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El claro mensaje de Merkel a los británicos
Mié, 29/06/2016 - 10:14

Christoph Strack

Audiencias con el Sumo Pontífice: diplomacia al servicio de la paz
Christoph Strack

Christoph Strack es corresponsal político de Deutsche Welle.

La “decisión interna” británica de salirse de la Unión Europea tiene que ser respetada, dijo Angela Merkel en el Bundestag. Era lo que se esperaba por parte de la canciller.

Pero después pronunció unas declaraciones inusualmente claras: hasta que los británicos no comuniquen oficialmente su intención de salir de la UE no habrá negociaciones “ni formales ni informales” sobre lo que pasará después. Queda clarísimo. Una vez más, Merkel lanzó su ya conocido “ni formal ni informal”. Londres no se va a quedar con las guindas del pastel. En esta ocasión las palabras más elocuentes del debate salieron de la boca de Merkel.

Se percibe que está dolida. Dolida como si, tras largos años de matrimonio, su relación terminase en “un gran proceso de divorcio” (Volker Kauder, político de la CDU) tras meses y años en los juzgados. En el momento en el que habló de la gran fuerza que aún tiene la Unión Europea, quedó de manifiesto su esfuerzo por tratar de mantener unidos a los restantes 27 miembros de la Unión.

A la canciller seguramente no le gustó el debate que se abrió a continuación. Los miembros de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) criticaron –directamente o entre líneas- la posición de los socialdemócratas (SPD), y viceversa. Y esta disputa entre la CDU y el SPD no se esperaba hasta la campaña previa a las elecciones de 2017. Y es que, además, los socios de la coalición se están distanciando en el tema de la velocidad a la que se debería llevar a cabo el brexit. Por una parte, en el debate se advirtió contra las “soluciones rápidas” y, por otra, se acusó al primer ministro británico, David Cameron, de dilatar el asunto para ganar tiempo. A pesar de que por ahora esas diferencias han sido sutiles, recordemos que antes de que una casa comience a derrumbarse aparece siempre una pequeña grieta.

Eso es algo que también preocupa a Merkel. Y lo dejó claro en su última intervención, justo antes de irse. Calificó de “encrucijada histórica” los actuales tiempos difíciles a los que se enfrenta Europa. La situación –según las dos últimas palabras que empleó, tras los más de 20 minutos de la declaración de gobierno- es grave. Aún más grave.

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