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Los tres indicadores que hay que conocer para invertir en acciones
Vie, 24/06/2016 - 09:31

Andrés Cardenal

Tres compañías tecnológicas con sólidos dividendos
Andrés Cardenal

Andres Cardenal es Analista de Sala de Inversión América.

En materia de análisis de inversiones, existe una amplia variedad de factores, tanto cualitativos como cuantitativos, que pueden brindar información valiosa para la toma de decisiones. Pero más allá de los detalles puntuales sobre cada indicador, resulta fundamental tener en cuenta cuáles son las diferentes clases de métricas matemáticas y qué indican sobre el activo en cuestión.

Los ratios de valuación son unas de las herramientas más populares en el mercado, y nos indican en qué medida el precio del activo es alto o bajo en comparación con los fundamentos del negocio. Algunos de los ratios más comunes dentro de este grupo son el ratio precio-ganancias, precio-ventas, o el precio-flujo de caja, entre muchas otras posibilidades.

La función que cumplen estos indicadores es básicamente la de estandarizar los precios del activo. Analizar el precio de mercado en forma aislada no brinda demasiada información; en cambio, comparar este precio frente a las ganancias y otras medidas importantes del valor del negocio resulta claramente más ilustrativo. 

Si trasladamos el indicador desde el mercado bursátil al mercado de bienes raíces, podríamos decir que el pecio de una propiedad en sí mismo no dice mucho. Por otro lado, el precio por metro cuadrado es una medida que puede resultar considerablemente más valiosa.

Los ratios de valuación de una compañía se utilizan para realizar todo tipo de comparaciones. Se puede analizar la evolución histórica del ratio para la misma empresa, o compararla con el promedio de mercado y con compañías del mismo sector. La clave es siempre seleccionar activos que sean comparables en términos de variables como sus tasas de crecimiento y calidad fundamental.

Resulta vital tener en cuenta que algunas compañías merecen una valuación superior al promedio debido a que ofrecen características especialmente atractivas para los inversores. En estos casos, un ratio de valuación elevado no necesariamente indica que el activo esté sobrevalorado. A mayor calidad, más altos deberían ser los ratios de valuación.

En el mismo sentido, si los fundamentos del negocio se están deteriorando, ningún precio es lo suficientemente bajo para comprar. Las compañías que tienen ventas en declive permanente o  un nivel de endeudamiento elevado habitualmente cotizan a ratios bajos de valuación, y esto no las convierte necesariamente en una inversión atractiva.

Ratios de crecimiento. Invertir en acciones de alto crecimiento puede ser una estrategia enormemente rentable a largo plazo. Asumiendo que el ratio precio-ganancias se mantiene estable en el tiempo, mientras más rápido crecen las ganancias de la compañía, más rápido debería aumentar también el precio de las acciones.

Para medir las tasas de crecimiento se compara generalmente la evolución de las ventas y ganancias en el tiempo. Cuando los datos son trimestrales, se analizan los reportes de un trimestre en relación con el mismo trimestre en el año anterior, con el objetivo de evitar el impacto de las variaciones estacionales.

En el caso de negocios con crecimiento explosivo e inestable, es posible que las tasas de crecimiento sean bastante volátiles, por lo cual resulta conveniente analizar los datos en comparación con las tasas de crecimiento promedio a largo plazo y no darle demasiada ponderación a un trimestre puntual con tasas de crecimiento excesivamente altas o bajas.

Un aspecto central a tener en cuenta es que la tasa de crecimiento en muchos casos tiende a desacelerarse en el tiempo. Resulta relativamente más fácil crecer a alta velocidad sobre una base pequeña de ventas. A medida que el negocio aumenta de tamaño y madura en el tiempo, la velocidad de crecimiento suele reducirse.

Esta desaceleración del crecimiento es un fenómeno bastante habitual y natural en muchos casos, y no necesariamente un motivo de preocupación para el inversor. Por otro lado, conviene tener en cuenta esta dinámica cuando proyectamos hacia el futuro las tasas de crecimiento pasadas y presentes.

Ratios de rentabilidad. Los ratios de rentabilidad indican la eficiencia del negocio para generar ganancias por cada dólar de ventas o de activos. Por ejemplo, el margen bruto y el margen operativo analizan la rentabilidad sobre ventas en diferentes niveles del estado de resultados, mientras que el retorno sobre activos y el retorno sobre el patrimonio neto evalúan la rentabilidad en función del capital de la compañía.

Las empresas con niveles de rentabilidad superiores al promedio son más efectivas a la hora de generar ganancias para los inversores, lo cual dice mucho sobre la calidad del negocio y su fortaleza competitiva. Cuando el negocio genera mayor rentabilidad que sus competidores en la industria, esto suele ser reflejo de ventajas en áreas como poder de marca, escala de costos o patentes exclusivas, entre otras posibilidades.

No casualmente, los estudios estadísticos demuestran que las compañías con ratios de rentabilidad por encima de la media suelen generar retornos atractivos para los accionistas. Por lo tanto, invertir en empresas con ratios de rentabilidad elevados y sustentables tiende a ser una estrategia ganadora en el tiempo.

*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.