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Nicolás Maduro y las Fuerzas Armadas
Lun, 22/05/2017 - 08:43

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

Diversos medios internacionales sostienen en titulares que la continuidad del gobierno de Nicolás Maduro dependerá del respaldo de las fuerzas armadas. Lo cual induce a preguntar por las razones que explicarían ese respaldo, y por las circunstancias que podrían cambiarlas.

Las razones que explican el respaldo de las fuerzas armadas al gobierno de Nicolás Maduro son bastante claras. Son militares (en actividad o en retiro) once de los 32 ministros de su gabinete y once de los 23 gobernadores (cargo que mantendrán por tiempo indefinido, dado que el gobierno de Maduro pospuso sin plazo las elecciones para renovarlo). Venezuela tiene hoy más generales que los Estados Unidos, con el consiguiente incremento en su acceso a recursos presupuestarios. Además del presupuesto, las fuerzas armadas tienen acceso a divisas al cambio oficial (subsidiado por el gobierno), y controlan sectores de la economía, como la distribución de alimentos (y las rentas asociadas a, entre otros, el mercado negro de alimentos, alcanzarían a los mandos medios).

Siendo ese el caso, ¿qué incentivos tendrían las fuerzas armadas venezolanas para abandonar un status quo tan favorable? Tal vez la respuesta la provea una noticia que pasó casi desapercibida en Diciembre pasado: ese mes Venezuela se convirtió en el caso número 57 dentro de la tabla mundial Hanke-Krus de hiperinflación. Es una tabla que compila todos los casos de hiperinflación que tuvieron lugar desde fines del siglo XVIII.

Se trata de un hito relevante porque, al revisar la tabla, se comprueba una asociación entre casos de hiperinflación y cambios de régimen político. Es difícil establecer una relación causal, porque en ocasiones el cambio de régimen precede a la hiperinflación (ese es el caso de las transiciones del comunismo al capitalismo), y en otras se produce unos años después de que la hiperinflación llega a su fin. En cualquier caso parece una asociación plausible, dado que la hiperinflación suele a su vez estar asociada con períodos de inestabilidad política y con caídas dramáticas en el nivel de actividad económica (según el FMI, hacia fines de 2017 la economía venezolana se habrá contraído un 30% respecto a su nivel de 2013). Es decir, hablamos del tipo de circunstancias bajo las cuales las fuerzas armadas (o una parte de ellas), podrían concluir que los beneficios que brinda respaldar al gobierno de Maduro no compensan los costos que ello implica.

Ahora bien, no todos los casos de hiperinflación están asociados a cambios de régimen político. La segunda mayor hiperinflación registrada en la tabla Hanke-Krus es la de Zimbabue entre Marzo de 2007 y Noviembre de 2008. Sin embargo, como sabemos, Zimbabue ha sido gobernado en forma ininterrumpida desde 1987 por Robert Mugabe. Parte de la explicación parece ser que, pese a lo calamitoso de la situación, las alternativas que tienen ante sí los militares no serían preferibles al status quo.

En ocasiones el alto mando militar podría concluir que es preferible padecer los estragos de un mal gobierno antes que correr el riesgo no sólo de perder todas sus prerrogativas, sino incluso de terminar sus días en prisión. Y la oposición no siempre está en condiciones de ofrecerles garantías creíbles de que eso no va a ocurrir, o en ocasiones esas garantías implican concesiones que facilitan el tránsito hacia un régimen democrático, pero a costa de hipotecar sus perspectivas de consolidación.  

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