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La política mexicana en los tiempos de García Márquez
Dom, 20/04/2014 - 11:50

Vianey Esquinca

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Vianey Esquinca

Vianey Esquinca es consultora en comunicación e imagen, escribe la columna "La Inmaculada Percepción" en Excelsior (México).

La muerte de Gabriel García Márquez acaparó totalmente la atención mediática, por supuesto antes de un temblor de 7,2 grados Richter regresara a la realidad a los mexicanos que se habían convertido de la noche a la mañana en los más fanáticos y leales seguidores del escritor colombiano.

Y es que cada vez que muere o premian a un escritor o se da a conocer el premio Nobel de Literatura, las redes sociales se inundan de citas del personaje en cuestión, y las condolencias o reconocimientos vienen en todas las presentaciones y tamaños. Sin embargo, en el caso de García Márquez es muy probable que hasta los políticos hayan leído alguna de sus obras, obligados por los maestros de la secundaria o por puro placer. El colombiano tenía obras para todos los gustos, libros-tabique o aquellos del tipo de bolsillo que se leen en los trayectos del Metro.

Una de las características de la obra de Gabo fue imprimirle realismo mágico, en donde los hechos fantásticos son lo cotidiano. No obstante, a veces lo más insólito e increíble es lo más parecido a la realidad, por lo menos en México. ¿Qué puede haber más extraño e irreal que una Comisión Especial del Congreso, un fraude de miles de millones de dólares a Pemex donde hasta el momento sólo están involucrados funcionarios menores, políticos que se reúnen con Los Templarios sólo a tomar el café?

Por eso, seguramente si García Márquez hubiera nacido y vivido toda su vida en México, los títulos de sus obras hubieran sido distintos y tal vez con otro contenido.

Cien años de soledad no hubiera tenido lugar en Macondo sino en Michoacán, lugar que quedó solo y abandonado por muchos años, a expensas de los grupos criminales que se fueron infiltrando en todas las esferas del poder. En esa entidad, ha comenzado una limpia con la detención del exsecretario de gobierno, Jesús Reyna, así El exgobernador no tiene quien le escriba, pero al menos si tiene quien lo defienda.

Su aprehensión fue Crónica de una detención anunciada junto con la del alcalde de Apatzingán, Uriel Chávez Mendoza, acusado de extorsión y vínculos con Los Caballeros Templarios. Todo eso no deja más que ver las Historias de los políticos tristes o tristes políticos, que utilizaron su cargo a favor de los grupos criminales.

En Michoacán, el gobierno federal tiene mucho trabajo. No sólo con la narcopolítica sino también con los grupos de autodefensas. Alfredo Castillo es El comisionado en su laberinto porque tiene que estar buscando salidas para todo lo que se presenta. Por su parte los líderes de las policías comunitarias, insisten en contar: La increíble y triste historia del cándido autodefensa y el comisionado desalmado que los traicionó con la detención de sus compañeros.

La situación de violencia no sólo se ha presentado en Michoacán, sino en Tamaulipas, Morelos donde se escuchan constantemente no Noticias de un secuestro, sino de cientos de ellos. Los secuestrados sólo esperan Vivir para contarla. En esas entidades muchos votantes quisieran ver el El otoño del gobernador y piensan en La mala hora que eligieron a sus autoridades y escucharon sus promesas porque De los políticos y otros demonios están llenos algunos estados y municipios.

Sí, seguro también García Márquez escribiría también una versión llamada Los políticos en los tiempos de cólera (o de ira) y narraría que éstos suelen ser despiadados y chantajistas. Si políticamente nos les conviene aprobar una reforma o sus leyes secundarias, no lo hacen, más allá de los beneficios al país. En cambio, si les conviene en sus intereses son capaces de aprobar en fast track. Además en las campañas internas o con otros partidos, suelen sacar lo peor de sí.

También publicaría el Relato de un náufrago contando como miles de mexicanos tratan de sobrevivir y no hundirse en el mar de problemas o deudas.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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