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Diez años de emprendimiento en Chile: las brechas del sistema
Jue, 24/07/2014 - 16:20

Josefa Villarroel

Diez años de emprendimiento en Chile: las brechas del sistema
Josefa Villarroel

Josefa Villarroel es Directora Ejecutiva de GarageUAI, Founder de DoceTips y Mentor organizadora del Junior World Entrepreneurship Forum Santiago 2014. Es además Administradora Pública y posee un Magister en Gerencia y Políticas Públicas. Es especialista en Diseño e Implementación de Programas Publico-Privados para la promoción y apoyo del Emprendimiento. Speaker y colaboradora permanente de distintas instituciones e iniciativas que promueven el emprendimiento en Chile y Latinoamérica.

Este año se cumplen diez años de una fuerte política de apoyo al emprendimiento y la innovación impulsada desde el Estado, una política que ha transformado a Chile en un referente en estas materias.

En particular, me refiero al apoyo a los denominados "emprendimientos de alto potencial", hoy entendidos como "startups". Este accionar ha estado liderado por la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) y su Comité Innova Chile, a través de distintos programas en las líneas Capital Semilla, Incubadoras de Negocios, Inversionistas Ángeles e Internacionalización, los que han permitido generar desde el 2004 un fuerte ecosistema con múltiples instituciones que soportan y promueven el desarrollo de startups y en el cual el sector privado ha adquirido una mayor participación.

Efectivamente se evidencia un cambio interesante en el tipo de actores que entregan algún tipo de apoyo o promoción al emprendimiento e innovación, clásico accionar de universidades y consultoras, a las que hoy se suman de manera importante empresas, fundaciones, las ONG e incluso startups.

Al analizar con una mirada más técnica la breve historia en el impulso al emprendimiento de alto potencial, nos encontramos con un evidente progreso en el desarrollo y consolidación de programas de subsidios, tanto de asignación directa como intermediados, pasando desde la entrega de recursos estatales para el financiamiento de actividades puntuales, a un foco que cada vez pone más énfasis en los resultados obtenidos por los emprendimientos apoyados.

En los últimos cinco años la incorporación del "aporte variable por desempeño", por parte de Corfo, resulta un concepto novedoso que busca alinear los incentivos en todos los actores involucrados en la apoyo de los emprendimientos que son beneficiados por fondos estatales. Sin embargo, es demasiado temprano para evaluar sus resultados e impactos y se corre el riesgo latente de que la búsqueda de estos incentivos privilegie solo los emprendimientos de rápida implementación.

A pesar que no existe una sistematización de los resultados de los programas que permita establecer claramente cuáles son los resultados e impactos derivados de éstos, es indudable que se ha mantenido una línea de apoyo a través de los distintos gobiernos con una línea clara y visión de futuro, la que ha permitido perfeccionar los distintos programas con foco en el de apoyo a emprendimientos de alto potencial o emprendimiento innovador, y a la vez generar nuevos  programas que potencien un entorno que promueva el emprendimiento y la innovación en la búsqueda de un cambio cultural.

Sin embargo, junto con reconocer estos avances es crítico plantear ciertos aspectos que no se han resuelto y que de no ser resueltos terminarán por acrecentar brechas que por las dinámicas propias del diseño e implementación de las políticas se generan entre emprendedores nacionales, y de los cuales la nueva administración debería considerar en el proceso de reformulación de éstos y otros programas.

Arbitraje de Fondos Públicos: distintos programas con el mismo objetivo y foco, imponen distintas condiciones, apoyos e incluso mecanismos de interacción para los emprendedores, sesgando el verdadero impacto que pueden tener estos programas y generando emprendedores de primera y de segunda. Esto resulta claro al mirar tres programas que antes de la suspensión de la mayoría de los programas coexistían entre sí y que buscaban apoyar emprendimientos innovadores  de alto potencial en su etapa semilla. En este caso, para el mismo resultado esperado encontrabas fondos que entregaban 20, 25 y CL$60 millones, donde el plazo para la obtención de esos resultados variaba entre 6, 18 y 48 meses.

Emprendimiento en regiones: en la misma línea que lo anterior está el apoyo para el emprendimiento en y desde las regiones. En este caso el "arbitraje", sumado a la exigencia de generar emprendimientos de alto potencial en regiones, donde ni siquiera se ha invertido en la formación de ecosistemas que los sustenten o donde estos ecosistemas aún no han madurado, ha generado una competencia "desleal" por los recursos  para el apoyo de emprendimientos, los que son capturados por startups que postulan principalmente desde Santiago. Si lo que se busca es que a igual talento, igual oportunidades, el ajustar los programas y apoyos a las realidades regionales es crítico.

Escasa sinergia entre los programas: si bien el desarrollo de incubadoras de negocios e inversionistas en etapas tempranas, desde el punto de vista de la institucionalidad, ha sido exitoso y el aumento de los recursos desde el Estado ha permitido aumentar el número de emprendimientos beneficiados con capital semilla, en la práctica estos actores no se encadenan de manera sinérgica para lograr un escalamiento acelerado y sostenible en los proyectos de emprendimientos. Es posible observar que en la mayoría de los casos existe una especialización en los procesos de selección de startups (de acuerdo a los estándares Corfo), sin embargo, en las etapas posteriores este apoyo sigue centrado en la administración de los subsidios adjudicados.   

En mi visión, más que una reingeniería del sistema se requiere una visión global y sistémica que permita establecer la evolución de estos distintos programas, los hitos que se han alcanzado, el contexto en el cual se han desarrollado, y por sobre todo, la motivación con la cual fueron creados y el impacto real que han generado. Sin esta visión el riesgo es caer en la eterna reformulación que siempre encuentra una lógica en el corto plazo, pero que poco se justifica en el mediano y largo plazo.

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