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El gran interés futbolístico y la educación en EE.UU.
Vie, 11/07/2014 - 11:50

Lauren Conn

¿Qué pasaría si el bebé de la realeza británica desertara de la educación?
Lauren Conn

Lauren Conn es consultora en la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington, DC. Trabaja en la iniciativa para prevenir la deserción escolar en secundaria en América Latina, GRADUATEXXI.org.

En un país mejor conocido por su amor por el fútbol americano que por el soccer, la Copa del Mundo 2014 se ha convertido en un gran éxito de audiencia. Y aunque ayer el equipo estadounidense puso final a su participación en el campeonato, muchos aclaman este Mundial como una gran victoria para el fútbol en los EE.UU. Los tres primeros partidos de Estados Unidos contra Ghana, Portugal y Alemania se han convertido en los tres primeros partidos de fútbol más vistos en la historia de EE.UU. Las estadísticas del juego de ayer frente a Bélgica aun no están disponibles, pero la gran cantidad de personas reunidas y el número de oficinas cerradas nos dicen que el tan esperado partido de clasificación también obtuvo una audiencia histórica.

Varias teorías han circulado para tratar explicar al creciente interés de los estadounidenses por el deporte más popular del mundo, pero tal vez Don Garber, comisionado de la Major League Soccer (MLS) fue quien mejor resumió lo que está ocurriendo cuando dijo, como cita el New York Times: “el país ha cambiado. Esta es una nueva América”.

Esta nueva generación de estadounidenses, a quien nos referiremos de ahora en adelante como los “mundialistas”, es una generación que ha crecido viendo y jugando este deporte en tasas mucho mayores que sus predecesores. También, en comparación con generaciones anteriores, hay más hispanos y muchos de ellos comparten su amor por el fútbol con sus países de origen. Las tasas de audiencia de la Copa Mundial de la FIFA 2014 se han visto impulsadas en parte por jóvenes e hispanos (y muchas veces ambos) que son fanáticos del fútbol en los EE.UU. y reflejan las tendencias demográficas nacionales con implicaciones que van más allá de los deportes competitivos y de la influencia de la televisión.

Cerca de uno de cada cuatro estudiantes K-12 en los EE.UU. es hispano. Hace tan sólo 30 años, solo el 10% lo eran. Los EE.UU. han cambiado, ¿pero ha cambiado el sistema educativo de los EE.UU. para los de Mundialistas?

Sí y no. Hay mucho que celebrar, pero las brechas de logros perdurables minimizan el impacto de los progresos recientes. Las últimas evaluaciones nacionales de aprendizaje estudiantil* indican que muchos menos estudiantes hispanos cumplen con los estándares básicos en matemáticas y lectura que sus compañeros blancos no hispanos. Mientras que el 46% de los blancos de octavo grado son competentes en lectura, solo el 22% de los estudiantes hispanos lo son. Del mismo modo, sólo el 21% de los estudiantes hispanos de octavo grado son competentes en matemáticas en comparación con el 45% de los estudiantes blancos. Los puntajes siguen aumentando, pero todavía queda un largo trecho por recorrer para cerrar estas brechas.

Recientemente, las tasas de graduación de escuela secundaria en los EE.UU. aumentaron por encima del 80%, un máximo histórico que ha sido alabado por titulares de periódicos e, incluso, en el discurso del Estado de la Unión. Este logro se debe, en gran parte, a enormes mejoras entre los estudiantes hispanos que ahora  se gradúan a un ritmo de 15 puntos porcentuales más que en 2006. Sin embargo, ellos obtienen menos títulos de bachillerato que sus compañeros blancos no hispanos: 76% de los estudiantes hispanos se gradúan en comparación con 85% de los estudiantes blancos.

La matrícula de educación terciaria de los estudiantes hispanos también se ha incrementado junto con las tasas de graduación de la escuela secundaria, haciéndolos el grupo minoritario más grande de las universidades estadounidenses. Los bajos niveles de finalización de estudios universitarios, sin embargo, socavan este hito. En 2013, mientras que más de un tercio de todas las personas (y más del 40% de los blancos no hispanos) entre las edades de 24 y 29 tenía un título de licenciatura o superior, menos del 16% de los hispanos había alcanzado ese nivel educativo.

El equipo de EE.UU. pudo haber rebasado las expectativas en la Copa del Mundo, pero en comparación con otros países, en materia de educación, su desempeño es decepcionante. Los EE.UU. se ubica a la mitad de la distribución de los puntajes de los exámenes internacionales. En un país que rara vez se conforma con menos de “excepcional”, el progreso en educación para todos los estudiantes debe acelerarse para que los ”nuevos Estados Unidos de América” sean capaces de competir en cualquier escenario mundial.

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*Esta columna fue publicada originalmente en el blog La Educación de Calidad es Posible, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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