Pasar al contenido principal

ES / EN

Emma, Ellen, Malala...
Mié, 24/09/2014 - 07:38

Yuriria Sierra

Latinoamérica contra el narco
Yuriria Sierra

Yuriria Sierra es conductora de Cadena Tres Noticias y de Imagen Informativa (México), así como columnista habitual de Excélsior.

Ellas, que tan niñas. Ellas, que tan valientes. Ellas, que saben cómo hacer la cosecha. Pensar que los cambios que el mundo necesita toman tiempo y, a veces, generaciones, nunca ha sido una idea equivocada. Los giros de la sociedad actual se han originado desde mentes que han logrado transformaciones profundas.

La abolición de la esclavitud, el fin –al menos en las leyes– del racismo en la comunidad afroamericana, el voto de la mujer y otros temas que ha costado sangre impulsar y defender. Y ahí es donde jovencitas como Malala Yousarfzai, Ellen Page y Emma Watson, han sorprendido al mundo con su valentía y compromiso.

Existen países que castigan con cárcel a los homosexuales, a las mujeres que interrumpen su embarazo, a niñas que exigen su derecho a la educación y hasta a las que bailan y son condenadas a recibir 91 latigazos como penitencia. Así las cosas, entendemos por qué Malala Yousafzai arriesga su vida con la intención de que las niñas de su país accedan a una educación básica. “Hay cientos de activistas de derechos humanos y de trabajadores sociales, que no sólo están hablando de sus derechos, sino que están luchando para lograr el objetivo de la paz, la educación y la igualdad. Miles de personas han sido asesinadas por los terroristas y millones han resultado heridas. Yo sólo soy una de ellas: así que aquí estoy. Aquí estoy, una niña, entre muchas otras. No hablo por mí, sino por aquellos que no tienen voz y se puedan hacer oír: aquellos que han luchado por sus derechos. Su derecho a vivir en paz. Su derecho a ser tratados con dignidad. Su derecho a la igualdad de oportunidades. Su derecho a la educación...”, decía ante la Organización de las Naciones Unidas la joven de apenas 13 años. Su discurso fue inspirador. Porque es precisamente así como se inician los cambios, con la concientización.

Al igual que Malala han llegado otros personajes que se convertirán en referencias de una generación. La que se comunica a través de las redes sociales, la que no entiende la necesidad de una caseta telefónica porque ya hay iPhone 6, WhatsApp, Facebook, Twitter o Skype.

Hace más de un año, Ellen Page declaraba: “Siento que tengo una obligación personal y una responsabilidad social (...) Hollywood establece estándares de belleza, de éxito. Estándares que, odio admitirlo, me han afectado...”. Algunos dijeron que buscaba publicidad. Yo me pregunto, ¿cuántos jóvenes vieron en este discurso una inspiración? ¿Habrán quién considere esto un cambio menor? ¿Así de insensatos? Ellen Page se ha convertido en el referente obligado (de todos los chavos y chavas que no por tener preferencias sexuales distintas a la heteronormativa, son menos valiosos, menos productivos, menos competentes y admirables que el resto de jóvenes de su generación.

Lo mismo ocurrió hace un par de días, cuando Emma Watson dio un discurso como parte de la campaña #HeForShe de la ONU. Fue un alegato en favor de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Para quienes pasamos de los 35 años, sabemos que ésta ha sido una lucha de generaciones que nos anteceden. La actriz británica de 24 años nos da su visión al respecto: “la realidad es que si no hacemos nada hoy, van a tener que pasar 75 años o quizás 100 para que una mujer pueda esperar recibir el mismo salario que un hombre por el mismo trabajo. Más de 15 millones de niñas serán forzadas a casarse en los próximos 16 años y, al mismo ritmo, no será hasta el 2086 que las mujeres de las áreas rurales de África puedan ir a la escuela secundaria...”. Su discurso, además de emotivo, fue aun más atinado. Ejemplar que una joven de 24 años ya se encuentre en plena conciencia de cómo funciona o ha funcionado el mundo. Esto es el comienzo para una generación que desea hacer la diferencia para que este sea un mundo más justo.

Por supuesto que hubo aquellos que descalificaron el dicho por Watson, “porque es una actriz”, “porque es la de Harry Potter...”, “porque se fue vestida en Dior...” (y otra vez el mismo cuento de la banalidad de la que escribimos la semana pasada, el mismo de aquellos soberbios de los que escribimos renglones arriba...). Afortunadamente, a los ojos y oídos de muchos, entre los que me incluyo, su cruzada es una muestra de que esta nueva generación busca cambios, que se concientiza de los problemas y de aquello que falta por hacer. Y es que sólo así, con estos pasos, es como las generaciones que vienen lograrán anotar en la historia nuevos episodios. Porque cuando los mensajes vienen de personajes que son referencias generacionales, son discursos con más peso.

Sin duda, habrá quién prefiera escuchar a una niña de 10 años con un futuro totalmente en blanco y sin importar que haya leído y visto las siete películas de Harry Potter. Una cosa es cierta: lo dicho ayer por quien interpretó a Hermione, fue visto y escuchado por millones de niños jóvenes que en cincuenta años, tendrán de dar cuentas de cómo se encuentra el mundo...

En mi caso, no puedo negar que, cuando di la noticia de Malala, cuando escuché a Ellen Page y antier que leí el discurso de Emma Watson, una enorme parte de mi corazón y de mi mente se sintieron profundamente esperanzados. Sí. Optimista de que, en efecto, el futuro puede ser infinitamente mejor para el género humano si hoy, seres como ellas son sus mejores liderazgos, sus más deseables puntas de lanza...

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx

Autores