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El valor de la información o la riqueza de la vida intra muros
Mié, 21/08/2013 - 11:05

Lobsang Salguero

Estudiante: ¡te van a pagar por pensar!
Lobsang Salguero

Lobsang Salguero es Ph.D. (en curso) en Dirección de Empresas, Magister en Administración, Profesor del programa de pregrado Mercadeo Internacional y Publicidad de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas, y docente de la Maestría en Mercadeo, ambos de la Universidad Icesi (Colombia). Además es Director-Creador de Sinergia (www.icesi.edu.co/sinergia), y asesor en temas de mercadeo y publicidad.

Que si a Edward Snowden lo recibían en Ecuador, que si en Venezuela, que estaba en Tokio, que aún seguía en Rusia, que si esto que si lo otro, que si la CIA o la NSA, que si mi celular me espía, que Apple ya no es tan amistoso y que Facebook cada vez da más miedo. La información hoy es una moneda cada vez más valiosa, no sólo porque es lo que permite que las compañías generen activos intangibles, esos que son tan complicados de imitar, raros y casi siempre están metidos entre oreja y oreja de los empleados, si no porque lo que hoy hacemos con nuestro celular es cada vez más complejo, lo que ante los ojos de un par de generaciones atrás sería considerado magia: hacer fotos para enviar en segundos a sitios vertiginosamente lejanos.

Si bien con todo lo sucedido con Edward Snowden nos cuestionamos por la manera cómo manejamos la información y la confianza que depositamos en empresas y corporaciones que no conocemos, realmente el cuestionamiento debería ser por la manera cómo ocupamos nuestro tiempo en crear, procesar y compartir ese conocimiento.

Muchas veces mis compañeros de trabajo, familia o amigos critican mi participación en redes sociales ya que las ven como una pérdida de tiempo, pero la verdad es que es la herramienta más expedita para que muchas personas, con o sin algún vinculo físico con nosotros, aprovechen lo que estamos aprendiendo.

Veámoslo de esta manera: tuvimos la fortuna de hacer un viaje a la playa y descubrir un hotel económico, bonito y con gente que nos atiende con mucho cariño, ¿qué hacemos? Hace algunos años guardaríamos la tarjeta y compartiríamos el dato a con nuestros amigos más cercanos; hoy posteamos en tripadvisor toda nuestra experiencia, en Facebook compartimos el encanto por ese desayuno especial y la sonrisa de la matrona cuando nos dio esa fruta tan fresca. De paso, ayudamos a que estos empresarios tengan impulso por parte nuestra de una manera franca y sincera, volviendo a la raíz de la comunicación, la conversación y la confianza que tienen nuestros amigos, conocidos y desconocidos en nuestro comentario.

Estamos compartiendo nuestro conocimiento, haciendo que el mundo sea cada vez más cercano a todos y si ése no es el objetivo del hombre, ¿entonces cuál es? ¿Atiborrar metros cuadrados de conocimiento inerte? ¿Rumiar artículos ocultos escritos por académicos que decidieron redibujar el mundo en su oficina a la usanza de la caverna de Platón? El mundo está afuera, la vida está compuesta por la posibilidad de compartir experiencias entre todos nosotros, somos un sólo organismo conectado por nuestros pensamientos, una aldea global, una inteligencia colectiva.

En lo que a mí respecta, ya que Rusia recibió a Snowden, que le dé un computador, una conexión segura, un buen vodka, una taza de borscht roja y muy caliente y ánimo para publicar todo lo que sabe en redes abiertas; amanecerá y sabremos.

Larga vida al conocimiento coloquial, a las tertulias de dos vías en muros ajenos y propios, larga vida a los trinos que nos llevan a la foto de esa hermosa mujer en la plaza lejana de un país soñado, larga vida a la información libre, leve y amplia.