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La lucha contra el fraude, ¿misión imposible o falta de medios?
Jue, 23/06/2016 - 10:24

Maria José Bastero

La lucha contra el fraude, ¿misión imposible o falta de medios?
Maria José Bastero

Maria José Bastero es Directora del área de Fraudes de Tecnocom.

En los últimos años estamos asistiendo en América Latina a unespectacular crecimiento del comercio electrónico, tanto en lospaíses más desarrollados como en los emergentes, consecuencia dela expansión de internet, el incremento del uso del celular y elaumento de las transferencias a través de dispositivos móviles.

Lasoperaciones con tarjetas de crédito y débito en la regióncontinúan evolucionando a un ritmo ascendente (como refleja elinforme de Tecnocom sobre Tendencias en Medios de Pago 2015), a lavez que se produce una penetración de la banca móvil (concrecimientos anuales superiores al 60%), incluso entre segmentos depoblación tradicionalmente no bancarizados.

Comoera de esperar, todo ello está propiciando la intensificación delfraude cibernético en Latam, que presenta porcentajes de crecimientosuperiores a la media global. Según Lacnic (Registro de Direccionesde Internet para Latinoamérica y el Caribe), sólo en comercioelectrónico el fraude en la zona superaba ya en 2012 los US$430millones.

Resultaevidente que las medidas puestas en marcha hasta el momento paraluchar contra esta lacra no están dando el resultado esperado. Losdelitos cometidos son cada vez más sofisticados, los defraudadoresse encuentran más preparados, disponen de mejores herramientas ytienen un mercado mucho más amplio sobre el que actuar. Aunqueexiste una escasez generalizada de estadísticas de fraude en laregión debido, en parte, a la reticencia de los sectores afectadosen proporcionar información, según el Reporte de fraude onlineen América Latina, desarrollado por la filial de VisaInternacional CyberSource y el Instituto Latinoamericano de ComercioElectrónico (eInstituto), el promedio de contracargos en Latam esmás del doble del detectado en EE.UU. y Canadá, y el índice derechazo de órdenes de compra es tres veces superior al de loscomercios de estos países.

Peroel problema no afecta únicamente a compras con tarjetas. El miedo alfraude entre entidades y usuarios es un factor crítico que puederalentizar la expansión de otras tecnologías, como los canalesmóviles para banca y comercios.

Además,ya no se trata sólo de disminuir el coste económico directo quesuponen las actividades delictivas. La globalización y el aumentoexponencial del uso de las redes sociales, hace que tengamos quetener más presente que nunca el riesgo sobre la reputación. Uncliente que haya sufrido un fraude se lo pensará dos veces antes decomprar en el mismo establecimiento, o solicitará una tarjeta enotra entidad bancaria si estima que la suya no ha puesto en marchatodas las medidas posibles para protegerle, pero además, se correuna alta probabilidad de una publicidad negativa, que puede serviral, ante la falta de seguridad del comercio de compra, o entidademisora de la tarjeta. Aún en el caso de que finalmente el importefraudulento le sea devuelto, el daño está hecho. Las encuestasrealizadas por organizaciones de consumidores demuestran que losusuarios están más dispuestos a operar en establecimientos y conentidades financieras que ofrezcan medidas de seguridad reforzadas.

Portanto, no es suficiente utilizar únicamente herramientas quepermitan el conocido fraude. Es necesario adelantarse y prevenir elcibercrimen, detectando comportamientos anómalos en la actividad declientes y comercios en el mismo momento en que se producen. Lossistemas detectores de fraude que exigen costosos períodos dereentramiento en el laboratorio cuando se manifiesta un cambio en lospatrones de fraude, están quedando obsoletos; es necesarioincorporar nuevos productos basados en inteligencia artificial, quesean capaces de procesar ingentes volúmenes de datos, y que seadapten dinámicamente a los cambios en dichos patrones delictivos,proporcionando una respuesta inmediata.

Ytodo ello controlando los falsos positivos. Según el reporte delinstituto, el 31% de las órdenes de compra en comercio electrónicoson revisadas manualmente (más del doble que en Europa) y el 65% deéstas son finalmente aceptadas. El alto índice de contracargosunido al de órdenes revisadas puede ser significativo de un elevadonúmero de errores en la calificación del fraude, lo que preocupapor igual a bancos y comercios. Además del coste económico quesupone, conviene no olvidar que un cliente que haya visto como sucompra en Internet es rechazada o su tarjeta bloqueada por un erroren los sistemas de prevención, muy probablemente será un clienteperdido. Por ello, las entidades financieras exigen cada vez más asus sistemas antifraude, que muestren a los gestores antifraude, deforma transparente y online, los motivos por los que una transaccióntiene una alta probabilidad de ser fraudulenta, de modo que puedanactuar sobre ella con la máxima eficiencia posible, interpretandocon la información proporcionada el porqué de las alertaslevantadas, de forma que se incurra en un ciclo virtuoso, cada vezmás rico, ante próximas detecciones. La mayoría de sistemasactuales, especialmente aquellos orientados a técnicas de detecciónneuronal, son probablemente demasiado opacos para dicho objetivo. Sinembargo, los nuevos sistemas de detección matemática (pe. sistemasbayesianos), se están revelando como una gran alternativa para losnuevos tiempos, en gran parte por su transparencia en el diagnóstico,tasas de falsos positivos optimizadas, por su reacción inmediataante cambios de patrones fraudulentos (y sin costes dereentrenamiento), y por un diseño más acorde a la gestión decantidades ingentes de datos.

LaOrganización Mundial del Comercio prevé, para los próximos años,que aumente exponencialmente el uso de internet, y es necesario quebancos, comercios y usuarios estemos preparados para evitar que elimporte defraudado aumente a un ritmo todavía mayor. Es evidente quenunca va a poder obtenerse una tasa de fraude cero, pero sí esposible generar un entorno más seguro si se dispone de lasaplicaciones adecuadas, se actualizan los procedimientos de control,y se forma a los clientes en el uso correcto de las nuevastecnologías.