalizar tanto industrias extractivas como servicios públicos, finalmente hizo una distinción: expropió estos últimos, pero en lo esencial mantuvo la inversión extranjera en las industrias extractivas (minería e hidrocarburos), aunque renegoció contratos para obtener de ella mayores impuestos y regalías. En un contexto en el que la cotización internacional de hidrocarburos y minerales experimentaba un franco ascenso, eso hizo crecer de manera dramática los ingresos fiscales: esa diferencia de política hace que Bolivia no requiera destinar proporciones comparables de recursos para indemnizar a empresas expropiadas, ni afronte un número elevado de procesos contenciosos ante el CIADI (como ocurre con Venezuela).

El gobierno boliviano empleo además esos ingresos fiscales de un modo más cauto: no sólo evitó déficits fiscales sostenidos en el tiempo (lo cual contribuyó a mantener la inflación bajo control), sino que creó un fondo de estabilización que le ha permitido mantener políticas contra-cíclicas (es decir, ahorrar en los tiempos de bonanza para tener capacidad de gasto en tiempos de crisis). Por esa razón la economía boliviana creció incluso durante los años de la “Gran Recesión” mundial (aunque, en general, crece más con base en el gasto público que en la inversión privada).

Tanto en Venezuela como en Bolivia existen a la vez transferencias focalizadas hacia grupos vulnerables de la sociedad, como subsidios generalizados (sobre todo el de los combustibles). Estos últimos no sólo son más costosos, sino que además benefician en mayor proporción a sectores de altos ingresos (o a consumidores de países vecinos, a través del contrabando). Pero eso a su vez revela una diferencia política entre ambos casos. En Venezuela era improbable que dentro del partido oficial surgiera una oposición organizada a decisiones de política pública durante la presidencia de Chávez. De hecho, Chávez se reservó el derecho de cambiar de organización política cada vez que lo consideró pertinente (en 1982 fue cofundador del Movimiento Bolivariano Revolucionario, en 1998 fue elegido presidente como candidato del Movimiento Quinta República,  el cual en 2008 se transformó en el Partido Socialista Unido de Venezuela). En cambio cuando Evo Morales intentó poner fin al subsidio a los combustibles, las movilizaciones de protestas que lo obligaron a recular incluían a organizaciones sociales que forman parte de su partido político, el Movimiento al Socialismo (MAS).

Pero aunque el partido oficial es un frente de organizaciones sociales que mantienen su autonomía respecto del gobierno, los intentos de desgajarlas de ese partido para sustentar un proyecto alternativo hasta ahora han fracasado. Por ejemplo, organizaciones sociales que en una variedad de temas sostienen posiciones afines a las del MAS, se movilizaron con éxito contra la decisión gubernamental de construir una carretera que habría de atravesar el denominado “Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Secure” (conocido por las siglas TIPNIS). Quien fuera uno de los dirigentes de la movilización indígena contra ese proyecto, Fernando Vargas, intentó capitalizar políticamente ese triunfo lanzando su candidatura a la presidencia por el Partido Verde: no sólo no habría alcanzado el umbral del 3% de los votos a nivel nacional (al momento de escribir este artículo aún no se conocían los resultados oficiales), sino que además perdió por una amplio margen en el TIPNIS frente al MAS de Evo Morales. Pese a ello sin embargo cuando se trata de postular a la presidencia, el MAS sigue teniendo un “candidato natural”: en eso Bolivia no se diferencia de otros países del ALBA en los que el partido oficial es la criatura de un líder providencial (como Ecuador bajo Rafael Correa o Venezuela bajo Hugo Chávez).

Por último, cuando tanto en Venezuela como en Bolivia sectores de oposición confrontaron al gobierno en busca de una salida al margen de la constitución (el intento de forzar la salida de Maduro de la presidencia en 2014, o el pulseo autonómico del oriente boliviano en 2008), la respuesta fue parecida, pero no igual. Tanto en Venezuela como en Bolivia los principales dirigentes de la asonada opositora terminaron presos o exiliados, pero en Venezuela además el discurso oficial buscó confrontar al conjunto de la oposición, sin matiz alguno.

En el caso boliviano, el gobierno de Evo Morales buscó privar a sus opositores de la denominada “Media Luna” (compuesta por los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija), de parte de su base social. Una de las iniciativas que le permitió conseguirlo fue el diálogo que sostuvo en Julio de 2013 con dirigentes empresariales de Santa Cruz, comprometiéndose en esa ocasión a hacer suya la Hoja de Ruta que estos propiciaban. No es casual pues que en la reciente elección presidencial Evo Morales lograse frisar por primera vez la mayoría absoluta en ese departamento.

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