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Movilizaciones en A. Latina: cuando lo local cobra gran relevancia
Mié, 19/06/2013 - 20:28

Patricio Díaz

El accountability que aflora en Chile
Patricio Díaz

Patricio Díaz es Sub Editor de AméricaEconomía.com. y Master en Ciencias Políticas.

Pese al boom económico que vive la región, el descontento social se hace notar día a día en los diversos países que son parte del continente. Movimientos sociales, gritan por justicia y equidad social en Chile, los estudiantes de ese país no cesan en su movilizaciones, los noticieros elevan sus ratings con imágenes que muestran trifulcas entre la policía uniformada y los jóvenes manifestantes. El último hecho que captó la atención de la opinión pública, y que fue duramente criticado por amplias esferas de la sociedad,  fue el desalojo de la toma de la Casa Central de la Universidad de Chile, donde lumpen y jóvenes universitarios que se manifestaban por lo que consideran un derecho (educación digna, gratuita y de calidad), fueron golpeados tras el ingreso de Fuerzas Especiales de Carabineros, quienes tomaron control del lugar utilizando métodos poco ortodoxos para recobrar el orden.

Lo descrito en Chile no es ajeno a lo que viven países vecinos. En Bolivia, las movilizaciones para presionar un aumento del salario mínimo también generó duros enfrentamientos entre la policía y los representantes de la Central Unitaria de Trabajadores de ese país. 

En el Perú, no se detienen las protestas en la región de Cajamarca, en el norte del país, debido a las constantes manifestaciones contra el proyecto minero Conga, a cargo de la minera Yanacocha y por el cual cientos de personas permanecen acampadas a las orillas de una laguna que aseguran, será contaminada por la minería. 

En Venezuela, la escasez de alimentos y las medidas tomadas por el gobierno de Nicolás Maduro para ordenar y controlar la situación de desabastecimiento, están lejos de generar consenso. Según diversos analistas y las propia ciudadanía, el control gubernamental ha permitido que un conjunto de  procesos sociales existentes en los sistemas políticos democráticos, se hayan esfumado.

El último caso, pero no el menos importante, es Brasil. Todos hemos podido observar las movilizaciones masivas, convocadas a través de las redes sociales, y que tienen por norte denunciar los irregulares manejos detrás de la Copa Mundial de Fútbol, la corrupción de la clase política, la inflación, el aumento del precio de los transportes y toda una variedad de reclamos adicionales que generaron que hasta la querida Dilma Rousseff fuera abucheada el pasado 15 de junio, al inaugurar la Copa de las Confederaciones.

¿Qué es lo que está sucediendo? Sin lugar a dudas ha tomado una relevancia preponderante lo local, es decir, el entorno más cercano a los ciudadanos, un espacio que a veces puede encontrarse alejado de las grandes urbes, donde se suele mirar para ver el reflejo de un país, pero que comienza a ser sentido por presentar un malestar de larga data por coyunturas que son transversales y multisectoriales, las que finalmente hacen notorio e ineludible un hecho holístico que afecta a toda la sociedad, independiente de la posición geográfica en que éste se ubique.

Pero, ¿a qué me refiero cuando enuncio la importancia de lo local? A que la comuna o el ayuntamiento se han convertido en el espacio de la iniciación o la cuna de las actividades políticas y sociales.

Para graficar lo anterior, hay que mencionar que es en las comunidades locales donde se exhiben cuatro dimensiones relevantes. En primer lugar, lo local es el ámbito más importante de identificación de la ciudadanía. En segundo lugar, las redes sociales tienen como punto de rotación básico el ámbito local. En tercer lugar, las sociedades contemporáneas se caracterizan en su configuración ecológica por ser urbanas, la ciudad es el locus del proceso de modernización, y por último, el estado de bienestar surge para dar respuesta a estos problemas y de hecho su desarrollo tiene lugar en el ámbito local.

De hecho, la importancia del estado de bienestar ha producido que los municipios, como proveedores de servicios sociales, adquieran cada vez mayor relevancia en el entramado político institucional de cada Estado. Por ejemplo, en Brasil, a raíz de las violentas manifestaciones por el alza en el precio de la locomoción, el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, admitió este martes por primera vez la posibilidad de reducir las tarifas. "Si las personas me ayudaran a tomar una decisión en esa dirección, me voy a subordinar a la voluntad de las personas, porque soy el alcalde de la ciudad".

Como plantean Borja y Castells, el ámbito local es donde es posible construir espacios para la concertación ciudadana entre los sectores políticos, económicos, intelectuales, profesionales y organizaciones populares, porque es el territorio que no sólo concentra a un grupo humano y una diversidad de actividades, sino porque también es el espacio simbiótico que los integra culturalmente. De ahí que se convierta en el lugar de respuestas posibles a los desafíos económicos, políticos, sociales y culturales de nuestra época.

Para ambos autores, es allí donde se facilita la articulación de los múltiples actores que hacen vida en un espacio compartido para acordar acciones colectivas. Tocqueville ya lo proponía, “la participación en los asuntos públicos locales es la mejor escuela de democracia y el mejor medio para construir ciudadanía, porque a través de ella el individuo comprende prácticamente sus derechos y responsabilidades, se familiariza con las reglas del juego democrático y cultiva así el respeto a las instituciones que él ha contribuido a crear”.

Una de las funciones del gobierno local, entonces, es detectar dónde están los actores, movilizarlos y reforzar los espacios para su encuentro e interacción, auspiciando la formación de mecanismos de negociación permanente entre ellos mismos, y entre ellos y el gobierno, de manera que se optimicen sus procesos de toma de decisiones.