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El gobierno de Peña Nieto parece pasmado
Jue, 23/10/2014 - 09:40

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Si hay algo que se le puede reconocer al gobierno de Peña Nieto es la disciplina para ceñirse a una estrategia bien pensada. Gracias a eso lograron aprobar importantes reformas estructurales durante el primer tercio del sexenio. No se salieron del guión y eso fue factor clave de éxito. Pero hoy las circunstancias han cambiado y lo que ahora han demostrado es que no son buenos para improvisar. Se distinguieron para seguir a la perfección un libreto, pero han sido lentos para reaccionar si ocurre algo que no estaba planeado.

¿Dónde está el liderazgo del presidente en estos días aciagos cuando miles de jóvenes salen a las calles demandando la aparición de los 43 normalistas desaparecidos? ¿Dónde están sus dos hombres fuertes del gabinete, los supersecretarios que nos tenían acostumbrados a defender con elocuencia las posturas gubernamentales? ¿Dónde está Miguel Ángel Osorio para estabilizar la grave situación política que se vive en Guerrero? ¿Dónde está Luis Videgaray para manejar de manera responsable las finanzas públicas ahora que los precios del petróleo están cayendo y que la Reserva Federal estadunidense incrementará las tasas de interés? ¿Dónde ha quedado ese gobierno que estaba “salvando a México”? ¿Qué pasó con la gran capacidad de operar y la eficacia para solucionar los problemas del país?

La diferencia es abismal: mucho éxito político, gran capacidad de negociación, durante el primer tercio del sexenio y, de repente, cuando las circunstancias son adversas, se impone el pasmo. Parecería que no saben qué hacer. Y a lo mejor no saben, pero por lo menos deberían tener una estrategia de comunicación para calmar los ánimos. Ya son muchas las voces que se multiplican preguntando qué le está pasando al gobierno de Peña Nieto.

Gobernar es también saber dar malas noticias. Pero este gobierno no sabe cómo darlas. En lugar de salir y reconocer que el país atraviesa por un momento crítico, siguen ciñéndose a un guión que ya no jala. Les incomoda, y mucho, las malas noticias porque no son parte del libreto. Ha sido el procurador General de la República o subsecretarios los que han salido a dar la cara en situaciones críticas. A veces los altos mandos hablan de eso, pero de manera oblicua. Una frase por aquí, otra por allá, generalizaciones para demostrar “indignación” o promesas vagas de que se resolverán los problemas.

El clima político y económico se están complicando. Las manifestaciones de ayer no pueden menospreciarse. La gente está enojada, y con razón. Por un lado, la economía sigue sin despegar a pesar de las múltiples promesas de que la mejora está a la vuelta de la esquina. Por el otro, la irritación social se incrementa con la desaparición de 43 estudiantes por parte de un alcalde y una policía que eran crimen organizado.

No son buenos momentos los que estamos viviendo. El desasosiego es patente. Es en ese tipo de situaciones cuando la sociedad demanda un mensaje contundente, firme, esperanzador de sus líderes. Y no lo estamos escuchando.

El presidente va a Poza Rica a tomarle la protesta “a vocales de los Comités Comunitarios y Brigadistas” del programa Sin Hambre Veracruz Prospera. Habla de beneficios a las mujeres y de comedores comunitarios. Presume que su gobierno “trabaja en equipo, coordinación, cooperación y colaboración con los otros órdenes de gobierno para cumplir en todos los frentes con la meta de desarrollo y progreso para los mexicanos, como es el de la seguridad pública”. Luego va a Michoacán a celebrar el aniversario de la Constitución de Apatzingán donde habla de la importancia del Estado de derecho.

Todo eso está muy bien, pero no alcanza para lo que está ocurriendo en el país. En tiempos apremiantes se requiere liderazgo presidencial. El gobierno tiene que sosegar los ánimos. Tiene que reconocer lo que está sucediendo y hablar con la verdad. Tiene que saber dar malas noticias. Tiene que demostrar que está preocupado y ocupado por la situación. No como ahora que parece estar pasmado.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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