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El terrorismo como pretexto
Mar, 13/12/2016 - 08:33

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

Convencionalmente el terrorismo se define como la violencia premeditada contra objetivos civiles con fines políticos. Las guerras convencionales producen la gran mayoría de las muertes por violencia política. Sólo la guerra en Siria produce más muertes de civiles que todos los atentados terroristas alrededor del mundo. La perspectiva es necesaria porque cuando se invoca la lucha contra el terrorismo para justificar una acción militar, de pronto nada más parece importar. Recordemos como la prensa estadounidense abdicó de su misión de investigación tras los atentados terroristas de Septiembre de 2001. De haber ejercido esa misión se habría difundido a tiempo información relevante que hoy nadie cuestiona: no existía evidencia alguna que corrobore las razones esgrimidas en 2003 para justificar la invasión de Iraq (V., que el régimen iraquí poseía armas de destrucción masiva y mantenía vínculos con Al Qaeda).

Conscientes de la respuesta emocional que suscita, Al Assad y Putin justifican sus acciones en Siria como un ejemplo más de la lucha contra el terrorismo. Pero los hechos no parecen sustentar esa posición. La revuelta comenzó en lo esencial con manifestaciones de civiles desarmados, a las que el régimen sirio respondió con represión indiscriminada. Eso fue en 2011, mientras que las principales organizaciones terroristas se crearon en 2012 (el Frente Al Nusra) y en 2014 (el Estado Islámico). Y salvo en el caso de Palmira, la mayoría de las acciones militares de las fuerzas armadas rusas y sirias no tienen como blanco al Estado Islámico. Por ejemplo según información recopilada por el Institute for the Study of War, entre el 12 de Octubre y el 8 de Noviembre de 2016 menos del 10% de las áreas atacadas por la aviación rusa estaban bajo control del Estado Islámico.

El alegato que sí tiene asidero es aquel según el cual los grupos de la insurgencia respaldados por potencias occidentales son aliados fácticos del Frente para la Conquista que, hasta Julio de este año, era el Frente Al Nusra (es decir, la rama siria de Al Qaeda). Pero presumiblemente el combate contra el terrorismo tendría entre sus propósitos prevenir el daño que aquel ocasiona entre la población civil. Y las investigaciones independientes indican que la mayor parte de ese daño fue ocasionado por el régimen sirio. Daremos tres ejemplos.

En primer lugar, según un reporte de la organización Médicos por los Derechos Humanos, de los 382 ataques contra centros de salud producidos entre 2011 y 2016, un 90% fueron obra del régimen sirio o (en mucha menor proporción), de las fuerzas rusas. En segundo lugar, según el Coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, Stephen O’Brien, la población que vive bajo cerco militar en Siria (y, por ende, “aislada, hambrienta, bajo asedio y sin acceso a atención médica o asistencia humanitaria, con el fin de que huyan o se sometan”, según el propio O’Brien), se duplicó en 2016, alcanzando unas 974.000 personas: de ellas, unas 850.000 fueron cercadas por el régimen sirio. Por último, un reporte comisionado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas investigó nueve casos documentados de empleo de armas químicas en Siria entre 2014 y 2015. Concluyó que dos eran responsabilidad del régimen sirio, uno del Estado Islámico, en tres casos la evidencia apuntaba (aunque sin ser concluyente) hacia el régimen, y en otros tres no pudo establecer responsabilidades. 

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