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El rápido crecimiento en las economías de frontera
Lun, 22/12/2014 - 08:40

Min Zhu

El empleo y el crecimiento, ¿son inseparables?
Min Zhu

Min Zhu es Director General Adjunto del FMI. Anteriormente se desempeñó como Asesor Especial del Director Gerente del Fondo Monetario Internacional. Nativo de China, fue Subgobernador del Banco Popular de China. Antes de su servicio en el banco central chino, se desempeñó como vicepresidente del grupo ejecutivo y responsable de finanzas, entre otros cargos. Zhu también trabajó en el Banco Mundial y fue profesor de Economía en la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Fudan. Recibió un doctorado y una maestría en Economía de la Universidad Johns Hopkins.

La trayectoria de crecimiento de las economías de frontera no es la misma que la de China en las últimas dos décadas, o la de Estados Unidos hace cien años. El rápido crecimiento en estos países de bajo ingreso ha seguido su propia trayectoria y posiblemente no es la que usted se imagina.

En mayo de este año, escribí un artículo sobre cuáles son estos países y en qué se diferencian, y ahora quisiera examinar con un poco más de detalle cómo sus economías han estado en ascenso y cómo han avanzado hacia la frontera.

No es la misma trayectoria económica que en los tiempos de nuestros abuelos. Aunque las trayectorias económicas de los países son tan distintas como los copos de nieve -no hay dos copos iguales- todas tienen dos características específicas.

En primer lugar, la trayectoria de crecimiento en las economías de frontera como Bangladesh, Tanzanía y Mozambique, es diferente que la de Estados Unidos o China porque estos países no están creciendo impulsados por la transición de una economía agrícola a una economía basada en la actividad manufacturera, y luego en los servicios: están creciendo impulsados por la actividad en todos estos sectores, como muestra el gráfico siguiente:

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En segundo lugar, a pesar de que su trayectoria de crecimiento es diferente, las economías de frontera han progresado si se compara el tamaño de sus economías con el de economías avanzadas como Estados Unidos, un proceso denominado convergencia.

Esto se debe en gran parte a la aplicación de políticas fiscales y monetarias más estables y previsibles, al vigoroso crecimiento de la inversión y las exportaciones, a una gestión más eficaz de la deuda, a la simplificación de los trámites burocráticos, al fortalecimiento de las instituciones, al sólido aumento de la productividad y al acceso a los mercados de capital.

Próxima etapa. De cara al futuro, varios factores ayudarán a estas economías a mantener un crecimiento vigoroso. Podrán aprovechar los beneficios de tener una gran proporción de población joven en edad de trabajar. También poseen abundantes recursos naturales. Están fortaleciendo sus vínculos con la economía mundial. Están experimentando una expansión de la clase media, lo que crea potencial para nuevos mercados.

Todo esto está muy bien, pensarán ustedes, pero la débil demanda mundial, la caída de los precios del petróleo y la retirada prevista de las políticas monetarias no convencionales en Estados Unidos podrían plantear riesgos para las economías de frontera. Así es.

De hecho, muchas economías de frontera han consolidado o esperan consolidar su posición como exportadores de materias primas y se han beneficiado de los elevados precios de las materias primas. Una fuerte caída de precios de las materias primas podría afectar negativamente sus ingresos de exportación, desestabilizar los programas de inversión y agudizar los riesgos relacionados con el endeudamiento externo.

Además, el reciente aumento de las emisiones de bonos soberanos de las economías de frontera podría exponer a estas economías al riesgo de refinanciamiento cuando venzan los bonos, especialmente dado el gran tamaño de estas emisiones en comparación con los activos de reserva y otros activos externos de estos países.

Observamos otros dos focos de vulnerabilidad que deberíamos vigilar. Históricamente, las economías de frontera han dependido de un número limitado de productos primarios como fuente de la mayor parte de sus ingresos de exportación, de manera que necesitan diversificar las exportaciones para ser menos vulnerables a los vaivenes en el resto del mundo, incluidos los movimientos de precios de las materias primas. El gráfico siguiente muestra los avances logrados en este ámbito durante las últimas décadas:

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También deben aumentar la calidad de sus productos y ascender en la tan conocida escala de valor porque una mayor calidad está asociada a un aumento del ingreso per cápita y una mayor estabilidad económica. Las oportunidades para que estos países mejoren la calidad de sus productos son mayores en la actividad manufacturera pero también existen en el sector agrícola. Esto reviste particular importancia porque una gran proporción de la población de estos países trabaja en el sector agrícola.

La suerte favorece a los que están bien preparados. Llegados a este punto, la pregunta clave es cómo pueden las economías de frontera prepararse para la etapa siguiente.

En primer lugar, deben seguir implementando políticas monetarias y fiscales adecuadas para mantener la estabilidad y hacer frente a lo que les depare el futuro. La estabilidad económica es particularmente importante para gestionar los riesgos relacionados con el endeudamiento externo.

En segundo lugar, deben implementar la próxima generación de reformas difíciles, como el fortalecimiento de la gestión de las finanzas públicas, abandonando las políticas que pueden exacerbar una desaceleración, como los recortes del gasto. También deberían reforzar los vínculos entre sus sectores económicos, como la agricultura y la actividad manufacturera.

Deberían redoblarse los esfuerzos para mejorar la gestión de las finanzas públicas, lo que también contribuirá a asegurar que las inversiones públicas sean eficientes y equilibradas para hacer frente a los riesgos de sostenibilidad de la deuda. Además, estos esfuerzos también ayudarán a mejorar la calidad de los productos en todos los sectores, así como sus exportaciones.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Diálogo a Fondo del FMI.

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