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México: el Inegi y el poder de la información
Vie, 07/04/2017 - 09:40

Iván Franco

México: mercados de consumo antes y después de la crisis
Iván Franco

Economista del ITAM (México), con estudios de Econometría en la misma institución. Es consultor de negocios para diversas organizaciones en America Latina. @IvanFranco555

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) es una institución del Estado mexicano que traspasa gobiernos, ideologías y personas. Es la única institución de información que recoge la memoria histórica y coyuntural de nuestro país. Por ello, está más allá del bien y del mal. Es una especie de biblioteca de Alejandría moderna. En lugar de destruirla, debemos resguardarla y respetar su autonomía.

El Inegi es una institución que muy pocos mexicanos usan, dados los limitados conocimientos técnicos de la mayoría de la población y de la precariedad de la industria de la información que existe en nuestro país. En términos políticos y democráticos es la mejor arma que existe contra la demagogia por la contundencia de las cifras que publica.

En la era del big data y del uso de analíticas para el mundo de los negocios, el Inegi cobra más relevancia que nunca. El instituto genera cientos de miles de series de tiempo sobre la vida económica y social del país. Además, de la información geográfica digital. Es realmente impresionante.

Ninguna organización privada o pública se acercan al poder de información que produce el instituto. Si se cuantificara el valor de la información que produce el Inegi a precios de mercado, dada mi experiencia con la industria de la información y el presupuesto que tiene, estimaría el valor de su producción en al menos US$2.000 millones anuales. Ni los monopolios de información de transacciones como AC Nielsen se acercan lejanamente al potencial de Inegi. Como sabemos, el Inegi no cobra por las series de información económica y geográfica que produce. Por esta razón, es una institución que trasciende.

Para los que nos dedicamos a la industria de generación de información, Inegi es un tesoro. He utilizado las bases de datos de Inegi durante casi 20 años, ininterrumpidamente y varias veces por semana. El banco de datos y los documentos metodológicos que los sustentan no pueden abordarse sin experiencia en la industria. Por muy brillante que sea un estudiante que utiliza el sitio, requiere amplia experiencia profesional.

Todo esto lo menciono a propósito del controvertido nombramiento de una persona sin experiencia para ocupar un lugar en la junta de gobierno del instituto. Desde mi perspectiva, el mejor perfil académico para ocupar una plaza de alta responsabilidad en el Inegi, no es el de economista, sino el de estadístico. Un economista de profesión necesita al menos una sólida experiencia en estadística para poder aportar algo al Inegi.

Para una funcionaria de 31 años de la Dirección General de Evaluación y Monitoreo de los Programas Sociales, el puesto en la junta de gobierno de Inegi, no guarda relación técnica alguna. Es decir, la experiencia de poco más de un año de esta funcionaria en la Sedesol, sea cual fuere, no debe considerarse como válida.

Un problema institucional

La administración pública de México tiene un grave problema de ilegalidad y de incentivos. Los puestos de alta responsabilidad son siempre impuestos. Conozco numerosos casos de personas que trabajan en la administración pública federal gracias a sus conexiones con funcionarios de mayor nivel.

Aunque si los hay, son pocos los mexicanos que laboran en la administración pública con base en el mérito. Generalmente, una vez que “entras”, debes operar con habilidad para escalar y “moverte” dentro de la red de clientelismo que implica trabajar en la administración pública. Estas prácticas están codificadas a modo en la Ley del Servicio Profesional de Carrera. Si esta ley fuera aplicada en el sector privado, viviríamos en un verdadero caos. Aquí es precisamente donde se gesta la cultura de la corrupción de nuestro país.

El caso de Paloma Merodio, es uno más de compadrazgo sin mérito. Pero ha llamado la atención pública dado el perfil de esta persona y su nula experiencia para tomar las riendas de la vicepresidencia del Inegi. Es un caso aberrante. Quizá pensaron que el Inegi es la Condusef, o alguna de estas instituciones consideradas de menor importancia. Pero no lo es. El Inegi es conocimiento, y donde hay conocimiento, hay poder.

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