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¿Por qué Trump ganó el debate?
Vie, 30/09/2016 - 09:12

Iván Franco

México: mercados de consumo antes y después de la crisis
Iván Franco

Economista del ITAM (México), con estudios de Econometría en la misma institución. Es consultor de negocios para diversas organizaciones en America Latina. @IvanFranco555

Dejando a un lado las formas, la retórica y el carisma de Hillary Clinton, a mi parecer el debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos deja a un ganador: Donald Trump. Hillary Clinton hizo un debate muy por debajo de lo que se esperaba de ella. No logró transmitir sus fortalezas o las de sus predecesores, por ejemplo, en materia económica. En cambio, se enfocó en golpear la ya deteriorada imagen de Donald Trump usando los artilugios que todo político de carrera posee. Pero esa estrategia produjo que Clinton debatiera sobre algunos puntos débiles que ha acumulado durante su carrera política. Por ejemplo, su actividad como Secretaria de Estado. 

Pero lo más sorprendente para una candidata que apenas tiene uno o dos puntos de ventaja sobre su oponente, fue que no comunicó los aspectos positivos y plausibles en materia económica con los que cuenta. En este sentido, tanto la administración de Bill Clinton como la de Barack Obama han sido las mejores de los últimos 30 años. La primera, por haber logrado un superávit fiscal y la segunda por haber planificado la recuperación económica posterior a la recesión. 

El debate comenzó abordando el ámbito económico, el empleo y el comercio internacional. En este punto Clinton comenzó su intervención excelente, discutiendo con posiciones muy sensibles para la clase trabajadora de Estados Unidos, como son el salario mínimo y la inversión. Habló también sobre las enormes deudas que mantienen los jóvenes para pagar sus préstamos universitarios. Clinton, abundó en el ajuste que debe hacerse al salario mínimo en su país, además de la necesidad de una política redistributiva a través de la repartición más equitativa de los beneficios corporativos. Algo inaudito, aunque creíble, dado que ambos son proyectos de trabajo que originalmente pertenecen a la senadora demócrata Elizabeth Warren. 

Por su parte, Trump tocó un punto que también es sensible para la clase trabajadora de Estados Unidos. Mencionó que los empleos en su país están siendo succionados por otros países, principalmente México, como consecuencia de los impactos adversos de un defectuoso NAFTA. Esto, porque la industria manufacturera norteamericana ha perdido competitividad por diversas causas. Dio como ejemplo el impuesto al valor agregado que se paga en México y no en Estados Unidos.

Desde el punto de vista de las relaciones comerciales de Estados Unidos con el mundo y particularmente con México, el candidato republicano tiene razón. Ambos países perdieron empleos y miles de empresas cerraron desde la entrada en vigor del tratado de libre comercio. El campo mexicano, siempre rezagado en innovación se hundió aún más. Pero al paso de los años, México es sin duda, el país más beneficiado en términos económicos.

Si México no hubiera firmado y ejecutado el NAFTA hoy no sería la quinceava economía más importante del mundo. Y nuestros políticos no tendrían nada que presumir. La dependencia económica de México del tratado de libre comercio es mayúscula. 72% del PIB está relacionado con el comercio bilateral con Estados Unidos.

Por cierto, fue interesante la mención que hizo Trump sobre Janet Yellen y su actuación al frente de la Reserva Federal, en el sentido de estar conteniendo las tasas de interés en niveles bajos por razones políticas y estar creando una burbuja. Sorpresivamente, Clinton no defendió la política de relajamiento cuantitativo de la Reserva Federal, misma que dio pie a la recuperación económica de la presente administración de la que ella forma parte. Tampoco habló sobre el decremento del déficit público durante la administración de su esposo. Más aún, Clinton, no elaboró ningún comentario relevante en materia económica, siendo que cuenta con diversos argumentos. Por ejemplo, desde el año 2010 hasta el 2015, Estados Unidos experimentó crecimientos trimestrales de su PIB real de entre 2 y hasta casi 5%. 

Clinton está en una posición vulnerable donde la economía no puede ser dejada de lado. Sus principales asesores económicos, conocidos como los “Economikes” tienen pocos años ejerciendo profesionalmente. Es extraño que dos figuras como Paul Krugman o Joseph Stiglitz, premios Nobel, fervientes liberales y defensores de Clinton, no se encuentren dentro de la nómina asesora de la candidata demócrata.

Lo que es un hecho es que el marketing político también se basa en precepciones. En construir y destruir reputaciones. Después de haber vivido en ese país sabemos que en Estados Unidos casi todo es antagónico. Buenos contra malos, capitalistas contra socialistas, Estados Unidos y OTAN contra Rusia. Clinton contra Trump. Pero la realidad es distinta. Y hay que contar con el criterio para saber discernirla. 

Aún faltan otros debates y los votantes norteamericanos tienen a dos candidatos que no los convencen. Por un lado, la representante de una de las dos familias que conjuntamente llevan 20 años en la Casa Blanca y toda la vida en el poder. Por otro lado, un millonario racista y perverso. Una persona cuyas ideas nacionalistas en realidad, traerían un contrapeso al liderazgo geopolítico y económico que ejerce Estados Unidos en el mundo. Si como Trump menciona, Estados Unidos deja de regalar dinero al mundo a través de la política monetaria, el dólar no será más como lo conocemos hoy. ¿A quién le conviene esta debacle?

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