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No es sólo Charlie Hebdo
Dom, 18/01/2015 - 18:44

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

Una de las definiciones más comunes de terrorismo es la que provee Michael Walzer en su su libro “Guerras Justas e Injustas”: “Terrorismo es el asesinato deliberado y al azar de gente inocente, con el fin de propagar el miedo en una población y forzar la mano de sus líderes políticos”. Pueden discutirse los méritos relativos de esa definición, pero es útil para poner en contexto los recientes sucesos en París. El énfasis comprensible en el atentado contra la revista “Charlie Hebdó” (y la presunción de que su objetivo político era coartar la libertad de expresión) relegaron a un segundo plano que en esos días se produjeron otros dos atentados terroristas (que dieron muerte a una mujer policía y a cuatro civiles de religión judía, respectivamente), y que luego se propaló un video en el que el autor de esos atentados, Amedi Coulibaly, profería una amenaza: “Si ustedes atacan al Estado Islámico, nosotros los atacamos a ustedes”. 

Con ello se refería sin duda a los ataques que una coalición de la que forma parte el Estado francés realiza contra objetivos del Estado Islámico en Iraq y Siria. Tal vez tuviera en mente también la presencia de las fuerzas armadas francesas en Mali (en donde es probable que los yihadistas a los que combaten porten armas  provistas por Francia a milicias libias, parte de las cuales fueron luego traficadas), y en la República Centroafricana (en donde una comisión investigadora de la ONU encontró que, habiéndose cometido crímenes por ambas partes, la milicia cristiana Anti-Balaka libró una campaña de limpieza étnica contra la población musulmana de ese país).   

Esos hechos coinciden con los hallazgos de la investigación empírica sobre estos temas. Por ejemplo, el Proyecto sobre Seguridad y Terrorismo de la Universidad de Chicago encuentra que más del 95% de los ataques suicidas perpetrados en el mundo tienen como objetivo explícito el retiro de lo que la organización perpetradora considera una potencia ocupante, de un territorio que esa organización reivindica como propio. 

En el caso de la coalición que ataca objetivos del Estado Islámico en Iraq y Siria, esta no tiene soldados sobre el terreno a los cuales atacar, y sus aviones suelen volar fuera del alcance del armamento anti-aéreo con el que cuenta el Estado Islámico. Luego entonces, el Estado Islámico no cuenta con los medios necesarios para infligirle bajas significativas en el campo de batalla. Es aquí donde entra a tallar la definición de terrorismo con la que comenzamos: se ataca población civil para propagar el miedo, y crear de ese modo presión ciudadana para forzar la mano de los líderes políticos (haciendo, por ejemplo, que el  gobierno francés retire sus tropas de los frentes de combate antes mencionados).

Precisamente porque el control de territorios de mayoría musulmana constituye uno de sus objetivos fundamentales, el principal blanco de los grupos yihadistas no son los ciudadanos de potencias occidentales, sino más bien los musulmanes que no comparten su agenda política. Según estimaciones a nivel mundial del Departamento de Estado de los Estados Unidos, entre 2007 y 2011 “En los casos en los que la filiación religiosa de las víctimas de terrorismo pudo ser establecida, los musulmanes dieron cuenta de entre el 82 y el 97% de las víctimas mortales”. 

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