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Economía y medio ambiente, determinantes de la vida humana
Dom, 02/08/2015 - 23:03

Karelys Abarca

Los controles de precios, miles de años de desatinos
Karelys Abarca

Karelys Abarca es Economista, egresada de la Universidad Central de Venezuela, y Profesora-Investigadora en la Facultad de Economía de esta casa de estudios. Ha sido dos veces Premio Nacional Alberto Adriani, galardón otorgado por el Banco Central de Venezuela y la Fundación Alberto Adriani. Twitter: @karelitabarca

Economía y medio ambiente, son dos términos que desde el surgimiento de la ciencia económica han sido considerados por muchos pensadores como antagónicos. Rentabilidad es un término que se ha desarrollado a espaldas del equilibrio ecológico, y sin embargo, el reto de nuestro milenio es la realidad cruda de un planeta superpoblado, con graves problemas de desequilibrio en el medio ambiente y una comprometida sostenibilidad de los recursos naturales. La situación actual del planeta y del mercado mundial exige nuevas formas de cooperación entre países, de control de emisiones de gases tóxicos provenientes de la actividad industrial y la protección del medio ambiente, para garantizar la vida.

El planeta puede salvarse, si reconocemos que el medio ambiente como sistema pone en riesgo la vida de la humanidad entera. La actual situación ecológica, demográfica y económica del mundo es insostenible, lo que significa que si no cambiamos el patrón de consumo y producción, terminaremos enfrentando una crisis ecológica de consecuencias fatales. Nos enfrentamos en el mundo de hoy al calentamiento global; la extinción masiva de especies animales y vegetales por destrucción de sus hábitats; la superpoblación en un entorno de escasez de recursos naturales y de alimentos; la trampa de la pobreza extrema y la ineficiencia de las instituciones en países pobres. Lamentablemente esos problemas no se resolverán solos, ni su resolución depende de cada país, es un reto global de la humanidad. El problema de uno, se ha convertido en el problema de todos.

El calentamiento global, por ejemplo, está poniendo en riesgo la agricultura en todo el mundo, afectando rubros como los cereales, las uvas para el vino, y muchos otros, al generar cambios drásticos en las condiciones climatológicas de las cosechas. Con el calentamiento global se calcula un crecimiento de cuatro grados centígrados en la temperatura promedio del planeta, cada cien años; lo que provoca inundaciones, lluvias ácidas y otros efectos que impactan la agricultura y ponen en riesgo a la humanidad, al generar escasez de alimentos en un planeta superpoblado. En el caso del vino, cabe destacar que una de las zonas vinícolas más famosas del mundo, Burdeos, está siendo significativamente impactada en su productividad por los severos cambios climáticos, y probablemente en pocos años deje de ser lo que tradicionalmente ha sido.

También hay implicaciones de impacto de la economía sobre la biodiversidad. La extinción de especies animales, provocada por la contaminación que genera nuestra actividad industrial, tiene un impacto en la economía mundial. Durante décadas ha habido un intenso debate sobre las implicaciones éticas y ecológicas de la pérdida de biodiversidad, pero, hasta hace poco, no es mucho lo que se ha dicho fuera de los círculos especializados acerca de sus implicaciones económicas. Cuando se habla de economía, se tiende a pensar en flujos de dinero o de activos financieros que aparentemente guardan poca o ninguna relación con la biodiversidad. No obstante, hoy en día sabemos que economía y sociedad son enormemente dependientes de los ecosistemas y de la biodiversidad que éstos albergan.

Los ecosistemas no son sólo la fuente de los recursos y la energía requeridos por el metabolismo económico para fabricar bienes y servicios, sino también los sumideros necesarios de contaminación y los residuos producidos por la sociedad. Cuando destruimos con nuestra actividad económica no controlada, el hábitat de una especie animal, destruimos también la fuente de alimento de la próxima especie en la cadena alimenticia. En la medida que la actividad económica mundial destruye una especie, acorta la cadena alimenticia, acercándose cada vez más al último eslabón, que es el hombre.

Aunado a toda esta situación de calentamiento global, destrucción de las especies animales y vegetales y escasez de recursos naturales; la población crece a un ritmo peligrosamente acelerado. Para el economista Jeffrey Sachs, nuestro planeta no soporta con el dinamismo del mercado mundial, una población mayor a 10.000 millones de habitantes. Sin embargo, para el 2011 la población mundial alcanzó ya los 7.000 millones de habitantes, por lo que nos movemos peligrosamente hacia ese amenazante límite.

Durante más de dos siglos, explotamos los recursos naturales con la actividad económica, sin medir el impacto sobre el medio ambiente. Hoy el medio ambiente, impacta profundamente la productividad y eficiencia de la economía mundial, poniendo en riesgo la vida en el planeta. Sólo podemos revertir el proceso destructivo, estabilizando el crecimiento de la población mundial, poniendo fin a la pobreza extrema, que desata más problemas que destruyen los recursos naturales; protegiendo el medio ambiente y adoptando un nuevo enfoque para la resolución de problemas globales, a través de la cooperación entre países y la participación de instituciones no gubernamentales, es decir, comunidades organizadas.

Una vez más un economista camuflado en estas líneas nos recuerda que la economía está detrás de toda actividad humana, que la economía impacta al medio ambiente y el medio ambiente impacta a la economía y a la vida. No sólo nos demuestra que los dos términos no son antagónicos, sino que van de la mano para garantizar la vida en el planeta. Sólo se trata de reconocer la comunión entre ambos y los retos económicos que en términos de eficiencia nos impone la aldea global. Aceptar que eficiencia implica siempre que toda actividad económica desplegada para el desarrollo y bienestar social, debe hacerse  al menor costo ambiental.

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