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Obama libre
Vie, 19/12/2014 - 08:41

Ana Paula Ordorica

México: nada está escrito en las elecciones
Ana Paula Ordorica

Ana Paula Ordorica es analista político, conduce el programa Frente al País, junto con el periodista Pablo Hiriart, que se transmite todos los días por Grupo Imagen en más de 70 radiodifusoras de México y 20 estaciones en el sur de los Estados Unidos. Adicionalmente es titular del programa Paralelo 23 en ForoTV, Televisa. Es analista habitual de Excelsior, Nexos y Foreign Affairs Latinoamérica, entre otros medios. Es licenciada en Relaciones Internacionales del ITAM, con estudios de Maestría en Historia en la Universidad Iberoamericana.

El momento es interesante. Justo cuando parece que las puertas se le cierran a los Castro, por la difícil situación para Venezuela dada la caída en el precio del petróleo, Barack Obama y Raúl Castro anuncian una nueva era en las relaciones bilaterales entre EE.UU. y Cuba, tras 53 años de ruptura diplomática.

Más de medio siglo de embargo buscando ahorcar económicamente a un régimen que abusa de los derechos humanos y que es el único enclave no democrático en el continente americano y ahora, dice Obama que no se pueden esperar resultados distintos, llevando a cabo las mismas políticas de siempre.

¿Por qué ahora? Sólo Obama y su círculo cercano lo sabrá a ciencia cierta. Lo cierto es que, en un primer análisis, Obama ya se ganó un papel histórico. Si Eisenhower fue el Presidente que arrancó el embargo, Obama será recordado como el Presidente que le puso un hasta aquí.

Da igual que el Legislativo tenga en sus manos la facultad de levantar el embargo y de ratificar al futuro embajador de EU en la isla. Obama ya tiene su lugar en la historia, más allá de ser el primer Presidente afroamericano en Estados Unidos.

Obama acierta al hacer un cambio significativo en el plano democrático. Exponer al régimen castrista al mundo exterior puede ser una herramienta mucho más fuerte que impulse el cambio democrático que quieren quienes han esperado pacientemente el fin de Fidel y de Raúl.

Además, políticamente logra desnudar una vez más a los republicanos como radicales: no han querido ceder en la reforma al sistema de salud; tampoco han querido sacar adelante una reforma migratoria y ahora no quieren enmendar las relaciones con Cuba.

Obama los pinta como el partido del no, no y no.

A la vez lo vemos como un presidente mucho más libre. Frente al radicalismo de los republicanos, Obama puede ya deshacerse de las cadenas que implicaba su intento por ser el presidente de la concordia.

Frente a Marco Rubio, senador por Florida cubanoamericano, quien salió a reclamar que estas acciones demuestran que Obama cree, ilusamente, que con libertad económica vendrá la libertad política, Obama no tiene amarres ahora. Rubio demuestra, además, que necesita unas clases de historia contemporánea.

Precisamente fue la libertad económica, la llamada Perestroika, la que llevó a la libertad política, la Glasnost, en Rusia. Y algo similar ocurrió en México con la apertura económica que arrancó con la entrada de México al GATT en los ochenta, seguida por el TLCAN en 1994, lo que generó una serie de reformas en cascada que llevaron a la alternancia de 2000.

Mientras Obama pasa a la historia como el presidente que derribó un muro más de la Guerra Fría; Rubio y sus secuaces quedan mal parados como quienes quieren y se benefician de un statu quo ya inoperante e inútil.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.