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¿Por qué los Tesoreros de A. Latina deben darle la espalda al efectivo?
Jue, 21/08/2014 - 12:06

Irene Espinosa Cantellano y Ruth Goodwin-Groen

Irene Espinosa Cantellano y Ruth Goodwin-Groen
Irene Espinosa Cantellano y Ruth Goodwin-Groen

Irene Espinosa Cantellano es Tesorera de la Federación del Ministerio de Hacienda y Crédito Público de México; Ruth Goodwin-Groen, Directora General de la Better Than Cash Alliance.

Mientras los tesoreros de toda América Latina se reúnen esta semana en Uruguay, hay un gran avance que reconocer. Muchas economías de la región, grandes y pequeñas están creciendo y diversificándose. Por ejemplo, la tasa de crecimiento de Panamá para el año se pronostica en 6,7%, mientras que Bolivia, Colombia, Ecuador y Nicaragua cuentan con tasas de crecimiento saludables del 5% o más.

Este crecimiento tiene enormes beneficios para todas las naciones de la región y sus ciudadanos.

Una de las estrategias más importantes que las naciones pueden emplear para impulsar aún más el crecimiento y mejorar la vida de los ciudadanos es alejarse del dinero en efectivo hacia los pagos electrónicos. Los pagos electrónicos no sólo son más rápidos, más seguros y transparentes que el dinero en efectivo, pero con éstos los gobiernos pueden lograr ahorros significativos.

El año pasado, la investigación realizada por la Better Than Cash Alliance, una alianza global que apoya a los gobiernos en su transición a los pagos electrónicos, demuestra que México está ahorrando $17 mil millones de pesos mexicanos (US$1,27 mil millones de dólares) cada año. Esto representa el 3,3% del gasto total de la nación en salarios, pensiones y transferencias sociales, una suma extraordinaria que México puede invertir en otras prioridades importantes de la nación.

La experiencia de México en la realización de una rápida transición a los pagos electrónicos en los últimos años puede servir como un ejemplo instructivo para otros países en América Latina que estén considerando un camino similar.

A partir de 2007, México inició un ambicioso programa para hacer el cambio del dinero en efectivo a los pagos electrónicos para una amplia gama de los gastos del gobierno. La iniciativa comenzó con un esfuerzo para centralizar el procesamiento de pagos en una plataforma única de TI. Una vez que la plataforma estaba en su lugar, se tomaron medidas agresivas para utilizar el sistema para entregar los subsidios sociales, pagar los salarios de los trabajadores del gobierno y realizar compras federales.

El dinero en efectivo ya no estaba en los bancos locales a la espera del desembolso, lo que reduce el costo de colocación. Y al reducir el número de bancos que manejan dinero en efectivo, se eliminaron las comisiones por transacciones significativas. Ahora hay mucha más certeza de que los pagos del gobierno, especialmente los subsidios sociales, lleguen a los ciudadanos a los que van destinados. Al depositar los pagos de seguro social en una cuenta electrónica, México también está ampliando la inclusión financiera para aquellos que tradicionalmente han vivido sin acceso a servicios financieros formales.

En México, el apoyo a la transición económica se ha reconocido con tal importancia para la nación que ahora llega hasta a todos los salones de clases. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, anunció recientemente que la educación financiera será ahora parte del plan de estudios en las escuelas de México comenzando desde la primaria, para que los ciudadanos puedan aprender la mejor manera de manejar sus propias vidas financieras y hacer el mejor uso de todos los instrumentos financieros disponibles y servicios que no estaban disponibles para ellos en una economía basada únicamente en el efectivo.

Si bien existe un claro e inmenso valor en hacer la transición a los pagos electrónicos, hacerlo con éxito requiere un grado importante de planificación y preparación para mitigar los posibles peligros y maximizar los beneficios para todas las partes interesadas.

En primer lugar, se requiere un esfuerzo sostenido y una visión, lo que significa que debe haber expertos técnicos y políticos de alto nivel dedicados a cumplir esta visión.

En segundo lugar, los países deben asegurarse de contar con la infraestructura tanto legal como técnica antes de comenzar el cambio a los pagos electrónicos. Las partes interesadas, en particular en el sector financiero, necesitarán la certeza en ambos frentes.

En tercer lugar, es fundamental reconocer que habrá ganadores y perdedores. Los gobiernos pueden mitigar esta realidad mediante la participación del sector público y privado durante la transición, incluyendo los gobiernos locales que puedan sentir una pérdida de control sobre el flujo de efectivo.

En cuarto lugar, los gobiernos nacionales deben crear un ecosistema de pagos digitales y alinear los incentivos para asegurar que los pagos electrónicos se adopten más allá del pago inicial del gobierno. Si los ciudadanos sólo convierten estos pagos en dinero en efectivo, entonces la nación no se distanciará de manera efectiva de la economía basada en el uso del efectivo.

Por último, la inclusión financiera debe ser un objetivo integral en todo el proceso. El verdadero beneficio a largo plazo de este cambio es la conexión de la ciudadanía de un país con el mundo financiero moderno para que puedan ahorrar, pedir prestado e invertir. Eso es lo que apoyará la continuación de la transición económica de América Latina y podrá brindar así todos sus beneficios.