Pasar al contenido principal

ES / EN

Espaldarazo para Hillary Clinton
Mar, 08/11/2016 - 08:28

Michael Knigge

El exitoso viaje de Jeb Bush a Europa
Michael Knigge

Michael Knigge es periodista de Deutsche Welle.

Diez días después de que la primera carta del director del FBI agitara la campaña, James Comey vuelve a echar leña al fuego. En otra carta, también dirigida a los principales miembros del Congreso, aclara que, tras el análisis de los nuevos correos electrónicos encontrados, mantiene su decisión de no procesar a Hillary Clinton. Si la primera carta de Comey provocó euforia en los seguidores de Trump e indignación en la campaña de Clinton, ahora se invierten las reacciones.

Los partidarios de la candidata demócrata se ven aliviados, porque la carta de Comey invalida uno de los principales argumentos de Trump dos días antes de la elección: que Clinton afronta un proceso penal por el uso de su correo electrónico. Para Donald Trump y sus partidarios, el anuncio es, sin embargo, sólo otra confirmación de que todo el sistema político está manipulado. Ahora despotrican imperturbables contra Comey y lo acusan de injerencia política a favor de Clinton.

El dilema de Comey. James Comey estaba confrontado desde el inicio a un dilema debido al caso de los correos electrónicos. Hiciera lo que hiciera, hubiera estado mal. Y eso no cambia con el anuncio de hoy. Muchos partidarios de Clinton siguen indignados porque Comey iniciara otra investigación y lo hiciera público. Así proporcionaba a Trump un argumento demoledor. Para los demócratas, y aquí están de acuerdo irónicamente muchos partidarios de Trump, el jefe del FBI entró desde el principio en el juego político con el objetivo de influir en las elecciones.

Cuando el humo de la batalla electoral se haya disipado, ambos bandos deberán reflexionar sobre si sus ataques contra el FBI y contra Comey han golpeado la confianza en las instituciones y la democracia del país. Nadie, excepto Comey, conoce las verdaderas motivaciones de sus acciones. Quizá siguió efectivamente una agenda política. O tal vez trató, con buena fe, de hacer su trabajo de forma independiente. Los partidarios tanto de Clinton como de Trump harían bien en, al menos, considerar esta posibilidad.

Camino despejado. Para Hillary Clinton, el anuncio supone un impulso en su carrera hacia la Casa Blanca que despeja un obstáculo importante en su camino. Incluso en este bizarro circo electoral, en el que todo parece posible, la perspectiva de que una presidenta recién elegida pudiera ser procesada excedería el marco de lo tolerable. Que el FBI haya disipado ahora la sombra de una posible acusación inminente sobre ella no debe ser pasado por alto. No sólo con la vista puesta en la jornada electoral, sino también después de ella.

Autores