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¿Dónde quedó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en México?
Mié, 04/02/2015 - 11:54

Marielena Vega

Infraestructura de cierre en México
Marielena Vega

Columnista en Excelsior.

Urge una mejor estrategia de prevención a la salud, para que las enfermedades crónicas degenerativas no ataquen al bolsillo del país, y cuyo costo siga elevándose como la espuma.

Esta oferta, que se encuentra en la propuesta de reforma al sector salud público, parece que quedará archivada para mejor momento.

Sin embargo, esperemos que proyectos y esquemas como el de prevención salgan a flote, aunque de forma particular en pro de mejorar un poco la calidad de vida y el costo que ello puede representar, no sólo a las familias sino al país. De lo contrario, en un corto plazo, no habrá dinero que alcance para hacerle frente a las enfermedades crónicas degenerativas.

Tal es el caso del cáncer, que en territorio nacional es la tercera causa de muerte, de acuerdo con información de la Unión Internacional Contra el Cáncer. Mientras que la Secretaría de Salud, al mando de Mercedes Juan, estima que cada año se detectan 128 mil casos nuevos.

Aunado a ello, y de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, que dirige Eduardo Sojo, la percepción de la población ante un diagnóstico de cáncer es la de una muerte inminente; sin embargo, los nuevos tratamientos permiten la sobrevivencia con la ayuda de médicos especialistas como oncólogos, especialistas en el tratamiento del dolor, sicooncólogos y rehabilitadores.

Sin embargo, y pese a estas cifras, parece que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, al mando de Luis Raúl González Pérez, no tiene muy clara la importancia de ello, ni de su labor.

El caso es que en el Artículo 3 de la  Declaración  Universal de los Derechos Humanos dice: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.

Tal parece que en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en México eso no está muy claro, o en aras de una lucha política o de una presunta  renovación  total y absoluta del pasado administrativo, se da por hecho que no importan los derechos humanos, ni poner en riesgo la única alternativa de vida de una persona.

A la colaboradora de la CNDH, paciente de tres tipos de cáncer: endometrio, mama y páncreas se le negó el derecho de terminar un tratamiento de quimioterapia como única opción y alternativa de vida, el cual por el momento está interrumpido y pospuesto sin fecha definida.

El caso es que la CNDH le obstaculizó la posibilidad de acceder a su último ciclo de quimioterapia y a comenzar el tratamiento de radioterapia, que debía haber iniciado el 15 de enero de 2015.

Se le dejó fuera de la carta cobertura que la institución entrega a la aseguradora, antes de terminar el año 2014, para no dejar desprotegidos a quienes tuvieron la cobertura del seguro de gastos médicos durante el año, sigan o no siendo colaboradores de la institución. Y también se le canceló el contrato de trabajo sin argumento de por medio. ¿Será por estar enferma?

Hay muchas interrogantes al respecto; una de ellas nos hace preguntarnos: ¿estarán esperando a que la única opción de sobrevivencia de su colaboradora quede cancelada, para rematar con: “Un usted disculpe”,  y cuando ya no haya nada que hacer? ¿Discriminación, dolo o sólo indiferencia al principal derecho humano:  el derecho a la vida?

Vaya estrategias en materia de salud; y eso que hablamos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.

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