Pasar al contenido principal

ES / EN

En Chile se negocia demandando: la judicialización como parte de la identidad
Mié, 11/03/2015 - 10:54

Marcos Prats

Malvinas: Argentina, obligada a negociar
Marcos Prats

Marcos Prats es socio de Falcon y tiene a su cargo la oficina de Chile. Antes de asumir su actual cargo, lideró proyectos en minería, banca y retail. Antes de fundar Falcon, fue gerente de Proyectos en PD Chile, y se desempeñó en AT&T Latin América, como e-Business Regional Products Director y en Price Waterhouse Coopers-New York. Prats completó su MBA en la Universidad de Columbia en Nueva York y es Ingeniero Electrónico de la Universidad Católica de Valparaíso (Chile).

El juez del Juzgado de Letras y Garantía de Los Vilos tiene muy poco que perder con el reciente fallo que pone en entredicho el futuro de la mina Los Pelambres. Por el contrario, tiene mucho que ganar. El sector de Salamanca y Caimanes es una comunidad pequeña. Probablemente el juez conoce a la mitad de las personas que están gritando en las calles con pancartas e interrumpiendo el tránsito.

Asimismo, es probable que el titular de la instancia estime que su fallo no tendrá ninguna consecuencia material en la operación minera, ya que la empresa seguramente apelará y la razón se impondrá por sobre la irracionalidad de una judicialización innecesaria de este conflicto. En definitiva, es un voto de censura, pero que no tendrá efecto en la demolición del muro que es fuente del conflicto.

Y ¿por qué entonces fallar en este sentido que aparece como inútil? Porque demandar es una forma de negociar o de forzar a la otra parte a negociar.

El problema con la disciplina de la negociación en Chile es que todos los agentes participantes de un proceso de esta materia han visto su reputación deteriorada en los últimos años.

Los políticos han perdido toda credibilidad, la ciudadanía ha visto en el malestar social una fuente inagotable de demandas excesivas, irracionales y siempre con el objeto de “sacar algo de la torta a repartir”. Los empresarios siempre al límite de lo que exige la ley y ni un milímetro más y los ejecutivos de las empresas motivados por esquemas de compensación que impulsan visiones de corto plazo ("largo plazo" para un gerente es doce meses, el ejercicio del año en curso). Resultado: la negociación es una práctica enmarcada en el ámbito judicial o en la creciente industria del "lobby".

En Chile, hay cerca de 2,58 abogados por cada 1.000 habitantes. La misma métrica en Alemania es 1,6 y en Francia es 0,71. Entre el 2009 y el 2014 aumentó en aproximadamente 60% el número de titulados anuales en las escuelas de Derecho en Chile (2014 terminó con cerca de 3.400 nuevos abogados en el mercado). Resultado: la resolución de conflictos suele tener un sesgo a la judicialización. Está en nuestra cultura. No sabemos negociar. Y sin duda, el Caso Pelambres está afectado por esta evolución.

El recurso retórico de elección en el mundo empresarial para este tipo de casos es el de la "certeza jurídica". Sin restarle importancia a este elemento (que ciertamente es crítico para facilitar el desarrollo de una nación), es un poco ingenuo -o derechamente torpe- pensar que la ley está a la altura del dinamismo de los negocios o de la evolución de la ciencia. Si la ley dice o permite algo, aquello es necesario, pero no suficiente para ejecutarlo sin miramientos a los efectos prácticos que la acción tendrá en la comunidad o medio ambiente. Si surge nueva información, nuevas condiciones, nuevos elementos que hacen necesario revisar las acciones de una operación minera, no es suficiente pegarse de manera irrestricta a la "letra de la ley".

Por otro lado, la comunidad enojada, guiada por intereses opacos y con una desconfianza profunda hacia el sector empresarial y sus ejecutivos, no sabe de otras herramientas distintas a las de la movilización pública, la demanda y judicialización de sus intereses.

En nuestra práctica de negociación en Falcon destinamos una parte importante del diseño de la estrategia a identificar "intereses" y "posiciones", a reconocer la legitimidad de "la otra parte", encontrar soluciones intermedias que hagan viable el negocio. En este caso, Los Pelambres debe encontrar un camino de negociación (distinto y complementario a la apelación en tribunales) que haga viable el negocio, que beneficie a la comunidad y que, por vía de mínimo, no afecte el medio ambiente.

Pero alguien tiene que ceder, alguien tiene que dar la primera concesión y construir las confianzas para que la negociación no sea llevada por la industria del "lobby" -con las prácticas conocidas por todos en este sector- o por los abogados en tribunales, sino por especialistas en negociación que puedan construir un puente sobre un río turbulento que ha sido afectado de manera brutal por casos como Penta, La Polar, Farmacias, Caval, Bilbao, SQM, etc, etc, etc.

Países
Autores