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El exitoso viaje de Jeb Bush a Europa
Mar, 16/06/2015 - 10:46

Michael Knigge

El exitoso viaje de Jeb Bush a Europa
Michael Knigge

Michael Knigge es periodista de Deutsche Welle.

Un viaje a Europa no convirtió al estadounidense Jeb Bush en experto en asuntos exteriores, como tampoco le sucedió a Obama en 2008. Y eso que luego ganó la presidencia de Estados Unidos y recibió el Premio Nobel de la Paz.

Aún así, es importante demostrar que se puede desenvolver en los escenarios internacionales y hablar con propiedad sobre el papel de Washington en el mundo, especialmente cuando el candidato pertenece a la élite republicana.

Jeb Bush demostró en Alemania que es capaz de hacer ambas cosas. Y aunque no habló ante 200.000 personas, como Obama en Berlín, si lo hizo ante unos 2.000 asistentes a una conferencia del Consejo Económico, afiliado al partido cristiano-demócrata de Merkel.

No se trata de compararlo con Obama. Jeb Bush no necesita medirse ahora con Obama. Y eso vale también para el resto de los candidatos, republicanos o demócratas. Bush tiene que estar, primero que todo, a la altura de los rivales de su propio partido que quieren ser también nominados a la competencia por la presidencia, como Scott Walker, Chris Christie, o el más reciente candidato republicano Mitt Romney.

Bush los ha superado a todos. Algo que, admitámoslo, no ha sido muy difícil. El gobernador de Wisconsin y favorito del Tea Party, Scott Walker, evitó todas las preguntas sobre política exterior durante su visita a Gran Bretaña. Su intento de evadir la pregunta sobre si él creía en la evolución, le dio titulares adicionales. Al gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, no le fue mucho mejor. Su viaje al Reino Unido fue descrito por los medios estadounidenses como un "desastre", tras enredarse repondiendo una pregunta de la prensa sobre la vacunación.

El mensaje de Bush a EE.UU. Jeb Bush viajó a Berlín, Varsovia y Tallin. Sus declaraciones públicas en esos tres países europeos no fueron ni sorprendentes ni inspiradoras. Bush criticó la política exterior del presidente Obama, pero no demasiado duro, para no violar la etiqueta política. Atacó a Putin y Rusia. Elogió a la OTAN y a las relaciones transatlánticas. Estaba preparado. Hizo lo que tenía que hacer, lo que se esperaba de él. Con esto, así como con la reorganización de su equipo de campaña electoral, poco antes del anuncio oficial de su candidatura, Jeb Bush extendió un mensaje claro y oportuno a sus rivales republicanos: él es el candidato republicano con el que hay que contar.

El mensaje de Bush a Europa del Este. Pero Bush hizo algo más. Durante su estancia en Varsovia y Tallin presentó también un mensaje oportuno e importante para un público muy diferente: recordó a los ciudadanos de Europa del Este que, en el caso de los casos, la primera opción para conseguir apoyo crucial en el conflicto con Rusia no era Berlín, París o Bruselas, sino Washington.

En medio de informes de que Rusia sigue interfiriendo en Ucrania y de que las mayorías en Alemania y Francia se rehusarían a ayudar a sus aliados del Este de la OTAN, debe ser tranquilizador escuchar tal promesa de un potencial candidato a la presidencia de Estados Unidos.

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