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Elecciones EE.UU.: 10 escenarios que podrían suceder si gana Clinton
Jue, 27/10/2016 - 10:35

Michael S. McKenna

Las medidas de Suiza, devastadoras para todos los mercados
Michael S. McKenna

Michael S. McKenna es escritor, editor y periodista con cerca de diez años de experiencia internacional en Norteamérica, Europa del Este y los Balcanes. Se desempeña como editor adjunto en Sala de Inversión.es.

La candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Hillary Clinton, ha sido catalogada como la elección sensata para las elecciones de noviembre, la elección de aquellos que desean mantenerse dentro de los límites del discurso, un voto a la normalidad.

Por supuesto, cuando eres una superpotencia continental en relativa caída, con militares en más de 800 bases a nivel mundial e involucrados en varias guerras sectarias sangrientas, los términos "sensato" y "normal" son relativos. 

Por esta razón, las perspectivas de una presidencia de Clinton no solo representan la inversión o ausencia de los (variados y coloridos) riesgos asociados a su rival republicano Donald Trump, sino una continuación de un status quo profundamente inestable.

Mientras que el dólar, los bonos del Tesoro y los inversores de capital (entre otros) ven el triunfo de Clinton como positivo para el mercado, este sentimiento es, en gran medida, una creación del efecto "cisne negro" generado por Trump, más aislacionista y proteccionista, y bien podría cambiar si resultara electa y las políticas de Trump se disiparan en el ámbito de los fracasados candidatos presidenciales (rápido, ¿qué opinaba Walter Mondale sobre los impuestos corporativos?).

Entonces, dejando a Trump de lado, ¿qué podría traer la presidencia de Clinton a esta historia?

1. La guerra

La trayectoria más probable del régimen de Clinton, dadas sus políticas, asesores e inclinaciones ideológicas, sería una rara mezcla de las presidencias de Barack Obama y George W. Busch. En casa, Clinton se presentaría como liberal, o incluso como progresista en ciertos temas. Afuera, sería neoconservadora.

A pesar de los excesos retóricos y la belicosidad interpersonal de Trump, Clinton es la candidata a la guerra. Apoyó la invasión de Iraq, orquestó la remoción (dudo si utilizar este término inofensivo dada la naturaleza de su muerte) del primer ministro libanés Moammar Gaddafi, y continúa apoyando el "aumento" de la participación de los EE.UU. en Siria, donde su país armó y apoyó grupos terroristas en su continua campaña para derrocar el gobierno de Bashar al-Assad. 

Al apoyar la creación de una "zona libre de vuelos" sobre Siria, Clinton enfrenta a los EE.UU. contra Rusia, la potencia nuclear más importante del mundo. En términos de derecho internacional, debo agregar, las acciones de Rusia en Siria (hasta ahora, ya que representa una nación aliada ayudando a un gobierno reconocido internacionalmente en la lucha contra grupos terroristas y no estatales) se encuentran en un terreno mucho más seguro que las de los EE.UU. y su coalición.

Los riesgos más grandes de una presidencia de Clinton son los que rodean las políticas occidentales de emplear grupos yihadistas y/o terroristas, así como militares occidentales, para derrocar líderes seculares en el Medio Oriente y África del Norte, desde Gaddafi a Hussein y Assad. El pasado de Libia e Iraq hacen que sea difícil aceptar que estas incursiones se encuentran en la línea de "intervenciones humanitarias", al igual que la continua lealtad de los EE.UU. a la Casa de Saud, cuyos abusos de los derechos humanos son innumerables.

Arriesgar una guerra nuclear contra Rusia por este aparente proyecto imperial a largo plazo parece ser extraño y peligroso, y quizás tan desacertado como insultar a las participantes de un concurso de belleza.

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2. El boom de Wall Street

Los mercados de capitales quieren que Clinton triunfe. No solo la victoria de Clinton representaría un mandato de "status quo" en términos de comercio mundial y normas comerciales establecidas, sino que también están los continuos ataques de Trump a la Reserva Federal y su presidenta, Janet Yellen. En el primer debate presidencial, Trump acusó a la Fed de Yellen de "hacer cosas políticas" al mantener bajas las tasas de interés, y advirtió que "cuando suban (...) las tasas, sucederán cosas malas".

Desde la crisis financiera, las acciones de los EE.UU. y el dólar han estado más atados a las políticas de la Fed que anteriormente. Mientras que Trump puede acusar al banco central de crear una "economía falsa" con su compromiso post crisis de tasas bajas, la réplica de Clinton de que "las palabras tienen consecuencias; las palabras mueven a los mercados" contiene notas del cuidado que favorece la estabilidad que Wall Street probablemente festeje. 

El 29 de septiembre, la CNBC informó que el integrante del consejo directivo de la Fed Lael Brainard contribuyó a la campaña presidencial de Clinton. En términos de recaudación de fondos, las donaciones a la campaña de Clinton de los multimillonarios estadounidenses son mucho mayores que las de su rival por 20 a 1. Los contribuyentes más importantes a la campaña de Clinton son el especulador financiero George Soros y el gestor de hedge funds James Simons. Goldman Sachs prohibió a sus empleados a contribuir a la campaña de Trump (las donaciones a Clinton están permitidas).

Realmente existe un establecimiento financiero y favorece a Clinton

3. La reanimación del TPP

Clinton se opone públicamente al Acuerdo Transpacífico, pero nadie le cree realmente. ¿Por qué habrían de hacerlo? Clinton desde siempre ha defendido los acuerdos comerciales multilaterales (tal como el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte, establecido durante la presidencia de su esposo), y parece apoyar ampliamente el pensamiento pro-globalización detrás de este tipo de acuerdos.

En agosto, Clinton dijo a sus simpatizantes en el estado de Ohio que “detendré cualquier acuerdo comercial que elimine empleos o haga bajar los salarios, inclusive el Acuerdo Transpacífico”. Sin embargo, en Australia en el año 2012, Clinton dijo a su audiencia que el TPP "establece la norma de oro en acuerdos comerciales para abrir un comercio libre, transparente y justo, el tipo de ambiente que tiene la ley y un terreno nivelado".

El 23 de octubre, el candidato demócrata a la vicepresidencia, Tim Kaine, dijo en Meet The Press de NBC que “nunca se cierran las puertas” a “los buenos acuerdos”. Hace unas semanas, unos correos electrónicos publicados por Wikileaks contenían una conversación en la que Clinton decía a banqueros de primer nivel que tiene "una postura tanto pública como privada" en la reforma de Wall Street, una declaración que defendió con una referencia a Abraham Lincoln durante el segundo debate.

Aquí en TradingFloor.com, publicamos una defensa sin trabas al libre comercio, que contribuidores tales como Stephen Pope consideran una fuerza para el bien. Pero entonces no estamos luchando con todas nuestras fuerzas contra la encarnación estadounidense del contragolpe populista que mueve a Occidente.

4. Los grandes bancos a tope

En su perspectiva para el cuarto trimestre, el Jefe de Estrategia de Renta Variable de Saxo Bank, Peter Garnry, dijo que una victoria de Clinton haría que las acciones de los grandes bancos de los EE.UU. se disparen por la percepción de un mandato del status quo. El 4 de octubre, Garnry inició una posición larga en JPMorgan por los pronósticos de una subida de tasas de los EE.UU. en 2016 y una continua normalización de la política.

Obviamente, la continua normalización de la política o la normalización de cualquier tipo, de hecho, presupone hasta cierto punto a Clinton en la Casa Blanca. Mientras que Donald Trump propuso desmantelar cierta legislación federal a los efectos de impulsar grandes negocios, el orden financiero actual se encuentra en la aceptación de la globalización, que no condice con su mensaje central.

Además, las publicaciones de correos electrónicos por Wikileaks contienen información sobre un discurso de 2013 supuestamente dado por Clinton a Goldman Sachs, donde expresaba sus propias dudas sobre las normas Dodd-Frank, afirmando que el proyecto se aprobó por la percepción de “una necesidad de algo […] por razones políticas.”

Es un error asumir primero que los demócratas son "de izquierda" y los republicanos "de derecha", y luego concluir que los grandes bancos deben apoyar a la derecha. Los demócratas son un partido neoliberal y los republicanos ahora, con Trump, son un partido populista.

Las acciones de los bancos prefieren el neoliberalismo.

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5. La salud se prepara

Mientras que Garnry es alcista en al ámbito financiero si Clinton triunfara, es bajista en las acciones de la salud, debido a las especulaciones sobre la intención de Clinton de abordar el alto costo de los medicamentos. Según informa CNN Money, "Clinton prometió afrontar el problema del alto costo de los medicamentos varias veces en la campaña [...] y las compañías farmacéuticas generalmente recibieron un golpe luego de su fuerte discurso".

Según la opinión de Garnry, "[ya sea que gane Clinton o Trump] no será fácil para el sector de la salud, con un mayor escrutinio de los precios de los medicamentos y la desenfrenada inflación en los gastos médicos que los EE.UU. ha experimentado en las últimas tres décadas".

No obstante, las correlaciones actuales muestran que las acciones de biotecnología y las grandes farmacéuticas están respondiendo negativamente a la posibilidad de una victoria de Clinton. 

Quizás vale la pena destacar que el fracaso del plan de salud de Clinton de 1993, llamado "Hillarycare" por Beltway, fue un golpe duro para Clinton, y uno con una importante ayuda de la industria de la salud.

6. Positivo para el peso

"A Donald Trump no le gusta México" es el 101 de la Cobertura de Trump, y deriva de su repetida intención de construir un muro en la frontera sur de los EE.UU., así como el controversial discurso donde dijo que "cuando México manda a su gente, no manda lo mejor [...] manda gente con muchos problemas, y nos traen esos problemas a nosotros. Traen drogas. Traen delitos. Son violadores".

La acusación en ese discurso fue contra el gobierno mexicano, que Trump esencialmente dice que permite a los delincuentes emigrar a los EE.UU. para alivianar su propia carga. Tiene su precedente; en 1980, Mariel boatlift, líder cubano de Fidel Castro, permitió intencionalmente a delincuentes y pacientes con enfermedades mentales viajar a los EE.UU. con las multitudes de refugiados.

(Es interesante que México mismo está considerando construir un muro a lo largo de su frontera al sur, donde la ONU estima que 400.000 personas de América Central emigra ilegalmente a México cada año.)

Dejando estas complejidades de lado, la conclusión del mercado es que Trump y México y, por lo tanto, el peso mexicano, están correlacionadas negativamente. Se dispara con los tantos escándalos de Trump, o cuando no le va bien en los debates. Y la presidencia de Clinton podría incentivar la mayor recuperación de todas.

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7. Intrigas petroleras 

El 7 de septiembre, Fortune informó que Hillary Clinton subió el doble en la industria del petróleo que Donald Trump. Esto es bastante anormal, ya que el Partido Republicano tradicionalmente ha sido la casa del Big Oil, pero estas son unas elecciones de realineación y hay algunas pocas industrias importantes que favorecen las políticas populistas sobre las neoliberales.

A su vez, hay una conexión con Siria, a pesar de que dudamos que sea un factor importante en el populismo mencionado anteriormente. Habiendo dicho eso, Zero Hedge informó ayer que los intereses de los EE.UU. planean de hace tiempo un oleoducto desde Qatar a Europa que bajaría la dependencia europea del petróleo y gas ruso, e incentivaría su dependencia de los productores de petróleo más cercanos a Washington.

Dicho oleoducto no podría pasar por la Siria de Assad, especialmente si él y sus aliados rusos tienen otros proyectos en mente; se diseñaría para que vaya de Irán a Europa. 

¿Pero qué si la Siria de Assad fuera desmantelada o fragmentada de alguna forma?

8. Comercio hemisférico

Las publicaciones de correos electrónicos de Wikileaks son de los elementos más polémicos de esta campaña, con la máquina de Clinton esquivando a grandes rasgos los contenidos (la "defensa de Lincoln" de su dicotomía público/privada fue una excepción) y concentrándose en su fuente, que muchos dicen que viene de Moscú.

Sin importar cuál sea la naturaleza de los Wikileaks, preferimos concentrarnos en los contenidos de los correos en lugar de su origen (por la defensa rigurosa de la ética periodística implicada en nuestra decisión, vea The Intercept de Glenn Greenwald).

De todas formas, entre los contenidos de los correos electrónicos, estaba un discurso claramente pago al Banco Itau de Brasil en 2013 donde Clinton dijo a su audiencia que "mi sueño es un mercado común hemisférico, con libre comercio y fronteras abiertas [...] potenciando el crecimiento y las oportunidades para todas las personas del hemisferio".

Cuando uno examina la carrera de Clinton, se encuentran sentimientos como esta malla más acorde a sus acciones que su reciente oposición al TPP. Esta candidata cree en el libre comercio, y coloca un énfasis aparente en la mayor cooperación con América del Sur.

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9. Un golpe a la manufactura

Entre los principales temas de la plataforma proteccionista y aislacionista de Donald Trump se encuentra la caída del sector manufacturero de los EE.UU., la deslocalización de muchos empleos seguros y bien pagos una vez ofrecidos por la clase trabajadora de los EE.UU., y la incertidumbre y mala remuneración de las posiciones del sector de los servicios que los reemplazaron.

En la campaña en lugares como Michigan y Ohio, vimos el intento de Clinton de abordar los problemas que enfrenta la clase trabajadora estadounidense, y en particular aquellos empleados en el sector manufacturero. Habiendo dicho esto... Esta candidata cree en el libre comercio. ¿Cómo podría irles a los empleos manufactureros de los EE.UU. en, por ejemplo, un "mercado hemisférico libre"? Hoy en día, los trabajadores sindicalizados en las tres grandes fabricantes de autos de los EE.UU. ganan entre 50 y 60 dólares por hora.

En México, las tres grandes pagan a sus trabajadores entre 8 y 10 dólares la hora.

10. La crisis de la legitimidad (¡el pueblo se subleva!)

Y esto nos lleva a uno, el escenario final que extiende la inestabilidad prometida por una presidencia de Trump más allá de que pierda.

Trump pasó el mes de octubre diciendo a sus votantes que el sistema está arreglado, que las encuestas son sospechosas y que un establecimiento corrupto está intentando favorecer a Clinton. La semana pasada, dijo a sus simpatizantes que "aceptaré los resultados de las elecciones… si gano”.

Estados Unidos es una sociedad tan polarizada que las opiniones preferidas de la derecha populista y la "izquierda" (no tan izquierda, pero hacia la izquierda) neoliberal en muchas áreas no están unidas por una política. Al igual que en Europa, existe una percepción de que las elites comprometidas al consenso de Davos pretenden lograr su orden mundial deseado por cualquier medio necesario, y en la retórica reciente de Trump, escuchamos las palabras de la gente que cree que está en asedio.

¿Es verdad? Bueno, el Brexit sucedió. La clase elitista todopoderosa ciertamente no lo quería, pero sucedió. Por otro lado, y quedándonos en Gran Bretaña por un momento, el presidente de la compañía de las máquinas de votación Smartmatic, Mark Malloch-Brown, está en el directorio del principal donante de Clinton, George Soros’ Open Society Foundation, y su compañía tiene máquinas en 16 estados, inclusive en el importante campo de batalla, Florida.

Entre los partidarios de Trump, estos miedos no hay ni que decirlos, son parte del paisaje. Para los simpatizantes de Clinton, incluso aquellos que alegaron fraude en 2004 cuando el principal contribuidor republicano, Diebold, controló la mayor parte de las máquinas de votación en los EE.UU., son simplemente las fantasías paranoicas de un loco.

Y así están los Estados Unidos en la recta final a sus elecciones presidenciales número 58. Un país en donde la mitad de la población (y una gran mayoría de la clase media) ve a un administrador competente enfrentándose a un payaso absurdo y malintencionado, una encarnación tostada de la identidad estadounidense suelta en el escenario público y destrozando el lugar.

¿La otra? Ve a un hombre poco probable agarrando el cargo instigador y arriesgando todo para recuperar a su país de una coalición de sombríos tecnócratas fabianistas que, cualquiera haya sido el partido político, pusieron las cosas como les quedaba mejor sin disimulo durante décadas.

¿Quieren saber algo más?

Así estarán los Estados Unidos el 9 de noviembre también.

*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.