Pasar al contenido principal

ES / EN

Los siete pecados capitales del trader a la hora de invertir
Vie, 13/02/2015 - 10:03

Gustavo Neffa

La importancia de la educación financiera en los niños
Gustavo Neffa

Gustavo Neffa es Socio-Director de Research For Traders.

La confianza en uno mismo es importante, especialmente en un entorno competitivo en el que el adversario es la gran masa que intenta aprovecharse antes que uno, tal y como ocurre en los mercados financieros.

De ahí, la importancia de tener una mente despejada y centrada en el para tener éxito. Los pecados capitales del trader a la hora de invertir tienen un base en la mayoría de las veces en los problemas psicológicos, bastante fáciles de detectar, pero muy difíciles de corregir ya que lleva tiempo y, ante todo, una perseverancia para poner en práctica un método con la mente centrada en el trading.

Entre los mayores problemas psicológicos que suelen afectar al trader se sitúa la impulsividad, es decir, hacer las cosas sin pensar antes. La impulsividad es fruta de la frustración y de la emoción, un estado muy común ya que nuestras emociones nos impulsan a actuar, muchas veces de forma irracional o contraria a nuestro plan, incluso cuando la mejor opción es quedarnos quietos sin invertir. En muchas ocasiones, estar líquido (cash) es la mejor opción si no la tendencia no está clara.

No obstante, también es muy importante lo que se denomina como dilación, es decir, no hacer las cosas tal y como se han planeado. La dilación es como engañarse a si mismo, diciendo que vamos a hacer una cosa y después no la hacemos. La dilación es una de las consecuencias de la preocupación y de la ansiedad, del mido a tener consecuencias negativas. Ambos comportamientos nos llevan a situaciones en las que el trader fracasa a la hora de actuar basado en sus ideas y planes.

El miedo es la principal emoción que influye y produce la dilación. El miedo a perder dinero pasa factura, por ello hay que pensar en el mercado como operaciones en las que se gana o se pierde un porcentaje, y no dinero. El miedo a no tener razón hace que perdamos tiempo en repasar los fundamentales de un posicionamiento. El miedo a que el mercado no se comporte como esperamos tiene que ver con el miedo de tener mala suerte: contra eso hay que entender la teoría de las probabilidades.

En el polo totalmente opuesto al miedo se encuentra la confianza, la que “mueve montañas” y puede explicarlo todo. Pero un exceso de confianza nos puede llegar a jugar una mala pasada si nos salimos de ese corsé que cualquier trader debería tener para contener pérdidas mayúsculas.

La avaricia, por otro lado, es el deseo de poseer y acumular riquezas: es muy peligroso pensar en lo que uno no tiene aún, porque no nos dejará tener la mente despejada para invertir. Es como querer adelantarse a los hechos. La tentación es muy grande y sobran los ejemplos de traders que han hecho fortunas operando online con un simple ordenador portatil desde su casa, pero esos casos son los menos, y los más arriesgados con seguridad.

La esperanza es un sentimiento muy fuerte que se aplica de forma general una vez que se cometió el error. Uno tiene confianza de antemano, pero se tiene esperanza una vez que se entra en una estrategia y puede ser el responsable de los errores fatales por no seguir el plan de trading, o no respetar un riesgo determinado. Cuando se está perdiendo dinero en una estrategia y no se usa un stop loss, uno puede verse tentado a duplicar la apuesta, es decir promediando la operación. Equivale a comprar el doble y asumir más riesgo porque creemos que, finalmente, el mercado se va a mover a nuestro favor.

La esperanza lleva a la acción de promediar, es decir, comprar más de lo mismo en una posición perdedora. Promediar una posición solo se puede justificarse cuando uno sabe más que el mercado, o lo que es lo mismo, contamos con información confidencial (inside information), o con más espacio para un repunte cuando los indicadores técnicos nos dicen que es momento de volver a apostar a favor de un activo. Pero ninguna de las dos cosas generalmente aplican, porque si no se cuenta con información privilegiada, se estará frente a un juego peligroso de jugar: se puede duplicar (por ejemplo) la apuesta toda vez que sale perdedora. El riesgo es que para recuperar el 50% de pérdida por ejemplo, se tiene que apostar 100% más  para volver al equilibrio original. Tener una “corazonada” no es suficiente para recuperar lo perdido.

Subirse a un tren que avanza más rápido a veces tiene más sentido que encapricharse con que tenemos la razón y el mercado no, porque el mercado siempre tiene la razón a corto plazo, por más que a largo plazo esté equivocado y se haya estado operando en una burbuja.

¿Cómo se reducen al máximo los riesgos de tener una mente poco centrada?

La manera de controlar los sentimientos y operar con la mente despejada y enfocada en el trading sin pasar por un psicólogo es comprender primero que existen estos riesgos, tendencias y defectos psicológicos. Nadie puede sanar si no acepta primero que está enfermo y luego debe tener la voluntad de corregir dichas desviaciones.

En ese sentido, son de gran ayuda los diálogos constantes tanto de las personas más cercanas en la oficina donde uno opere, o compartiendo opiniones vía telefónica con amigos. Por otro lado, tendremos que conocer la dinámica real de los mercados. Formarse es otra manera de combatir con más herramientas. Contar con una guía y un apoyo profesional siempre es necesario, los bancos y brokers son los grandes responsables de proveer servicios en ese sentido mediante el análisis, charlas/desayunos y presentaciones, acceso a sus analistas, etc. Contar con un resumen detallado de todas las transacciones realizadas y de por qué se invirtieron en esas operaciones contribuye mucho además a estabilizar la operatoria emocional y entender por qué se tomaron esas decisiones para saber en qué uno se ha equivocado.

*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.es.

Autores