Pasar al contenido principal

ES / EN

Por fin caminan juntos gobierno y el sindicato de maestros en México
Mié, 05/04/2017 - 09:00

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

La educación en México ha sido uno de los temas que más hemos debatido a lo largo de los siete años que llevamos al aire en el programa televisivo La Hora de Opinar. Por ahí han pasado expertos, maestros, titulares de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y líderes del magisterio. En el sexenio pasado me quedé con la impresión de que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), bajo el liderazgo de Elba Esther Gordillo, jalaba por un lado muy distinto al que querían las autoridades educativas. No había ni compatibilidad ni coordinación entre la SEP y el SNTE. Lo que sí importaba eran lo pactos entre gobierno y sindicato: el tradicional uso político de los maestros en procesos electorales. En este contexto, por más que trataron los secretarios Vázquez MotaLujambio y Córdova, era imposible reformar una educación pública tan politizada.

Luego vino el nuevo gobierno de Peña, que hizo dos cosas importantísimas. Primero, metió a la cárcel a la maestra Gordillo, quien fue sustituida por Juan Díaz en el SNTE. Segundo, promovió una Reforma Educativa que hizo obligatoria la evaluación de los maestros como instrumento para obtener un puesto laboral y subir en el escalafón magisterial. La implementación de la primera etapa de la reforma estuvo llena de sobresaltos porque el secretario Emilio Chuayffet estaba más interesado en la parte política que en la educativa. Por fortuna, el presidente Peña lo sustituyó por Aurelio Nuño en 2015. A partir de entonces, las cosas cambiaron para bien.

La semana pasada tuve otra mesa más de debate sobre el tema en mi programa de FOROtv. Discutimos el nuevo modelo que está lanzando la SEP. Participaron Nuño, en representación de las autoridades educativas, y Díaz como dirigente de los maestros. Por primera vez en los siete años que llevo en el programa televisivo tratando la educación, vi una auténtica cooperación y coordinación entre la SEP y la SNTE. Cada uno defendiendo los intereses de sus respectivas instituciones, pero también comprometidos a sacar adelante el Nuevo Modelo Educativo. Se trata de una excelente noticia, ya que uno de los factores clave de éxito de la reforma es que los maestros jalen en la misma dirección que las autoridades educativas.

El documento que presenta el Nuevo Modelo Educativo (https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/114501/Modelo_Educativo_2...) contiene un buen diagnóstico que lleva a políticas públicas que, por lo menos en el papel, parecen sensatas y positivas. “Se requiere una formación que permita a las personas adaptarse a nuevas situaciones mediante un proceso de educación permanente, que les asegure apropiarse de conocimientos y competencias para desplegar su potencial a lo largo de la vida”. En este sentido, se reforzarán “las capacidades de comprensión lectora, expresión escrita y verbal, entendimiento del mundo natural y social, razonamiento analítico y crítico, creatividad y, de manera destacada, la capacidad de aprender a aprender. La formación integral de los alumnos incluye, necesariamente, el desarrollo de habilidades socioemocionales, la incorporación adecuada del deporte, las artes y la cultura como elementos indispensables de su desarrollo personal y social”.

Otra de las partes centrales del modelo es la enseñanza del idioma inglés desde preescolar. Para lograr este objetivo, el secretario Nuño comentó que se pretende que todos los maestros de México sean bilingües en los próximos 20 años.

Todo esto suena muy bien. Pero, para pasar del papel a la realidad, se requerirá capacitar a los maestros, activos y nuevos, para que éstos puedan enseñarle a sus alumnos a pensar, no a repetir, y manejar a la perfección el español y el inglés. Esto, como podrá usted imaginarse, significará una labor titánica de capacitación de maestros que comenzará a partir del año que entra. Lo bueno es que, por lo menos lo que yo observé en la plática con Nuño y Díaz, es que las autoridades y el sindicato ahora sí están caminando juntos por la misma ruta. Lo malo es que todo este proceso podría descarrilarse a partir de diciembre de 2018 cuando tome posesión el nuevo Presidente de México. El próximo gobierno federal podría dar marcha atrás a los avances de la Reforma Educativa. Es un riesgo real que tienen presentes tanto el secretario de Educación Pública como el dirigente del SNTE. Pero ellos, por lo pronto, ya echaron a andar el tren de la reforma. Será muy importante que agarre tracción rápido para que el siguiente gobierno no esté tentado en descarrilarlo.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.

Países
Autores