Pasar al contenido principal

ES / EN

Elucubraciones polarizadas en Guatemala
Mié, 10/09/2014 - 07:21

Alfred Kaltschmitt

Correa cuereando
Alfred Kaltschmitt

Alfred Kaltschmitt, Msc es catedrático en periodismo y medios de comunicación, candidato Doctoral en Investigación Social. Director de "Esteoeste", programa televisivo de análisis y debate político, transmitido todos los domingos por Canal Antigua (Guatemala). Asimismo, es presidente de la Fundación Agros Tesorero de Apanac (Asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Guatemala) y columnista estable del diario Prensa Libre (Guatemala).

En estos días de escasos grises intermedios y altas voces radicales, la polarización de los polos se acentúa. Hay poco espacio para moverse entre los medios y los centros para analizar coyunturas con diferentes perspectivas y ángulos. Un progre que niegue el genocidio en Guatemala es anatema para los de su banda viperina.

Un liberal que magnifique algunas luces en la gestión de Correa, aunque critique sus excesos más connotados, eleva cejas. Los extremos pintan a los demás desde sus extremos. De esa cuenta, a Vinicio Cerezo se le recuerdan sus sombras más oscuras y no puede ser que haya tenido alguna luz su gestión. Sean las primeras pláticas de paz en Esquipulas o las primeras leyes de protección al medio ambiente. No cuentan. Del otro lado, el mismo trote crítico: Jorge Ubico fue un déspota que mantuvo la revolución de octubre en hibernación bajo su bota dictatorial, saboteando libertades mediante leyes fugas y de vialidad.

Cero espacio para hablar de algunas luces. Hasta ponerle su nombre a un puente es anatema. Con igual pasión se alaba o demoniza a Arévalo, Árbenz, Castillo Armas o Ríos Montt. Desde cada ring alaban sus sopas biográficas y minimizan los pecados. Cada quien vislumbra su corcel a la luz de su propio establo histórico. Los extremos destruyen los consensos que podrían darse para crear ambientes de gobernabilidad propicios para atraer inversión y generar empleos, pero a pesar de que nuestro país tiene recursos y posibilidades, no hay proactividad en los liderazgos.

En la escaramuza resultante se pierden en las medidas de hecho y los puntos de sus alegatos desaparecen.

Entre las herencias de esos ruidos vivimos, impidiéndonos oír las urgencias inmediatas más críticas. La desnutrición sigue sembrando sus secuelas limitantes en las generaciones futuras. Hay políticas, pero no hay un sentido de urgencia que grite acción prioritaria de parte de todos los estamentos de la sociedad. Acciones dispersas se dan, más no una reacción general solidaria de todos.

La educación es la única avenida que nos queda abierta para transitar hacia un futuro promisorio. Pero requiere recursos, y entre los demonios del gasto opaco y la ineficiencia estatal volcamos la atención hacia esto último y al final tenemos un Estado estrangulado al punto de ser “el país con el nivel más bajo de gasto público en el mundo en relación con el tamaño de su economía”. “….¡Del mundo! (ADN/Reporte del Banco Mundial/ agosto/2014).

Responsabilizamos, con justificados argumentos, la pésima gestión pública, la corrupción rampante y en ese debate nos perdemos. Para mientras el barco se llena de agua y no parece haber voluntad para encontrar una tercera vía, como lo propuso el sociólogo Anthony Giddens en aquel libro sobre la Tercera Vía en la que argumentaba que no se pueden mantener sistemas benefactores intactos con niveles de
impuestos y déficits fiscales altos. Que la desigualdad no se puede atacar manteniendo esas políticas.

Que combinadas con medidas macroeconómicas, la “reducción del déficit” puede generar mayor participación laboral en el mercado y expansión
económica. Y que, junto a una activa inversión social —no beneficencia social—, esta a su vez incorporaría al mercado laboral a grupos previamente marginados.

Tenemos un déficit de cuatro mil millones, producto de una mala calidad de gasto y un círculo vicioso, donde el no tener una visión del país que queremos nos mantiene dando vueltas tontamente gastando en forma opaca, turbia y desordenada.

Y estamos con la soga al cuello. Ahora pretenden sacar esos cuatro mil millones en bonos del tesoro al 6% o 7%. Nadie habla de que el Banco Mundial tiene aprobado ese préstamo al 1,5% de interés, a 30 años y con 10 años de gracia. (¿?)

¿Tiene alguna lógica eso?

*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com

Países