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Europa: decadencia y refugiados
Dom, 27/09/2015 - 22:32

José E. Mosquera

La interconexión eléctrica Colombia-Centroamérica
José E. Mosquera

José E. Mosquera es periodista y escritor colombiano. Es columnista de los diarios El Tiempo, El Espectador, Portafolio, El Colombiano, El Mundo, La República, La Patria, El Liberal, El Universal y La Tarde (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa, La Estrella de Panamá y El Panamá América (Panamá), El Heraldo (Honduras), Tal Cual (Venezuela) y El Nuevo Diario (República Dominicana), entre otras publicaciones nacionales y extranjera.

Hace cinco años un panel de expertos designados por el Consejo Europeo y liderado por el ex jefe del gobierno español Felipe González, se encargó de hacer un diagnóstico sobre los desafíos de la Unión Europea. La meta del denominado Grupo de Sabios fue plantear soluciones para frenar su declive y revitalizar su preponderancia mundial. 

Porque la UE ha perdido influencia, sufre un galopante rezago y, desde luego, un decaimiento en su liderazgo en el nuevo orden mundial, tal como ha quedado demostrado en las últimas cumbres sobre el Cambio Climático, donde se le ha relegado a un segundo plano. Su integración se resquebraja y no sólo pierde supremacía hacia fuera, sino legitimidad hacia dentro debido a que los europeos cada vez se sienten menos identificados con las políticas de una organización burocrática y con un decreciente respaldo popular, como lo han demostrado los resultados de las elecciones europeas en los últimos años. 

Es claro que los nacionalismos crecen y profundizan la crisis interna de UE, porque mientras Francia y Alemania se disputan el liderazgo en la toma de las grandes decisiones, los otros países le dan mayores prioridades a sus políticas domésticas que a la agenda común. Por eso una de las conclusiones más impotentes que llegó el Grupo de Sabios fue que la Unión Europea ante el lento crecimiento y la pérdida de competividad frente a otros actores en el ámbito mundial, debe adoptar reformas que propicien un cambio de modelo que garantice mejores logros y más cohesión en las políticas integracionistas. 

El Grupo de Sabios, por un lado, recomendó reformar el sistema financiero, fiscal y pensional. Por el otro, impulsar un cambio en la política migratoria para afrontar el envejecimiento de la población, y por último, darle más fuerza a las inversiones en ciencia y tecnología. Avizora que si Europa no invierte más recursos en innovación, se quedará más rezagada, por que como van las cosas calculan que dentro de dos décadas los asiáticos estarán a la vanguardia del desarrollo científico y tecnológico en el mundo. 

El Consejo para el Futuro de Europa, otro centro de reflexión del cual también hace parte Felipe González, el ex canciller alemán Gerhard Schroeder y el economista Nouriel Roubini, entre otros expertos, entregaron hace poco otras recomendaciones para sacar del marasmo a la Unión Europea. Este comité propuso que UE emita un paquete de eurobonos para financiar la deuda de los países en crisis y sugirió "establecer una visión de federación más allá del mandato económico y fiscal que incluya asuntos de seguridad, cambio climático, energía, inmigración y política exterior común”. Además aconsejó una recapitalización de la banca, la adopción de un mecanismo para gestionar y solucionar insolvencias y una agenda para impulsar el crecimiento y la generación de empleo. 

La crisis de Grecia ha demostrado que la política monetaria de la Unión ha llevado a la bancarrota a los países débiles, porque favorece a los intereses de la banca privada y a las economías de Alemania y Francia. Felipe González dio en el clavo cuando hizo el llamado a la refundación del organismo al sostener que “para lograr una corrección en rumbo es necesario acabar con los nacionalismos torpes que rezagan y marginan a Europa de las grandes decisiones mundiales”.

Fue más allá cuando señaló “que Europa necesita de una visión capaz de enfrentar la actual coyuntura y las transformaciones que se están viviendo en el mundo con el nuevo reparto del poderío mundial”. De hecho, admitió que la pérdida de poder de Europa obedece en parte a la falta de comprensión de los fenómenos mundiales y por la recuperación de los nacionalismos poco inteligentes que han hecho que la Unión Europea pierda relevancia para los ciudadanos europeos. 

En su criterio lo que más lo angustia es que Europa no es consciente que está en un tránsito histórico de era y de cambio de modelo. En conclusión: la UE va camino hacia un colapso con una población envejecida y aferrada a los viejos paradigmas del eurocentrismo y renuente aceptar que las nuevas tecnologías en manos de una juventud vigorosa en otras regiones están revolucionado el mundo. Por eso, los cambios en la política migratoria de la UE sobre los refugiados del Medio Oriente y Africa, a raíz de las conmovedoras imágenes del cadáver del niño Aylan, ahogado en una playa de Turquía, han tenido un respaldo en la Comunidad Internacional.