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Las fábulas de La Fontaine nos enseñan economía
Mar, 30/06/2015 - 11:07

Karelys Abarca

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Karelys Abarca

Karelys Abarca es Economista, egresada de la Universidad Central de Venezuela, y Profesora-Investigadora en la Facultad de Economía de esta casa de estudios. Ha sido dos veces Premio Nacional Alberto Adriani, galardón otorgado por el Banco Central de Venezuela y la Fundación Alberto Adriani. Twitter: @karelitabarca

Las fábulas representan un género de la literatura donde personajes que son animales o inanimados, poseen características humanas como el habla. Estas historias concluyen con una enseñanza o moraleja. Las fábulas de La Fontaine son de las más conocidas mundialmente. Además de ser numerosas, sus moralejas son muy claras y muchos las hemos escuchado desde la infancia.

Jean La Fontaine fue un poeta francés del siglo XVII. Entre las más conocidas de sus fábulas tenemos "Los dos mulos", "El lobo y el perro", "El asno cargado de esponjas y el asno cargado de sal", "la liebre y la tortuga", "La gallina de los huevos de oro", "la Cigarra y la Hormiga", "El cuervo y el zorro", "La rana que quería tener la corpulencia del buey", "El zorro y las uvas". Son muchísimas fábulas. Pero ¿qué enseñanzas nos dejan? Siempre nos dejan lecciones a los humanos, lecciones de la vida cotidiana. La novedad es que si reflexionamos bien, también nos dejan lecciones de economía.

Por ejemplo, en una de las fábulas una liebre y una tortuga apuestan quién llega primero a un determinado lugar. Parece una apuesta tonta, porque obviamente una liebre puede correr cien veces más rápido que una tortuga, sin embargo, la tortuga acepta el reto y se prepara para éste. La liebre haragana, se acuesta debajo de un árbol, segura que ganará, pero durante su profundo sueño la tortuga le gana terreno, al proseguir el camino sin detenerse. Al final, contra todo pronóstico, gana la tortuga, la más lenta, porque es la más constante en la carrera.

Igual pasa en la vida. Muchas personas sobrestiman sus capacidades y posibilidades, por lo que no hacen nada para agregar más valor, sólo aprovechan los recursos que la naturaleza y el entorno les da; lo que en economía se llama "las ventajas comparativas". Mientras aquellos que sienten que poseen pocas ventajas, luchan y se sacrifican más, desarrollando "ventajas competitivas" con lo que alcanzan más sublimes metas, ganando en la carrera de la vida.

Los países dotados de riqueza natural, que poseen "ventajas comparativas", como es el caso de muchos países latinoamericanos, no necesariamente llegan primero en la carrera del desarrollo y del bienestar. Son los países que desarrollan "ventajas competitivas", como la tortuga, los que se convierten en punta de lanza en el mercado mundial. Por ejemplo, Alemania, fue prácticamente la última nación europea en formarse y unificarse, y hoy en día es el motor económico de ese continente.

No porque un país esté dotado de recursos naturales, que sería la potencialidad de la liebre para correr rápido, significa necesariamente que va a llegar primero en la carrera del bienestar económico. Si ese mismo país posee "ventajas comparativas", pero se echa debajo de un árbol a dormir, sólo explotando sus recursos sin agregar mucho valor, probablemente termine pidiendo préstamos a aquellos que, como la tortuga, jamás se detienen.

Entre algunas de las fábulas que nos leyeron de pequeños, tenemos también "La Cigarra y la Hormiga". La realidad de la cigarra que no planificó su economía, nos sirve como moraleja para aquellos países que derrochan sus recursos, sin prever crisis y recesiones. Hay países con muchos recursos naturales, que explotan sin ahorrar para el futuro, dilapidando sus ingresos, tal como la cigarra. Cuando sobreviene la crisis, estos mismos países que no planifican su economía y se gastan todo sin ahorrar, no les queda más que rogar, pedir prestado y endeudarse con aquellos países ricos y mezquinos, como la hormiga.

En la fábula de la gallina de los huevos de oro, hay también una moraleja de la economía. La ambición por obtener riquezas o ingresos extraordinarios puede llevar a una persona, empresa o país a destruir la fuente de su progreso, al agotar o asfixiar un recurso que le daba bienestar, de allí la fama de la expresión de quiebra: "mató a la gallina de los huevos de oro". Por ejemplo, en Venezuela, donde la fuga de capital humano altamente capacitado se agrava día a día, debido a las condiciones de recesión económica e inseguridad, se representa con bastante precisión esta expresión. Pues todo país que pierde su valor más preciado, el capital humano, es como si "matase a la gallina de los huevos de oro".

En la fábula del zorro y las uvas, el mamífero, muriéndose de hambre, ve en una viña uvas frescas y maduras, pero como están tan altas y no puede alcanzarlas, dice que están muy verdes y que no están listas para comer. Lo mismo sucede en países de la región con el tema del desarrollo económico y humano, al observar todos los problemas sociales y económicos a los que nos tenemos que enfrentar. Podríamos pensar que no estamos listos para los elevados retos del mercado mundial y que el verdadero desarrollo es tan inalcanzable para nosotros, como las parras de esta fábula de la Fontaine. Si las uvas del desarrollo están muy altas, entonces, tendremos que usar una escalera para llegarles, pero bajo ninguna circunstancia debemos conformarnos con el atraso.

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