Pasar al contenido principal

ES / EN

¿La verdadera historia de cómo EE.UU. mató a Bin Laden?
Dom, 17/05/2015 - 10:56

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Acabo de leer una de las más fascinantes historias periodísticas que he leído en muchos años. Está escrita por uno de los periodistas más serios y reconocidos de Estados Unidos, Seymour M. Hersh. Narra lo que, él argumenta, fue la verdadera historia de cómo asesinaron a Osama bin Laden y, por tanto, todas las mentiras que contó el presidente Obama para encubrir lo que realmente ocurrió. Se trata de una larga pieza periodística publicada en el London Review of Books. A continuación resumo los principales hallazgos de Hersh, recomendando la lectura completa del artículo en cuestión.

Entre 2001 y 2006, Osama bin Laden vivió, junto con sus esposas e hijos, en las montañas Hindu Kush en la frontera entre Afganistán y Pakistán. En 2006, el servicio secreto paquistaní, conocido como ISI, lo detuvo. Las tribus locales lo habían traicionado a cambio de dinero. Bin Laden fue trasladado a una casa-prisión en la ciudad de Abbottabad, a 60 kilómetros de Islamabad, donde ISI tenía diversas instalaciones estratégicas.

¿Por qué el gobierno de Pakistán no le entregó a Estados Unidos al terrorista más buscado del mundo? De acuerdo con las fuentes de Hersh, prefirieron mantenerlo en esa fortaleza, encarcelado, para tener una ficha con la cual negociar con los talibanes afganos, quienes podrían ser un actor importante en las eternas disputas territoriales de Pakistán con la India. Además, los paquistaníes no querían tener problemas con los sauditas, quienes estaban muy preocupados de que Estados Unidos capturara a Bin Laden y éste comenzara a contar las conexiones de Arabia Saudita con Al Qaeda.

En 2010 se apareció en la embajada de Estados Unidos en Pakistán un agente de inteligencia de ese país ofreciendo revelar la localización de Bin Laden a cambio de la recompensa que los estadounidenses habían ofrecido por él: 25 millones de dólares. La CIA, al principio, no le creyó. Sin embargo, le aplicaron el polígrafo y pasó. Al parecer era cierto que Osama se encontraba recluido en una casa de seguridad de ISI en Abbottabad.

Acto seguido, Estados Unidos contactó al gobierno de Pakistán para informarle que ya sabían que tenían a Bin Laden. Lo que siguió fue un largo y complejo proceso de negociación para presionar a los paquistaníes a que lo entregaran. Entre zanahorias y palos que aplicaron los estadounidenses, el gobierno paquistaní, eventualmente, aceptó dárselos con una condición: que lo mataran. El asunto llegó a la Oficina Oval en Washington. El presidente Obama exigió una prueba de ADN para comprobar que sí era Bin Laden. La consiguieron a través del doctor del terrorista que trabajaba para ISI.

Un grupo de comandos especiales (Navy Seals) se preparó en Nevada en una casa idéntica a la de Abbottabad, de acuerdo a los planos que proveyeron los paquistaníes. El día en cuestión volaron con el permiso de Pakistán en dos helicópteros. En la zona cortaron la luz y comunicaciones. Los soldados estadunidenses entraron sin ningún problema a la fortaleza, se encaminaron al cuarto donde estaba Bin Laden, débil y enfermo, y lo mataron a balazos. No encontraron ningún tipo de resistencia. Puesto que un helicóptero se había caído en el jardín, esperaron varios minutos a que enviaran otro con la anuencia de los paquistaníes.

Los gobiernos de EE.UU. y Pakistán habían acordado que, días después del operativo, anunciarían la muerte de Bin Laden por medio de un dron en Afganistán. No obstante, por la caída del helicóptero, los estadunidenses decidieron adelantarse anunciando la muerte de Osama con una serie de mentiras, que luego se reproducirían en la película Zero Dark Thirty. Según Hersh, incluso el funeral de Bin Laden en un barco desde el cual, después de una ceremonia musulmana, lo echaron al mar, fue una mentira. El cadáver del terrorista viajó hecho pedacitos con los soldados americanos en el helicóptero, quienes lo iban tirando desde el aire.

Hasta aquí un breve resumen de lo que cuenta Hersh, uno de los periodistas más serios de EE.UU., Premio Pulitzer, colaborador de la prestigiosa revista The New Yorker. Su historia se basa, fundamentalmente, en testimonios de varias fuentes paquistaníes y estadounidenses. Y es que no hay muchas pruebas físicas porque el gobierno estadounidense se ha encargado de borrarlas. Un último dato: la Casa Blanca se negó a comentar esta historia con el periodista.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

Autores