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La crisis griega no debilitará el eje franco-alemán
Mié, 15/07/2015 - 09:23

Andreas Noll

La crisis griega no debilitará el eje franco-alemán
Andreas Noll

Andreas Noll es redactor de Deutsche Welle.

“Tras el 'no' de los griegos no debemos permitir que haya un nuevo Tratado de Versalles en la eurozona”, dijo el ministro de Economía galo, Emmanuel Macron, advirtiendo de un trato demasiado duro con el Gobierno heleno. Al mismo tiempo evocó la imagen de un continente que se está sumergiendo en la sangre y el caos, como en aquel entonces, cuando Francia y Alemania eran archienemigos.

Hace tiempo que los enemigos de antaño conforman un eje franco-alemán que dicta el rumbo de la Unión Europea. Sin embargo, hoy día ese rumbo no está muy claro. Trátese de Macron, del ministro de Finanzas, Michel Sapin, o del presidente galo, François Hollande: cuando los políticos franceses se pronuncian sobre Grecia, pareciera que comprenden mejor que sus homólogos alemanes las necesidades del Gobierno heleno. ¿Está Francia dispuesta a un acuerdo con Atenas a cualquier precio?

El ala izquierda del gobernante partido socialista simpatiza con la política inusual del primer ministro griego, Alexis Tsipras, que, en caso de duda, hace a un lado los acuerdos y reglamentos y prefiere remitirse a la voluntad del pueblo. Incluso puede que el exministro de Educación Benoît Hamon haya tenido razón cuando escribió en Twitter que los franceses hubieran votado igual que los griegos. Además, antes de asumir la presidencia del país, Hollande había rechazado en su campaña electoral la política de austeridad de la canciller alemana, Angela Merkel. No obstante, tras mudarse al Palacio del Elíseo, adoptó una postura más pragmática.

Sin embargo, pese a todas las simpatías y el deseo de reglas más laxas en Europa, es poco probable que la actual crisis rompa el eje franco-alemán. En primer lugar, a París le falta la fuerza para ello, ya que el país mismo amenaza con convertirse en una víctima de la crisis. Si bien muchos expertos franceses debaten seriamente sobre la posibilidad de un frexit (salida de Francia del euro), en todo caso esta solo sería una opción a largo plazo.

Una Francia débil. Tan solo hace pocos días, los estadistas publicaron una cifra alarmante. A duras penas la deuda estatal de Francia se mantuvo por debajo del cien por ciento del Producto Interno Bruto, un importante límite simbólico. Y, de momento, no se vislumbra ninguna mejora. Sin embargo, Hollande podría tratar de luchar por mejorar su posición en el dúo París-Berlín, ya que desde hace meses -trátese de Ucrania o de Grecia- Angela Merkel marca el compás.

Sin embargo, ya no es seguro si François Hollande tendrá la oportunidad para mediar. Grecia está al borde del precipicio, y probablemente tampoco Francia podrá salvarla. De ahí que el esfuerzo galo posiblemente esté dirigido sobre todo al público nacional. Al final, Berlín y París compartirán una postura frente a Grecia y con ello determinarán el rumbo europeo en la crisis. Hollande no se puede permitir un conflicto permanente con Merkel, ya que este equivaldría a un suicidio político.

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