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Qué tienen que hacer las empresas ante la desaceleración económica
Jue, 24/07/2014 - 16:46

Leonardo García-Polo

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Leonardo García-Polo

Leonardo García-Polo es country manager de Falcon en el Perú. tiene a su cargo las operaciones de Perú y Ecuador. Ha ejecutado y dirigido proyectos en las industrias de retail, salud, forestal, telecomunicaciones y utilities. Se integró a Falcon en 2005. Antes de ser miembro de Falcon, trabajó como jefe de Planeamiento Financiero y Presupuestos en la EPS Novasalud. Completó su MBA en la Universidad Adolfo Ibáñez y estudió la carrera de Administración y Finanzas en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

Si bien el Perú ha venido creciendo continuamente durante los últimos 20 años a una tasa promedio de 5,3% (a excepción de 1998, año en que no creció), estas excelentes cifras económicas no siempre son señal de crecimiento y bonanza para  las empresas.

Motivados en las excelentes expectativas macroeconómicas y los buenos augurios, hay muchas empresas que crecen de forma inorgánica y desordenada. Si bien en los momentos de crecimiento este desorden no necesariamente representa un problema, este se hace más visible en los momentos en que la economía se desacelera.

Para una compañía en una industria competitiva es muy caro desaprovechar la expansión económica, ya que puede verse afectada drásticamente su participación de mercado; para evitar esto, se justifica en muchos casos el sacrificar márgenes y crecer con algo de desorden.

Un error importante que suelen hacer muchas empresas durante los períodos de “vacas gordas” es enfocarse en el crecimiento de los ingresos, dejando de lado un ordenado crecimiento de los gastos, de sus estructuras operativas y administrativas. Si bien una compañía siempre debería estar ligera en su estructura de costos, a veces las expansiones agresivas y continuas hacen desviarse de ese foco.

Estos son algunos de los indicadores más comunes de desorden en términos de gestión en tiempos de bonanza económica:

*Agresividad competitiva mediante tácticas de corto plazo vía promociones y descuentos de precio  para capturar la mayor disposición a gastar.

*Mayor flexibilidad de la planificación de producción, con el objetivo a poder reaccionar ante la demanda (incremento del capital de trabajo).

*Ejercicios presupuestales más laxos y menor control y seguimiento del cumplimiento presupuestal.

*Menor acidez ante los proyectos de inversión.

*Incrementar los gastos comerciales como en tamaño de fuerza de venta, esquemas de incentivo más agresivos, menor control ante los gastos generales del área.

*Incrementos porcentualmente excesivos, los gastos de marketing y publicidad

*Incremento de los back office administrativos, de cara a buscar una reacción más rápida ante la gestión comercial.

La reducción drástica del Ebitda en un escenario de incremento de ventas, no se da únicamente porque la estructura de costos se haga más grande, sino también porque en un momento de crecimiento económico, la voracidad comercial obliga a ejecutar estrategias de pricing agresivas.

Para contrarrestar esta situación los directivos de las compañías pueden ejecutar dos tipos de estrategias:

*Estrategias de mediano plazo: enfocadas a una revisión detallada de los procesos de la compañía, entendimiento de las necesidades reales de operación y finalmente la construcción de soluciones de abastecimiento de recursos eficiente.  

*Estrategias de corto plazo: enfocadas principalmente a poder sacar la cabeza debajo del agua y se centra en reorganizaciones organizacionales y políticas de austeridad y control de gasto.

Las acciones más recomendables son las de mediano plazo, ya que generan cambios y mejoras que perduran en el tiempo e incrementan la competitividad de una empresa. Ante el escenario de desaceleración que muchos analistas pronostican (El FMI redujo la proyección de crecimiento del Perú de 6,3% a 5,5% para este año), muchas empresas están actuando proactivamente de manera de optimizar sus recursos y reducir sus costos, lo que les va a permitir en caso de una desaceleración mayor capacidad de reacción. Las empresas que no son proactivas en este ámbito, se ven limitadas solamente a ejecutar estrategias de corto plazo.

En el mundo empresarial los resultados de una gestión no se miden en horizontes tan largos, sino anuales, trimestrales o inclusive mensuales. En este sentido es muy importante asumir el reto del crecimiento con una mirada integral y con cautela, buscando crecer orgánica y ordenadamente para no vernos en apuros ante enfriamientos económicos puntuales, como lo estamos viviendo hoy en día.

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