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No vaya presidente Peña Nieto
Jue, 26/01/2017 - 09:16

Pascal Beltrán del Río

Elección 2012: el qué y el cómo
Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río Martin es periodista mexicano, ha ganado dos veces el Premio Nacional de Periodismo de México en la categoría de entrevista, en las ediciones 2003 y 2007. En 1986 ingresó en la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se licenció en Periodismo y Comunicación Colectiva. De 1988 a 2003 trabajó en la revista Proceso; durante este tiempo publicó el libro Michoacán, ni un paso atrás (1993) y fue corresponsal en la ciudad de Washington, D.C. (1994-99), además de Subdirector de Información (2001-2003). Fue dos veces enviado especial en Asia Central y Medio Oriente, donde cubrió las repercusiones de los atentados terroristas de septiembre de 2001 y la invasión de Irak.

El equipo negociador mexicano, encabezado por Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo, aún iba volando hacia Washington, el martes por la noche, cuando el presidente estadunidense Donald Trump reiteró vía Twitter su intención de construir un muro en la frontera.

E incluso antes de que comenzaran las reuniones entre ese equipo y su contraparte de la Casa Blanca, se difundió el adelanto de un entrevista del mandatario con la cadena ABC –grabada el día anterior– en la que repitió que México pagará por esa barrera de una forma u otra. Y que el presidente Enrique Peña Nieto había dicho que no pagaría porque “eso es lo que tiene que decir”.

Esos dos hechos eran suficientes, en mi opinión, para que Videgaray y Guajardo recibieran la orden desde Los Pinos para darse la vuelta y regresar a México.

Sin embargo, eso no ocurrió. La reunión en la Casa Blanca empezó tarde y hubo reclamos por el timing del anuncio, pero el gobierno mexicano optó por la prudencia, al tiempo que varias voces en México pedían al Presidente no viajar a Washington el próximo 31 de enero, fecha en la que está invitado para reunirse con Donald Trump.

El cálculo que se hizo en Los Pinos es que cualquier impresión de ruptura con Washington se traduciría en un nuevo episodio de desplome del peso mexicano y otras complicaciones económicas, como un fuerte aumento en el precio de los combustibles.

Esto pudo contenerse de momento porque en su discurso en el Departamento de Seguridad Nacional –donde oficializó la publicación de sus órdenes ejecutivas sobre migración, incluida la que ordena la construcción del muro– Trump dijo que la relación con México sería “mejor que nunca” y que a Estados Unidos le importaba la estabilidad de la economía mexicana.

Vaya dilema para el presidente Peña Nieto: atender la exigencia social de enviar un mensaje fuerte a Trump, en el sentido de que no se trata así a México, y cuidar que el mandatario estadunidense no diga o tuitee algo que pudiera causar un daño mayor a la economía nacional.

Frente a ese dilema, el gobierno de México guardó silencio toda la tarde. Poco antes de las nueve de la noche, el presidente emitió un mensaje para anunciar que ampliaría la defensa de los connacionales en Estados Unidos –amenazados por la orden ejecutiva de Trump de retirar fondos a las “ciudades santuario”– y que resolvería los pasos a seguir (la reunión con Trump) luego de consultar con sus colaboradores, el Senado y la Conago.

Ayer opiné que el Presidente no debe ir por ahora a Washington.

No se trata de romper relaciones diplomáticas ni dejar de hablar con los estadunidenses, sino de enviar un mensaje claro en el sentido de que tal trato a la delegación mexicana –y al país en su conjunto– ha sido inaceptable.

Sería, además, un gesto que la enorme mayoría de los mexicanos vería con buenos ojos.

La negociación podría continuar, desde luego, por parte del canciller y otros funcionarios. Si se llega a buen puerto, el encuentro de los dos presidentes podría reponerse.

¿Busca la unidad nacional, señor Presidente? Ésta es una gran oportunidad de propiciarla.

No sólo estaría haciendo lo correcto sino lo que la mayoría quiere. Las dos cosas no siempre vienen juntas.

Donald Trump está en una evidente búsqueda de legitimidad. Todo indica que haber perdido el voto popular en la elección del pasado 8 de noviembre lo tiene molesto.

Por eso quiere apantallar con una iniciativa rápida sobre el muro fronterizo. México no debe ayudarlo en esa tarea. Si quiere convertir el muro en la parte central de la agenda bilateral, hay que dejarlo solo. De forma firme y notoria.

Firmar este miércoles la orden ejecutiva para construir el muro en la frontera e insistir en el pago por parte de México, y además repetir el estribillo de que los migrantes indocumentados son criminales –como hizo este miércoles–, fueron cosas de pésimo gusto. Cosas que no se hacen cuando hay invitados en casa.

México tiene muchas cartas con qué responder a los berrinches proteccionistas del nuevo ocupante de la Casa Blanca. Debe jugarlas sin prisa y con inteligencia.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.