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Las mujeres y la ciencia económica
Mar, 15/09/2015 - 08:47

Karelys Abarca

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Karelys Abarca

Karelys Abarca es Economista, egresada de la Universidad Central de Venezuela, y Profesora-Investigadora en la Facultad de Economía de esta casa de estudios. Ha sido dos veces Premio Nacional Alberto Adriani, galardón otorgado por el Banco Central de Venezuela y la Fundación Alberto Adriani. Twitter: @karelitabarca

El mundo de la ciencia económica, al igual que el de las ciencias puras, estuvo dominado históricamente por hombres, no obstante la realidad ha cambiado y tanto el presente como el futuro que se vislumbra, muestran importantes giros. De hecho son cada vez más las mujeres que se destacan en este campo. Nombres como los de Irma Adelman, experta en el área de la planificación del desarrollo; Graciela Chichilnisky, Doctora en Economía, Matemática y Experta en Cambio Climático; nos revelan que hay economistas mujeres que brillan con luz propia en el maravilloso mundo de esta ciencia.

Otros ejemplos dignos de mencionarse son Anne Krueger, Primera Subdirectora Gerente del Fondo Monetario Internacional hasta el 2006 y Economista en Jefe del Banco Mundial entre 1982 y 1986; Ana Schwartz, con sus notables trabajos centrados en la economía financiera y la transmisión internacional de la inflación, además del papel de los gobiernos en la política monetaria de los países. También nos encontramos a Alice Tepper, fundadora del Consejo de Prioridades Económicas de los Estados Unidos, conocida por movilizar el poder de los consumidores hacia prioridades justas y sostenibles. Son muchos los nombres de mujeres economistas con valiosos aportes de investigación, no sería posible mencionar todos esos aportes en un artículo.

Pero fue la estadounidense Elinor Ostrom, la primera mujer que alcanzó el Premio Nobel de Economía en el 2009, así como Gabriela Mistral fue la primera mujer y primera latinoamericana en alcanzar el Premio Nobel de Literatura. Elinor Ostrom ganó el Nobel de Economía como coautora de una investigación sobre la gobernanza económica, especialmente de los recursos compartidos, un tema muy importante en el mundo globalizado de hoy. Resulta increíble en este campo del saber hasta ahora sólo haya un Premio Nobel femenino.

Sin embargo, mi economista mujer favorita es y ha sido siempre Joan Violet Robinson, una británica considerada entres las más grandes economistas de todos los tiempos, aún así no ganó nunca el Nobel por sus tendencias políticas muy marcadas. Muchos economistas esperaban que Robinson recibiera el Nobel de Economía en 1975, pero eso jamás ocurrió.

El primer libro importante de economía de Joan Robinson fue “Economía de la competencia imperfecta”. En él planteaba un modelo de competencia entre empresas, cada una de las cuales tenía poder monopolista, con lo que fundó junto a la corriente del economista Chamberlin, las bases de la teoría de competencia monopolística.

En su primer libro y en artículos especializados, Joan Robinson mostró un estilo de escritura característico, tan sencillo que era capaz de explicar con pocas y sencillas palabras, complejos conceptos matemáticos. En la década de los treinta, Robinson formaba parte del “Cambridge Circus”, un grupo de economistas jóvenes que incluía a James Meade, Roy Harrold, Richard Kahn (que se convertiría en su esposo), Austin Robinson, entre otros. Este grupo se reunía para hablar de economía y en especial para discutir la “Teoría General” de Keynes. Buena parte de los artículos escritos por Joan Robinson en aquella época, aclaraba conceptos que Keynes no había dejado claros; por ejemplo fue ella la primera en definir el concepto de macroeconomía.

Joan Violet Robinson hizo aportes enormes en el estudio de la competencia imperfecta. Y es coautora de la famosa ecuación “Amoroso- Robinson”. También inició la “controversia de Cambridge”, atacando la idea de que el capital pudiese ser medido y agregado, convirtiéndose desde entonces en la postura de Cambridge; aunque en Estados Unidos, Samuelson y Solow defendían esta postura neoclásica, pero Robinson terminó ganando la batalla con ideas contundentes.

Finalmente, no se sabe si fue el género de Robinson quien le impidió ganar el Nobel de Economía o si fue su ideología política, pero sí se nota que estas condiciones personales frenaron su avance académico, pues aunque fue profesora en Cambridge desde 1928, obtuvo el cargo a plenitud en 1965, cuando su esposo se retiró de la universidad. Apenas pudo disfrutar pocos años de ese privilegio, pues se jubiló en 1971.

En el mundo del futuro, en un futuro tangible y cercano, auguro que veremos más mujeres economistas alcanzar el Nobel en este campo científico, por la importancia de las investigaciones que realizan y la abrumadora participación femenina en el mundo de las decisiones estratégicas del mundo global de hoy.

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