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Las ruinas del primer canal interoceánico de América
Dom, 22/03/2015 - 14:49

José E. Mosquera

La interconexión eléctrica Colombia-Centroamérica
José E. Mosquera

José E. Mosquera es periodista y escritor colombiano. Es columnista de los diarios El Tiempo, El Espectador, Portafolio, El Colombiano, El Mundo, La República, La Patria, El Liberal, El Universal y La Tarde (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa, La Estrella de Panamá y El Panamá América (Panamá), El Heraldo (Honduras), Tal Cual (Venezuela) y El Nuevo Diario (República Dominicana), entre otras publicaciones nacionales y extranjera.

Por primera vez, hace 237 años, el hombre pasó en embarcaciones del océano Atlántico al Pacífico, en América, una hazaña que ocurrió en la población minera de Raspadura, en 1778, en el departamento del Chocó, en la región del Pacífico, en Colombia. La historia de este primer paso interoceánico en el continente se originó por un litigio minero entre los propietarios de unas minas de oro a finales del siglo XVII, al sur de Quibdó, la actual capital del departamento del Chocó, por el control de las aguas de varias quebradas. Un sacerdote, con las fuerzas de sus esclavo, construyó esta primera ruta interoceánica en el Nuevo Mundo.

Un hecho histórico desconocido e ignorado en el mundo. El autor de ese hito histórico mundial fue el cura de la población de Nóvita, Rafael Cerezo, quien en la búsqueda de una solución al litigio del aprovechamiento de las aguas de las quebradas entre las minas del José Rafael Mosquera y de Antonio Salinas, construyó una zanja que delimitó las minas.

El padre Cerezo para poner fin a las querellas con varias cuadrillas de indios y esclavos construyó este rudimentario canal que sirvió para dirimir el pleito, pero así terminó uniendo las aguas de las quebradas Raspadura y La Honda, tributarias del río Quito, afluente del río Atrato con las aguas de la quebrada San Pablo, afluente del río San Juan. Luego, mediante dos grandes pilas (embalses) surtía de agua el cauce del canal y permitió el paso de las embarcaciones del Atlántico al Pacífico.

La construcción de este canal fue toda una aventura llena de pericias que dinamizó el comercio entre las provincias chocoanas de Nóvita y Citará, en el siglo XVII. Lo insólito de esta hazaña radica en el hecho de que este sacerdote que había sido enviado a las misiones del Chocó con el fin de evangelizar a los nativos y a los esclavos, terminó de administrador de las minas de José Rafael Mosquera, un miembro de una de las familias esclavistas más importantes de Popayán.

En principio la existencia del canal fue puesta en duda por las autoridades del virreinato, pero cuando comprobaron la realidad, tanto en la Nueva Granada como en Europa los hombres de ciencias, de negocios y toda clase de aventureros se interesaron en conocer esta ruta interoceánica. La corona envió al Chocó al ingeniero Antonio Pesca para que estudiara su estado. La corona, basada en los estudios de Pesca, planeo su ampliación, pero desistió por las restricciones que decretó al comercio en el Chocó.

Por más de dos siglos fue una de las rutas comerciales más importantes del Chocó. Entonces, 136 años antes que se construyera el Canal de Panamá, champanes y canoas cargadas de mercancías y pasajeros pasaron por este rudimentario canal de un mar al otro.

Desde el Libertador Simón Bolívar hasta hombres de ciencia como Humboldt, Caldas; políticos como Florentino González y aventureros extranjeros como Boussingault, Cocharene, Mollien, Serret, Moyne y Codazzi, entre muchos otros, se ocuparon de este canal en el siglo XIX. Canal que por la sedimentación perdió preponderancia en el tráfico comercial.

En 1972 se revivió por las exploraciones que hizo el ciudadano inglés Stephen Howarth para verificar su historia, y luego de dos años de exploraciones encontró el lugar exacto de su trazado. Durante el gobierno del presidente de Colombia, Alfonso López Michelsen, un grupo de expertos del Laboratorio de Ensayos Hidráulicos estudió sus factibilidades, pero éstas fueron archivadas por los elevados costos de su reactivación. Hace una década fue noticia cuando un grupo de mineros con sus retroexcavadoras casi destruyen sus ruinas y ahora ocho poblaciones de los municipios de Istmina, Unión Panamericana y Cantón del San Pablo, pertenecientes al departamento del Chocó, aspiran convertirse en un nuevo ente municipal de aquel departamento, esta vez con el nombre de municipio de Canal del Cura.

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