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Otro día para gritar ¡viva Chile!
Vie, 18/09/2015 - 12:58

Loreto Oda Marín

Botar o no botar, esa es ahora la cuestión
Loreto Oda Marín

Loreto Oda es periodista de AméricaEconomía.com

Es de madrugada, aún está oscuro, y a lo lejos da la impresión que todo sigue igual, que la ciudad no ha cambiado, pero eso es mentira. Ya no es ni volverá a ser como antes. 

Coquimbo y La Serena son algunas de las zonas afectadas producto del terremoto 8,4 grados ocurrido este miércoles 16 de septiembre, a las 19:54 horas, con epicentro en Canela Baja, en la Cuarta Región de Chile.

Este movimiento sísmico, que es uno de los más grandes que se ha sentido en el mundo este año, desató una alerta de tsunami en toda la costa de Chile y parte de Perú. 

Después de la experiencia del devastador terremoto y tsunami de 2010 en el sur de Chile, las medidas se tomaron a tiempo y se actúo rápidamente y de buena manera; tanto el Gobierno como la gente aprendió la lección, por lo que cuando llegaron las olas a la zona afectada, las personas ya habían tomado ciertos resguardos.

Sin embargo, algunas no lo lograron, otras perdieron todo: lo propio y, en el caso de los comerciantes, lo que habían comprado para invertir durante las celebraciones de las Fiestas Patrias, que comienzan este 18 de septiembre en el país.

Si bien para el terremoto yo estaba en Santiago, donde el sismo se sintió con mucha intensidad, hoy estoy en mi hogar, en La Serena. Los daños en el borde costero son evidentes, al igual que el miedo que ha quedado en las personas.

Ya por la televisión se pueden ver los estragos y el dolor de la gente, cómo nuevamente los chilenos deben aguantar una nueva tragedia, hacer de tripas corazón y avanzar.

Claramente las festividades tienen un sabor amargo, no se puede celebrar con total tranquilidad después de lo ocurrido. Muchos comerciantes no recuperarán lo invertido y algunos hablan de pérdidas cercanas al 70%.

Es un día gris, pues la naturaleza nuevamente nos pone en jaque y nos recuerda que debemos seguir aprendiendo de nuestros errores. Si bien las normas de construcción son buenas por ser un país sísmico, ahora hay que pensar en estudiar la regulación del borde costero y evaluar de qué forma minimizar los impactos de estos eventos que van a seguir sucediendo.

Los estragos tanto por el terremoto como por el tsunami aún no son cuantificables, pero lo cierto es que se genera otra oportunidad para que los chilenos den muestra de su solidaridad y este 18 de septiembre sea posible podamos decir con más fuerza y sentimiento: ¡viva Chile!...

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