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El Día del Vino, ¿un salud para todos los chilenos?
Vie, 09/10/2015 - 11:33

Loreto Oda Marín

Botar o no botar, esa es ahora la cuestión
Loreto Oda Marín

Loreto Oda es periodista de AméricaEconomía.com

Fue el 4 de septiembre de 1545 cuando el conquistador español Pedro de Valdivia le escribió al Rey Carlos V de España una carta solicitándole "vides y vinos para evangelizar Chile", debido a que no quedaba bebida para celebrar las misas.

Esta gestión fue el puntapié inicial en la historia vitivinícola del país latinoamericano, considerado actualmente como uno de los principales actores de la región, en cuanto a producción y exportación de este brebaje.

De hecho, en términos de exportaciones, es el cuarto a nivel mundial después de Francia, Italia y España, y por eso el gobierno quiere pasar de los US$1.800 millones actuales, a US$3.000 millones en 2020.

Sin embargo, a pesar de ostentar ese importante sitial, la realidad del consumo de vino en Chile no se alinea con su capacidad productiva. Presenta una cifra bastante baja si se compara con otros productores de la región: mientras en Chile se consumen unos 15 litros por persona al año, en Argentina la cifra bordea los 25 litros, y eso que ésta ha tenido una baja en el último tiempo.

Para revertir esta situación y encantar al consumidor, en especial a los más jóvenes, además de dinamizar aún más la industria, 17 instituciones ligadas a la rubro vitivinícola y la Fundación Imagen-País iniciaron las gestiones necesarias para que en Chile se instaura el Día Nacional del Vino mediante la firma de un Decreto de Ley, lo que se concretó el pasado 4 de septiembre, fecha escogida para rendirle un homenaje a lo hecho por Pedro de Valdivia.

Los beneficios que podría traer esta iniciativa son evidentes, pues de seguro contribuirá a que exista un alza en el consumo, objetivo que se ve reforzado con diversas campañas como "Nos Gusta el Vino", la que también buscan impulsar un consumo responsable de este brebaje y despeinarlo un poco, para acercarlo a los más jóvenes y quitarle esa aura solemne y de etiqueta que aún tiene.

Pero en concreto, ¿qué implica que el vino tenga su propio día? ¿Esto le permitirá tener un tratamiento especial en su expendió, distribución y consumo? En realidad, para que la copa quede llena, más que un día para ser celebrado, el vino necesita ser reconocido como una bebida nacional y parte del patrimonio cultural chileno, para que así pueda jugar con sus propias reglas.

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